CAPÍTULO 43

876 63 5
                                    

Según Luz:

No sabría cómo expresar todo lo que siento. Volver con Enzo fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado en toda mi vida. 

Ahora, viéndolo con madurez, no me arrepiento de lo que pasó meses atrás, por más que fue doloroso, nos sirvió de aprendizaje y gracias a eso, nuestra relación se reconstruyó, y es hermosa, tal como lo soñé.

Es loco pensar en como era mi vida antes de conocerlo y en como justamente, la vida misma me llevó hacia él, o tal vez lo llevo a él hacia mí, la verdad, eso no lo sé muy bien.

Estos días fueron de mucha nostalgia, mis pensamientos son puros recuerdos. Recuerdo a mis antiguos amigos, en especial a Tomás, hace muchísimo no hablo con él, tal vez debería hacerlo.

Recuerdo el conflicto que terminó separando todo ese grupo. 
 
Recuerdo mi dolor y sensación de vacío en esos tiempos, realmente estaba muy sola.

Pero cuando menos me lo esperé, la vida me sorprendió, llevándome a extremos y saliendo de mi zona de confort que jamás creí capaz 

Estoy orgullosa de mí, gracias a la terapia ahora lo puedo ver.

Puedo ver y reconocer que merezco todo lo bueno que me está pasando, aunque a veces todo sea confuso y mis emociones cambien repentinamente estas últimas semanas.

Lo cual pensándolo bien es extraño, porque se supone que este mes me tendría que haber bajado, lo cual todavía no pasó.  

Según Enzo:

Recibo una llamada de Luz a la madrugada, la cual me preocupa, se supone que debería estar dormida.

—Luz, ¿estás bien?

—No me siento bien, ¿podés venir por favor?

Lo más rápido que pueden mis brazos, me cambio y agarro las llaves del auto para dirigirme al departamento de Luz.

Maldigo el que no estemos viviendo juntos, aunque fue un acuerdo con Luz, me gustaría volver a vivir con ella.

Son unos 25 minutos de distancia, pero acelero tan fuerte que en 15 ya estaba fuera de su puerta.

—Amor, ¿qué pasó?— dije, tratando de averiguar cuál era su malestar.

—Me siento muy mal, de verdad.— dice con dificultad para seguido correr hasta su baño.

Voy tras de ella con preocupación —pero ¿qué pasa? Abrí la puerta— insisto.

—No, no quiero me da vergüenza— responde con un tono alto.

—Amor, soy yo, por favor déjame pasar— repetí mientras intento forzar la puerta, la cual finalmente se abre.

Estaba extremadamente pálida, hace unos segundos no estaba así. Me siento confundido y preocupado.

—¿Estás vomitando?— pregunté, lo cual era obvio después de mirar el inodoro.

—Sí, y así estoy desde hace un par de horas. Y no es solo eso.— dijo, mientras dejó que un silencio tomara lugar en todo el ambiente.

Mi piel se erizó al escucharla y una enorme sonrisa se formó en mi rostro. "No me ha venido hace un mes", dijo, con una expresión de susto.

—¿Estás embarazada?— pregunté, sonriendo. 

—No, no sé amor, pero me siento muy mal, no sé qué sea— expresó con preocupación.

—Okay, amor, perdón. Te ayudo a prepararte y vamos a una clínica.  

𝐂𝐎𝐍𝐓𝐈𝐆𝐎 | 𝔼ℕℤ𝕆 𝕍𝕆𝔾ℝ𝕀ℕℂ𝕀ℂDonde viven las historias. Descúbrelo ahora