CAPÍTULO 24

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Según Enzo:

Llegué a Buenos Aires hace dos semanas porque tenemos que grabar las últimas escenas de la película acá.

La noche de hoy es muy hermosa, por lo que mis amigos organizaron una salida a una fiesta.

Sinceramente, no soy de bailar, porque cuando bailo parezco un roble, no es mi fuerte, pero aprovechando que es mi último fin de semana acá, me preparé para ir.

Al llegar, me encontré con varios colegas del ambiente, actores.

En un momento, con mis amigos, quisimos movernos de lugar y es ahí cuando pasamos por al lado de un grupo más de gente, como los miles que había, pero sentía algo, algo llamó mi atención, un aroma...

¡Luz! Era Luz, la fotógrafa, la chica de 19 años que se me declaró hace meses y la que me dejó de hablar, era ella, la mismísima.

Anonadado, actúo por respeto. La saludé y la observé, estaba cambiada, su pelo castaño ahora estaba rubio y más largo, su cara seguía igual de agraciada, tal vez más, pero sus ojos cambiaron, no sentía que su mirada me atravesara el alma, algo estaba mal.

Ese muchacho a su lado, rubio, bajo y de veintitantos, todo lo contrario a mí. La cercanía entre ellos me provoca celos, algo olía raro.

—Ellos son mis compañeros de trabajo y él es Mateo, mi novio— dijo. Y ahí absolutamente todo me cerró.

Traté de disimular mi malestar todo lo que pude al saber eso, pero la situación internamente me sobrepasaba tanto que creo que igualmente se me notaba.

Él me clavó la mirada y no paró de verme ni un solo segundo de lo que duró la charla con su novia. Estoy seguro de que sabía algo más.

Al poco tiempo de despedirme de ella, tuve que abandonar la fiesta, tenía miedo de volver a encontrarla y confesarle que después de los meses en contacto cero no había parado de pensarla ni un solo día, por más que el rodaje de mi nueva película me ayudó, era imposible no recordarla en cada parte...

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora