CAPÍTULO 41

825 55 5
                                    

Según Luz:

Siento un torbellino de emociones y pensamientos que me abrazan en esta soledad que me acompañó durante meses.

Una sumatoria de sorpresas tomaban control de mi vida. Recién llegada, me comunican de la empresa, que hay bajas de trabajo y por ese motivo algunos habían renunciado.

Regresando a Enzo, sabía que había algo más detrás de su aparición repentina en el aeropuerto, pero, sin embargo, tal vez sus palabras podría mentir o no, pero sus ojos, sus ojos no mienten, por eso evitaba mirarlo, porque sabía que iba a caer al ver la verdad en ellos. Y así fue.

Al día siguiente, Enzo vino a mi departamento como habíamos arreglado.

Al principio de la conversación, ambos admitimos y aceptamos nuestros errores durante la relación, cosas que realmente habían pasado. Problemas, como tienen todas las parejas.

—Bien, ahora yo te quiero proponer una solución— dijo Enzo.

—Me gustaría que puedas confiar en mí, por lo tanto, cualquier cosa que necesites para lograrlo, contá con mi apoyo.— agregó.

Lo primero que se me vino a la cabeza al escucharlo, es la idea de retomar terapia. Pero sin exteriorizarlo todavía, dejé que él termine de hablar.

—También, si estás de acuerdo y me das el sí, por supuesto, creo tener la solución para lo que si fue un motivo de desconfianza para ambos. Porque, a mí tampoco me agrada la idea de estar incomunicados estando en distintos países.

—Te escucho— respondí, tratando de adivinar la solución que iba a proponer.

—Bueno, yo sé que tenés tu vida acá y tu trabajo, es solo una recomendación o propuesta, pero, solo vos decidís si aceptas o no. Yo creo que podríamos trabajar juntos. Es decir, que seas mi fotógrafa y yo ser tu modelo, o lo que necesites para las fotos.

—O sea que si hacemos eso, ¿se solucionaría el problema de la distancia? No entiendo— interrumpí.

—Exacto, porque de esa manera, vendrías conmigo a dónde sea, ya que sería tu trabajo.— explicó Enzo.

—Pero, ¿vas a ser mi jefe entonces?

—Algo así, y tú la mía— responde, mientras una media sonrisa se forma en su cara.

—¿Es en serio?— indago mientras me cruzo de brazos.

—Si, pero también se me pueden ocurrir algunas cosas más. ¿No te gustó la idea?

—Sí, es raro, pero sí, está bien supongo.

—Igual, podrías hablar con la empresa para que no la dejes completamente.

—No, con eso no hay problema porque, justamente hay bajas de trabajo y extrañamente, tu propuesta me viene genial.

—Entonces, ¿aceptas?— 

—Sí— respondí sin rodeos.

Creo que es una buena propuesta, ya que por más que trabajemos juntos, no significaría que tendríamos que estar las 24/7 juntos. Y eso me parece bien, porque no me gustaría generar dependencia emocional.

Enzo se levanta para romper la distancia entre nosotros con un abrazo, para seguido expresar:
—Quiero todo contigo, trabajo, familia. Es contigo o contigo Luz— sacando de su mochila los alfajores que tanto quería conseguir el otro día.

Sonriendo, agradezco por su gesto.

—Antes que nada, quiero confesarte algo. Ya te había visto antes en el aeropuerto, y te vi intentando conseguirlos— refiriéndose a los alfajores — así que por eso, llegué último al avión—

Algo en mí intuía que él había estado ahí.

—¿O sea que si no aceptaba, no me los ibas a dar? Pregunto entre risas. 

—No, de igual forma ya eran tuyos- responde sonriente.

La reconciliación era muy reciente, por lo cual traté de contenerme las ganas de besarlo aunque lo extrañaba tanto.

—¿Puedo?— dice mientras lleva su mirada a mi boca.

Asiento, mientras él, atento a mi respuesta, se acerca para pegar sus labios con los míos suavemente.

Podía sentir como una sensación de culpa recorría mi cuerpo por no haberle creído desde el primer momento, tal me habría ahorrado el sufrimiento, pero ya no había nada de que quejarme ahora. Estábamos juntos, otra vez...

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora