CAPÍTULO 22

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Las primeras semanas, casi mes de mi vuelta a la Argentina, no tuve ningún contacto con mis amigos, creo que ni sabían que ya había vuelto.

Fueron semanas ocupadas llenas de trabajo por suerte, por eso no tuve tiempo en pensar o ponerme mal por eso, a pesar de todo los extrañaba, estaba acostumbrada a pasar mínimo una vez por semana con ellos. Las ganas de contarles mi viaje a Uruguay y todo lo que paso ahí también me impulsaban a querer hablarles, al menos a Tomi.

Cuando por fin me animé, me comuniqué con Tomás y me enteré de que el grupo se había roto. Resulta que Juana que salía con él y Lisandro que tenía novia, estaban saliendo. Tomi, al enterarse cortó todo vínculo con ellos, por su parte Luján también se alejó y prefiero seguirse juntando con Tomás.

Por lo tanto, ahora el grupo estaba completamente dividido y yo ni siquiera me enteré. Respecto a mí, Tomás me dio la excusa más barata que escuche en mi vida por la cual no me había hablado durante tantas semanas. Aunque me pidió disculpas, por mas que intenté volver a confiar en él, ya no fue igual y nos volvimos a alejar, no completamente porque alguna que otra vez hablamos.

De vez en cuando pensaba en Enzo, al principio más seguido y con el tiempo fue disminuyendo. Nunca más volvimos a hablar, teníamos nuestros números y nos seguíamos en Instagram, pero ni siquiera veía mis historias así que yo también dejé de ver las suyas. Lo último que supe de él es que estaba trabajando en una nueva película en España, por lo tanto, estaba viviendo ahí.

Pasaron los meses y con mi trabajo todo me  estaba yendo más qué bien, pero nuevamente esa sensación de soledad me abrazaba, provocándome tristeza. Ahora no solamente era que no tenía pareja, sino que tampoco tenía amigos de verdad.

En esa soledad apareció Mateo, un nuevo compañero de trabajo, él tenía 22 años y tal vez fue por la cercanía de nuestras edades que nos llevamos muy bien, me recordaba un poco a Tomás.

Comenzamos a pasar mucho tiempo juntos, él hacía del ambiente de trabajo mucho más lindo, la pasaba muy bien, nos reíamos muchísimo.

Formé un nuevo grupo de amigos con algunos de mis compañeros, poco a poco esa soledad fue desapareciendo.

Mateo es un muy buen chico que me dió la confianza y me entendió desde el primer momento en cuando nos dimos cuenta de que nos gustabamos.

Como al principio lo nuestro había empezado como una amistad, él era uno de los pocos que sabía lo de Enzo y yo. No es algo que divulgaba por todas partes, pero dentro de un círculo de confianza yo lo contaba como una anécdota.

Volver a abrirme al amor después de Pablo, mi ex, no fue tan simple; tuve que replantearme una y otra vez si este chico era alguien confiable y sí realmente me quería. Lo corroboré y hoy cumplimos 4 meses juntos.

Para festejarlo decidimos salir a bailar con nuestro grupo de amigos a la Bresh. Queríamos festejarlo a lo grande y pasar una muy buena noche.

Agotada de tanto bailar, voy con las chicas al baño, como salgo primero las espero un momento en la puerta mientras escaneo todo el lugar. Veo varias caras conocidas, entre esas a unos 15 pasos de mí al mismísimo Enzo Vogrincic.

Se sabe que la Bresh es una fiesta conocida justamente porque muchos famosos van, pero él era el que menos me imaginaba encontrar ahí...

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora