Capítulo 38 - Soluciones

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Lexa Herman

Escucha el quejido del hombre debajo de mí gruñendo como un animal golpeado y eso no he hecho ningún movimiento brusco, solo un poco para acomodarme y está quejándose como se le hubiera golpeado con alambres de púa.

— ¿Seguro que lo puedes manejarlo? — pregunto mirando su cara de dolor.

Deja salir un resoplido, porque sé que no lo puede manejar, le está doliendo, creo que hasta yo estoy sintiendo su dolor y eso que solamente estoy sobre él besándolo, no quiero imaginarme si yo comienzo a moverme sobre él.

— Esto es tu culpa —murmura derrotado.

— Probablemente — me encojo de hombros y viendo el enorme bulto que se le formó debajo de mí — como es mi culpable debería resolverlos, ¿cierto?

— Sí — asiente como si fuera un niño pequeño — debes resolverlo — pasa la lengua por sus labios.

Él está comprendiendo mi tono, claro que lo hace, lo veo en cómo me mira y asiente con los labios entreabiertos y con los ojos llenos de lujuria. La boca se me está haciendo agua.

Vuelvo a besar sus labios con hambre y mando al caño toda la moral, la ética y todo lo que me dijeron en la academia.

Quiero disfrutar, realmente no sé si esto es algo que vaya a durar mucho, y quiero aprender a disfrutar el momento, olvidándome de los demás. Elegirme y que no me importe lo que digan las personas, disfrutar sin culpa por una vez en mi vida.

Bajo los besos a su cuello, mordiendo la piel de este y dejándome llevar del sonido de sus gemidos, que me hacen mojarme más de la cuenta.

Sigo bajando por su abdomen hasta su pelvis, donde voy dejando besos húmedos por cada parte de su piel sensible. Hasta que me instalo a nivel de su polla que se le amontona en el pantalón gritando para que la dejen salir.

— Voy a ayudarte con esto de aquí — lo acaricio sobre la tela y deja salir un sonido gutural mojándome completamente — espero que me perdones por haberte disparado.

Digo con voz inocente, me encanta cómo me mira.

Tomo el borde de su pantalón bajando, él se levanta un poco para ayudarme a que se lo baje en conjunto con su bóxer, su polla sale recta, grande y palpitante, con la punta húmeda con una gota de pre seminal.

Levantó la mirada, dando con sus ojos que se encuentra de un verde musgo, mirando pacientemente cada acción que hago, esperando a ver qué es lo que hago, lo hace, lo espera ansiosamente cada movimiento que hago.

— ¿Seguro que todo está bien? — me aseguro viendo el inicio de su venda que ahora sí se deja ver, ya que tiene el pantalón bajo.

Está perfectamente puesta y limpia, cosa que me deja dicho que se la puso alguien que sí sabía de tal cosa, pero aunque se vea en buen estado, sé que fue reciente y que le debe doler mucho.

—Tú solo sigue — gruñe excitado.

Me río.

Paso la lengua desde el tronco a la punta, humedeciéndolo completamente, pero no me quedé ahí, sino que pongo la mano alrededor de su polla y la aprieto un poco, suelta un gruñido y me río.

Subo nuevamente a su rostro y me dejo caer al lado de él, tengo la necesidad de sentirlo y verlo. Se gira un poco quedando frente a mí tan cerca uno de otro que podemos sentir el aliento de cada uno, la habitación cada vez se siente más caliente, tanto que arde.

Sin soltar su polla, comienzo a acariciarlos lentamente de arriba hacia abajo, mientras los escucho jadear en mi boca y me lo trago, cada gemido y cada breve jadeo que hace.

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