CAPÍTULO 10

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Ya en mi casa, aproveché para ponerme al día con mi familia y aunque con mis padres somos bastantes fríos y poco comunicativos, necesitaba un consejo sobre esta nueva situación que se presentaba en mi vida, así que elegí a mi hermana mayor como confidente.

—¿QUÉ? ¿ME ESTÁS JODIENDO?— grita Soledad, al escuchar todo el drama que me estaba rondando estos últimos días.

—Shhh, es verdad, todo es verdad, pero cállate por favor, te lo estoy contando solo a vos para que me ayudes un poco–

—Pero vos, ¿sos boluda Luz Isabella?— exclama en forma de reto al decir mi nombre completo.
—¿Cómo que no sabes qué hacer?— El tipo este se está haciendo famoso y está claro que atractiva le pareciste, por eso las miraditas y todo lo que me contaste. Escríbile, ¿Qué estás esperando? ¿Qué es lo que te detiene? Y no me digas que es por el hijo de puta de tu ex.

—No, nada que ver Sole, no es por él, es porque no sé si da–

—Haceme caso y no duermas, escríbile lo antes posible–

—Está bien, mañana temprano le escribo— le respondo convencida.
—Hablando de Pablo, ¿saben algo de él ustedes?–

—No soporto ni escuchar su nombre después de todo lo que te hizo y no, por suerte nunca más lo vimos, se mudó al parecer.–

—¿Qué? ¿En serio?— pregunto aliviada, al menos sé que no me lo voy a cruzar.

—Sí, eso parece...–

La noche me devolvió a mi niñez, horas y horas hablando de todo con mi hermana hasta quedarnos dormidas.

A la mañana siguiente, me despierto con un ánimo agradable y con entusiasmo ahora que sé que mi exnovio ya no vive acá.

—Buen día, hermanita, ¿ya le escribiste?— dice Sole mientras apenas puede abrir los ojos.

—Solee, buenos días— le respondo entre risas.
—Pará un poco, recién me despierto–

—No esperes más, no seas tonta, ya te dije–

Influenciada por Sole, esa misma mañana le escribí:
—Hola Enzo, soy Luz, la fotógrafa de la premier que te encontraste en el avión. ¿Cómo estás?—

Me despegué del celular y pasé momentos maravillosos con mi familia. Se supone que solo me quedaría 4 días, pero la estoy pasando mejor de lo esperado y tras las insistencias de mi hermana decido quedarme unos días más.

Ya pasaron tres días de que le escribí a Enzo y todavía no recibo respuestas.
—Al final creo que no tendría que haberte hecho caso— le reclamo a mi hermana.

—Luz, a ver, pensá en que debe tener millones de mensajes por día, ya te va a contestar, además en todo caso fue él mismo el que te dijo que le escribieras–

—Ya sé, puede ser— le respondí retomando un poco la esperanza.

Horas más tarde oscureció y la noche estaba hermosa. Todos dormían, menos yo. Eran las 3 am, así que decidí salir a caminar.

En la caminata nocturna, repasé todo lo vivido los últimos días; las últimas semanas, las dudas de —¿Hacía dónde iba mi vida ahora?— me invadieron por completo, pero a la vez una tranquilidad se apoderaba de mi ser. En ese preciso momento no me pesaba nada, era todo lo que necesitaba sentir, despejarme para finalmente poder sentirme mejor.
El proceso de recuperación de una relación tóxica no es fácil y no es lineal, es un duelo cargado de culpa por haber soportado tantas cosas y por haber creído merecerlas...

Después de una larga charla conmigo misma, vuelvo a mi casa, el sueño ya se estaba asomando.

Me acuesto en mi cama y ni bien intento cerrar los ojos, el ruido de una notificación me despabila. Agarro mi celular para corroborar que el sonido venga de ahí y mi sueño desaparece instantáneamente al ver en mi pantalla:

vogrincicenzo

—Buen día Luz, discúlpame por la tardanza y por el horario en el que te escribo.–
— Sigo en España y sé que allá es muy tarde, pero recién encuentro tu mensaje.–
—Mañana vuelo a Uruguay, vos seguís ahí?–

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora