♡|CAPITULO 30 - HACERCELO SABER|♡

84 9 0
                                    

—¿De verdad crees poder con el?

Una voz venía de la nada, de absolutamente nada ya que todo estaba oscuro.

—Ni siquiera sabes nada de su pasado, no sabes nada de el, no lo conoces, no sabes absolutamente nada.

—¡Cállate!

Norman estaba en el centro de la nada, solo podía estar ahí, viendo la oscuridad infinita que no lo llevaba a ningún lado.

—¡No eres nada más que un maldito cretino así que cállate!

Sus miedos aumentaban, era un lugar totalmente nuevo y desconocido para el, aún así sabía a la perfección algo.

—Solo en este lugar puedes atormentarme, pero no dejaré que lo hagas más.

Y es que Norman estaba soñando en ese momento.

—No sabes ni quién es, de que familia viene, si cuando lo encontraste el estaba huyendo, ¿Que te hace poder confiar en el?

—¿Que me hace confiar en tus palabras? No eres nada más que...

—Que alguien que quiere protegerte, alguien que te conoce, que sabe de ti y de tu vida, de tu pasado, de tus gustos de todo, ¿El cuando se ha interesado en algo tuyo? Te aseguro que ni siquiera sabe tu apellido.

—Mi apellido cambio hace poco... O al menos eso planeo aún, eso no es algo importante.

—¿Y como dices que te casarás con el si ni siquiera le cuentas eso? ¿Acaso no le tienes confianza?

—¡Al que no le tengo confianza es a ti, bastado! ¡Deja de joderme la existencia a mi y a mi pareja!

Norman estaba en su límite, por más que tomaba su cabeza y trataba de abrir sus ojos no podía.

—¡Déjame ser feliz con Ray! ¡Deja atrás el pasado!

Y es que la voz de su hermano no dejaba de atormentarlo.

—Trata de ser feliz con el, inténtalo, veamos cuánto tiempo puedes estar en esta farsa— Norman se estremeció al escucharlo e inmediatamente una luz blanca apareció frente a el —No te vas a deshacer de mi tan fácilmente y lo sabes.

La luz lleno el lugar e inmediatamente los ojos de Norman se abrieron dejando caer una lágrima mientras jadeaba regresando a la realidad.

—Mierda...

Mas que un grito fue solo como una palabra sacada al aire, casi inaudible, pero cargaba con el mayor sentimiento que Norman guardaba.

«Mientras no lo aleje de mi vida el seguirá jodiendome a mi... Y podría hacer lo mismo con Ray»

El miedo.

Agachó la mirada y vio a Ray quien dormía plácidamente encima de su brazo, recargado en su pecho. Su respiración era tranquila y regular. Por un momento cerro los ojos y recordó lo de la noche anterior.

—Debo encargarme de ese asunto si no quiero que algo le pase.

...{💮}...

La tarde había pasado, Norman había ido a trabajar desde temprano, solo había despertado a Ray para besar su frente, decirle que desayunara y que descansará su cuerpo, que se veían en la noche.

Ray estaba acostado en la cama, sentía como su cabeza daba vueltas cada vez que recordaba lo que había hecho con Norman la noche pasada. Un sonrojo y una especie de cosquilleo pasaba por su entrepierna que apretaba con su mano mientras reía.

—Ahora que lo pienso... No conozco mucho de el... Y aún así el...

Ray tapo su cara totalmente roja por la vergüenza con la sábana que se cubria, recordar la voz de Norman lo hacía estremecerse.

—En verdad lo quiero demasiado... Y debería hacercelo saber.

Ray suspiro un momento sacando del cajón del buró de al lado un teléfono celular el cual no tardó en prenderse y tener conexión a internet.

*¿Cómo declararse a alguien que te gusta?*

Ray suspiro y sonrió al repetirse esas palabras en la mente.

—Que te gusta... Si, Norman me gusta.

La sonrisa de Ray era de oreja a oreja y esa vez no temió en dejar salir sus feromonas llenando el cuarto por sentirse feliz.

Miro el teléfono por un rato y después de eso lo volvió a apagar, todo lo que necesitaba saber ya lo tenía, ahora solo debía hacer unas cuantas cosas más.

...{💮}...

Ya eran las siete de la noche cuando Ray volvía a casa, había salido de compras para comprar todo lo que necesitaba para esa noche.

—¿Ya llegaste a casa?

Traía entre su hombro y su oreja su teléfono con el que hablaba con Anna.

—Si, acabo de llegar, ahora solo haré la cena.

—No olvides las velas y recuerda que a Norman le gusta que le acaricien sus mejillas.

—Lo se. Muchas gracias, Anna.

—Te deseo suerte. Cuídense y disfruten de la noche.

El teléfono se corto, ahora Ray solo tenía aproximadamente cinco horas para poder realizar una cena de tres platillos con postre incluido.

Toda la información que había sacado hace unas horas le había sido de mucha ayuda y el hablar con Anna sobre lo sucedido también lo era.

Y así, después de varias horas, de haber tomado un baño y de haberse puesto sus mejores ropas Ray ya estaba listo en la cocina. La cena estaba terminada y tenía una excelente pinta a demás de que el sabor y el olor eran exquisitos, habían velas que adornaban el lugar para hacer el ambiente aún más romántico y lo mejor es que Ray se había tomado la libertad de comprar un pequeño regalo para Norman que era una sorpresa.

—Ya está todo listo— Ray sonreía mientras se asomaba por la ventana. Saco uno de sus cigarrillos pero después de unos segundos decidió guardarlo junto a su encendedor —Por hoy, que es un día especial no voy a fumar y terminarme toda la comida de mi plato.

Ray sonrió y se sentó un momento en el sofá, no sabía a qué hora llegaría Norman, usualmente su hora de llegada era entre las once y las doce treinta de la noche, sin embargo esa vez se estaba prolongando, tanto que ya estaba por ser las dos.

—¿El estará bien?

Ray estaba acostado en el sofá, todo seguía en su lugar, acomodado y en espera.

—Tal vez fue una estu...

Y antes de terminar la frase, el sonido de la puerta se escuchó y de ella entro Norman.

—Lamento llegar tarde.

EL TIEMPO A TU LADO - TPN • NORRAY •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora