CAPÍTULO 23

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Me quedo perpleja, mirando fijamente, atravesando los flashes de las luces, tratando de confirmar si era Enzo. Efectivamente, sí era él.

—¿Qué te pasa luz, parece que viste a un fantasma?—dice una de mis compañeras al salir del baño, entre risas.

Disimulando, le digo que no pasó nada y trato de pasar lo más desapercibida posible entre la multitud para evitar que este me viera.

Volvemos a la ronda con los demás y yo intento fingir demencia, que no lo vi y que no estaba justo ahí.

Lo que me incomodaba era que Mateo sabía perfectamente lo que había pasado entre nosotros y, si Enzo se acerca en algún momento, él tal vez se ponga mal y no se merece pasar un mal momento. Yo estoy segura de lo que quiero y sé que lo de Enzo no fue nada, ya quedó en el pasado.

Tal como lo intuí, unos minutos más tarde, el grupo en el que estaba Enzo, pasa por al lado del nuestro.

En ese momento escucho
—¿Luz? ¿Cómo estás?, tanto tiempo.

Evadiendo mi incomodidad, me giro y pretendiendo sorprenderme, digo —Enzo, perfecta y vos?—

De verdad había pasado tiempo, tampoco mucho, aproximadamente unos cinco/seis meses. Él lucía igual, excepto su pelo, que estaba un poco más largo, supongo que será por dicha película que estaba rodando.

—Me alegro mucho, qué loco encontrarnos acá— pronuncia mientras me escanea a mí y a mis amigos.

Asiento con la cabeza y trago saliva antes de presentarle a mi grupo —Ellos son mis compañeros de trabajo y él es Mateo, mi novio—. Digo, mientras lo señalo.

Mirándolo es cuando puedo notar cómo se mantiene con tranquilidad y estrecha su mano amablemente con Enzo.

—Un gusto, Mateo, soy Enzo— pronuncia con cierta dificultad y mirada penetrante.

Fue confuso porque noté en la reacción de Enzo lo que esperaba notar en Mateo, ya que él se mantuvo con tranquilidad y no mostró ninguna molestia, pero Enzo, era como si le brotara la bronca por cada poro de la piel.

—El gusto es mío— respondió mi novio, con un tono de voz claro.

Con una mirada indiferente hacia el resto, Enzo vuelca sus ojos melancólicos en mí para despedirse
—Bueno Lu, fue bueno verte—. 

¿Lu? Él jamás me había dicho así, fue extraño escucharlo.

Con una sonrisa forzada lo despido indiferente —nos vemos—.

La noche siguió normal, Mateo la estaba pasando bien y no pronunció ni una sola palabra sobre Enzo hasta que volvimos a mi casa.

—"Lu, fue bueno verte"— dice con un tono burlón imitando a Enzo.

—¡Ay Mate!, ¿no me digas que te molestó eso? 

—No, amor, para nada, pero me causó gracia, como te dijo, con toda la confianza. Es obvio que lo hizo para marcar territorio, como si te conociera más que yo — dice tentado, mientras se agarra la cabeza.

—No creo, capaz que ni siquiera se acuerda bien de mi nombre y por eso me dijo así.— Respondí tratando de safar de la conversación.

Estoy muy agradecida de la relación que tengo hoy en día. Mateo es lo más sano que existe, jamás tendría miedo de él, pero sí tuve dudas en cómo le caería ver a Enzo cerca de mí.

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Gracias por el apoyo en cada capítulo 🤍
Voten así se que quieren ver más!

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora