Capítulo 19

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Mientras el ascensor ascendía, me encontré solo con mis pensamientos y el condón que el señor Hunt me había entregado, como un símbolo incómodo de la situación que acababa de vivir. Las puertas se abrieron en mi planta, y caminé hacia mi habitación con pasos pesados, sintiendo el peso del día sobre mis hombros.

Al abrir la puerta, noté el vacío en la habitación, Madison se había marchado. Una sensación de alivio recorrió mi cuerpo al darme cuenta de su ausencia. No me preocupé por su paradero, solo me dejé llevar por la calma que inundaba la estancia. Me despojé de la ropa y me dirigí directamente hacia la bañera.

El agua caliente acogió mi cuerpo fatigado mientras las burbujas de las sales de baño danzaban a mi alrededor, como pequeñas notas de música en una melodía relajante. Cerré los ojos y permití que la serenidad del momento me envolviera, deseando liberar las tensiones acumuladas durante el día en Alemania.

La tenue luz del cuarto de baño creaba sombras suaves y reconfortantes, mientras el aroma de las sales de baño llenaba el aire, brindándome una sensación de paz interior. A través de la ventana, la luz de la noche se filtraba tímidamente, recordándome que estaba lejos de casa.

Mis pensamientos vagaron hacia atrás en el tiempo, reflexionando sobre cómo había llegado a este punto en mi vida. Recordé el encuentro con Jordan en aquel lugar remoto, ahora tan distante en mi memoria, y me sentí agradecido por las oportunidades que me había brindado, a pesar de las complicaciones que también habían surgido.

Bendito lugar, pensé para mí mismo, reconociendo la tranquilidad que me ofrecía en medio de la agitación de mi vida.

Mientras el vapor llenaba el ambiente, me dejé llevar por la sensación de relajación. La tensión en mis músculos comenzó a ceder, y la paz momentánea se convirtió en un refugio ante las complicaciones de la vida cotidiana y los desafíos empresariales.

El agua caliente acariciaba mi piel, disipando el cansancio acumulado durante el día. Cerré los ojos y me sumergí en el silencio, permitiendo que el sonido suave del agua creara una melodía tranquilizadora.

Después de un tiempo que pareció tanto breve como eterno, salí de la bañera y envolví mi cuerpo en una suave toalla. Aunque las preocupaciones seguían latentes, sentí un atisbo de renovación, como si el agua hubiera lavado parte del peso que llevaba sobre mis hombros.

Vestido solo con la toalla, me dirigí hacia la cama, donde me tumbé, sintiendo la suavidad de las sábanas y dejando que el sueño se apoderara de mí. La noche se extendía, y a pesar de la tranquilidad momentánea, sabía que al día siguiente me esperaban más reuniones, negociaciones y desafíos.

Bendito lugar, repetí en mi mente, reconociendo que, a pesar de todo, aquel viaje había sido una experiencia irrepetible. Cerré los ojos, permitiéndome hundirme en el sueño y dejar que la noche en Alemania me envolviera en su misterio y serenidad, al menos por unas horas más.

La mañana en Alemania se reveló con una atmósfera cargada de energía y expectativas. Aunque la falta de sueño había dejado sus huellas en mi rostro, me esforzaba por mantener una actitud positiva. La promesa de noticias sobre nuestros planes futuros aguardaba en el horizonte.

Bajé al desayuno con la esperanza de que la comida pudiera revivir mi espíritu cansado. Al llegar, Jordan y el señor Hunt ya estaban enfrascados en una conversación animada. El señor Hunt, con su peculiar sentido del humor, estaba contando anécdotas que parecían sacar carcajadas a Jordan.

—¡Buenos días! —saludé, intentando inyectar entusiasmo en la escena.

Ambos me ofrecieron asiento, y el señor Hunt aprovechó para preguntar sobre mi descanso nocturno, con una salchicha en la boca que parecía haberse convertido en su acompañante matutino.

Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora