CAPÍTULO 8

1.5K 86 7
                                    

Llegó el día y me despierto insoportable, con malhumor. El día está horrible también y dormí muy mal. En una hora tengo que estar en el aeropuerto.
Me preparo muy rápido porque sino puedo perder el vuelo.

Mientras voy en el taxi, observo la ciudad y percibo que de un lado de Buenos Aires llueve y del otro, un arcoiris se asoma. Justamente estoy yendo hacia ese lado, –¿Significará algo?– pienso, pero no le doy importancia, el dolor de cabeza me estaba matando.

Al llegar al aeropuerto era como si el avión me estaba esperando para despegar, así que subo rápidamente.

Todos los lugares ya estaban llenos, pero justo el asiento a mí lado estaba desocupado –Que gracioso, hasta acá estoy sola– susurro entre risas.
Me acomodo y ni bien el avión despega, cierro mis ojos para poder dormir un poquito, el vuelo es rápido igualmente.

En un momento me despierto por la voz de una azafata y mientras aclaro la vista veo a alguien que me resulta conocido volviendo del baño, con capucha y pelo en la cara; así que me cuesta reconocerlo al instante. Vuelvo a aclarar mis ojos y logro observar que aquel hombre desconocido hace lo mismo que yo mientras camina hacía mi, y cuando aclaro mí voz para preguntarle quién era al mismo tiempo decimos –Hola–
Seguido al saludo, mientras se corre el pelo de la cara me dice: –¿Nos conocemos?–

Al ver su cara completamente despejada me quedo muda y se seca mí garganta. Mis ojos se abren exageradamente y empiezo a sentir un cosquilleo que recorre desde las puntas de mis pies hasta el último pelo de mí cabeza.

–Enzo– digo por lo bajo, con la voz ronca.

–Sí– me responde con una leve sonrisa en la cara.

Creo estar soñando por unos segundos hasta que trago saliva para poder hablar.
–Yo te conozco, sí– digo tartamudeando –Pero vos no a mí–

–No– exclama confundido.
–Yo también creo conocerte, te veo cara conocida, ¿De dónde nos conocemos?–

El piloto interrumpe mí respuesta para decir que pronto íbamos a aterrizar y todos teníamos que permanecer sentados.

–Uy, ¿Hay alguien ahí?– me pregunta, señalando el lugar a mí lado.

–No, no– le respondo con la voz temblorosa.

–Para sentarme digo, porque mí asiento está un poco lejos– me explica el pelinegro mientras se acerca más.

–Si, si, no hay problema– le respondo mientras aclaro mí garganta.

–Gracias, entonces ¿De dónde nos conocemos?– vuelve a preguntarme mientras se acomoda y se baja la capucha.

Trago saliva para responderle
–De la premier de hace unos días, en Buenos Aires, soy fotógrafa–

–Aaah– exclama asombrado
–Si, recuerdo haberte visto a la salida, que loco encontrarnos acá–

¡¿QUÉ?! ¿¿SÍ ME HABÍA MIRADO?? ¿¿CÓMO QUE ME RECORDABA??

intento disimular mí emoción para poder contestarle.
–Eso tengo que decir yo, que loco encontrarte a vos– digo con una sonrisa que le permite ver todos mis dientes.

El acompaña mi sonrisa para decirme –¿Tenés a mano algunas fotos del evento?–

–Sí– le digo sin pensar, ya no podía controlar mucho más mí emoción. –Llevo mí cámara a todos lados–

–¿Puedo verlas?–

No termino de escuchar la pregunta y ya saco la cámara.
–Obvio– le digo mientras me acerco un poco para mostrarle las fotos.

Enzo se queda medio boquiabierto, –Son muy buenas– dice, llevando una mirada de admiración hacia a mí.

–Muchas gracias y déjame decirte que vi la película y la verdad, felicidades por el éxito, más que merecido– digo mientras sonrio pero le evito la mirada.

–Muchisimas gracias– dice mientras se vuelve a poner la capucha
–Tus fotos de díez. Tendríamos que hacer algo, si te parece–

Por dentro estaba gritando, llorando y festejando a la vez. Lo que acabo de escuchar ¡¿Es real?!
–Si, por Dios, claro– le respondo mientras mi cara se acalambraba de tanto sonreír.

–Yo voy de paso a Uruguay, mañana tengo un vuelo para España. ¿Vos vivís acá?–

–No, actualmente vivo en Argentina, vengo de visita unos días– le respondo sorprendida al ver el interés en saber de mí.

–Bueno, entonces en algún momento podemos coordinar, ya sea en Argentina o en Uruguay– dice, mientras se levanta del asiento.

–Me parece perfecto– le respondo totalmente embobada.

–Perfecto, un gusto conocerte...– dice mientras frunce el ceño
–¿Tú nombre es?

–Luz– le respondo casi babeando.
–Es un gusto conocerte también Enzo–

–Luz, Luz– dice tratando de memorizar. –Contactame por instagram Luz–

–Buenisimo, sí– le respondo con mí último aliento mientras lo veo alejarse.

¡¿QUÉ ACABA DE PASAR?!

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora