Para mis bebes de mi canal, le tengo una sorpresa y una pregunta muy importante asi que atentos....
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Alexander
— ¿Entonces qué más tengo que hacer para que me diga donde está?
El hombre que está encadenado a la silla respira con dificultad, su pecho baja y sube y duele hasta verlo, escupe sangre cada dos por tres y no tiene un solo diente en la boca. Dejo las pinzas ensangrentadas al lado de la caja, llenas de sus dientes. Voy a hacer un collar y se lo mandaré a su madre. Tomo una toalla y me limpio la sangre de mis manos.
—Vamos, Vincent, sé que sabes dónde está.
— Te dije que no — escupe sangre ensuciando mis zapatos — que no sé.
Lo miro, detallando su rostro magullado y con sangre. Coloco una silla y tomo asiento delante de él. No le creo a Vincent, sé que es uno de los hombres de confianza de Braulio y estoy más que seguro que él sabe dónde está Lexa.
Debajo de la mesa saco una pequeña guillotina que es para dedos, está oxidada y llena de sangre seca de personas; ya lo había utilizado anteriormente, y desde hace mucho la tengo. Con ayuda de mis hombres le toman la mano y le introducen el dedo índice en el hoyo de la guillotina.
— Para que veas que soy piadoso — me burlo — tienes diez oportunidades para decirme dónde está — sus ojos miran con terror el aparato — y si me lo dices puede ser que no te saque los ojos.
— Maldita sea, te dije que no sé donde está tu zorra.
Presiono la cuchilla del aparato cortando el primer dedo. La sangre no dura en salir y sus gritos desgarradores comienzan a escucharse en el lugar. Vuelvo y levanto la cuchilla, y mis hombres entran en el pulgar del hombre.
— Te quedan nueve — acomodo la cuchilla—, ¿dónde está Lexa?
— Te dije que no sé.
Bajo la cuchilla repitiendo la misma acción. Sus gritos vuelven a estar presentes. Tengo la ropa llena de sangre y me agrada. Si quiere por mí podría darme la respuesta en el dedo número diez.
— Quedan ocho ¿don..?
— Está bien, está bien — súplica y en su cara se ve el sufrimiento — ¿si te digo saldré ileso?
Quito la mano de la guillotina, para que sepa qué es un sí.
— Bien — respira — Braulio la tenía en la bodega donde guardaban la droga que venía de Europa.
— ¿Tenía?
— Si la va a mover —admite mientras mira su mano izquierda que ahora solo tiene tres dedos — nos dijo que tú lo descubriría rápido, que no se quedaría mucho tiempo ahí, pero me secuestraste y nunca supe a donde la movería.
Eso tiene sentido. Lo miro unos segundos verificando si en su rostro hay algo de mentira o engaño, pero parece que no, algo me dice que es la verdad, parece que después de toda la tortura ha decidido hablar la verdad
— Bien — asiento.
— ¿Entonces me dejarás ir? —En sus ojos hay un brillo de esperanza, que me daré el honor de quitárselo.
— No — saco mi arma — pero acabaré con tu sufrimiento.
Le doy un disparo entre ceja y ceja, abriendo un hoyo en su frente y dejando su cuerpo sin vida.
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INDELEBLE
Teen FictionLexa Herman, tan solo con 24 años, tiene una carrera impecable en el FBI, lo que causó que en poco tiempo la ascendieran al último escalón de la fuerza policial, "Las Fuerzas Armadas" Muy emocionada por subir de nivel, se enfrenta a resolver casos...