CAPÍTULO 17

1.2K 87 3
                                    

Los días previos al encuentro con Enzo pasaron velozmente, tanto que parecía que se aceleraba el mundo para ponerme lo antes posible en esa situación incómoda.

A decir verdad, tengo sentimientos mezclados, hay algo que todavía no encuentro entender. Yo no soy así tan lanzada, nunca fui así con nadie y analizo las razones por las cuales actué de esa forma. Tenía dos posibilidades.
1) Porque es famoso y podría haber sido la última vez que lo iba a ver y el vino me impulsó.
2) Realmente despertó algo en mí.

Creo que es un viaje que de todas formas tendré que recorrer para determinar cuál de las dos opciones es la correcta.

El sol pega en la ventana de mi habitación, causando que me despierte un poco irritable. Hoy tendría que enfrentar la idea de pasar un día con Enzo. Por más que suspiro por él, la noción de saber que en un par de horas debería verlo a la cara y pasar tiempo juntos sin morirme de la pena me estaba atormentando.

Me alisto un poco más natural, era un día de playa y el sol estaba muy fuerte. No me quería maquillar, necesitaba pasar lo más desapercibida posible.

Cuando estoy preparando mi equipo de trabajo, recibo un mensaje de Enzo que decía: "Te paso a buscar en un rato y de ahí vamos". No habíamos arreglado eso, pero accedí solo porque odio manejar.

"Y me pasas tu número? Así hablamos más directo". Agregó Enzo.

"Dale" le respondí sin rodeos.

30 minutos más tarde me llega el mensaje de "ya estoy afuera Luz". Hoy no estaba mi confidente, Soledad, esta vez no tenía a quien pedirle ayuda. Sin embargo, no había vuelta atrás, tenía que darle la cara a Enzo...

—Hola, ¿me ayudas acá?— le pregunto llevando mis ojos a mi equipo para evitarle la mirada. Él asiente y agarra las cosas, provocando que nuestras manos se rocen por un momento. Lo que me genera un choque de electricidad que recorre todo mi cuerpo. —Es muy temprano— pienso, en cuanto lo veo de espaldas, con una musculosa blanca pegada al cuerpo.

Ya en el auto, aprovechando el silencio, voy chateando con mi hermana, que estaba trabajando.

—¿Cómo dormiste?— consulta Enzo, haciendo que me despegue automáticamente del celular.

—¿Más o menos y vos?—le contesto por lo bajo. Entrándonos en una conversación forzada, un tanto penosa.

En esta ocasión, los minutos pasaban lentos, haciendo del viaje más incómodo.
Esta vez tenía en claro que estaba ahí con él solo de manera laboral.

Cuando por fin llegamos a una zona de la playa casi despoblada, nos ubicamos apresurados, como si ambos deseáramos que el tiempo pase de inmediato.

El ambiente estaba muy silencioso, solo se escuchaba el ruido de las olas y los pájaros que rodeaban el lugar.

Como nuestra conversación era casi escasa, algo en mí me dijo que podría mostrarme más segura y romper con eso, para, de esa manera, dicho ambiente se torne más simpático.

Seguido, dimos comienzo a una conversación un poco más natural, donde hablamos de varias cosas mientras el posaba. Entre eso, Enzo me revela su edad: "y como yo tengo 30 años viste..."
El asombro se dibujó en mi cara, ya que jamás había investigado sobre su edad.

—¿Te sorprendiste?—me dice con una leve sonrisa.

—Sí, reee. Pareces de menos— le digo, intentando borrar una sonrisa que me delata.

Luego de unas fotos, a pedido de Enzo, nos tomamos un descanso. La situación ameritaba conversar, así que en un intento de romper el hielo, pronuncio:
—Para tu suerte, esta vez no hay vino.—Soltando una carcajada limpia.

Harto de reírse, acota.
—que graciosa sos, chiquita.

Ese "chiquita" me había puesto todos los pelos de punta, tanto que después de pasar dos horas con él, recién me animo a mirarlo por primera vez a los ojos. Él me devuelve una mirada conquistadora, contemplándome de arriba a abajo.
Puedo notar la complicidad en sus ojos marrones.

Posados sobre la arena caliente, permanecimos mirándonos fijamente durante unos segundos, tal vez fueron minutos, no lo sé.

Sintiendo un sinfín de emociones, su cuerpo se inclina ligeramente hasta el mío, con intensiones de romper esa distancia invisible que nos separaba.

Por mi parte, mi cuerpo se queda quieto, esperando que esta vez sea él el que rompa dicha distancia.

Nuestros labios quedan enfrentados un microsegundo y mientras sus manos cubrían mis brazos de caricias me dice:
"el vino no es necesario" para seguido estamparme un incontenible beso, que provoca en mí lo inexplicable, algo que jamás había sentido, era como si cada parte de mí se desvanecía entre sus brazos, mi corazón bombeaba pasión y algo más fuerte. 

Casi fundiéndonos en la pasión que nuestros cuerpos rogaban, empujando mis dos manos en su pecho, genero una separación que lo deja desconcertado.

—¿Qué? ¿Qué pasa?— manifiesta, con la voz entrecortada.

Las ganas de confesarle mi confusión sobre la especie de amor que estoy sintiendo se adueña de mí. A su vez, una voz interna me cuestiona en sí era necesario revelarle algo que ni siquiera sabía con seguridad...

¿Puede alguien enamorarse tan rápido?

Capitulón larguito.
Esto se está poniendo bueno che 😼
Voten para más capítulos<3

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora