Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•

Capítulo 4

La noticia sobre el éxito de nuestra inversión se propagó rápidamente entre los miembros de la jet set. Jordan y yo decidimos continuar asistiendo a las reuniones y eventos del club, deseando aprovechar al máximo las oportunidades que se nos presentaban.

La fiesta de socios y empresarios organizada por Kevin Hunt se acercaba, y yo estaba ansioso por asistir. Preparé mi mejor traje, sintiéndome emocionado y nervioso al mismo tiempo. La idea de mezclarme con empresarios exitosos y personas influyentes despertaba mi ambición.

El viernes llegó, y me dirigí al lugar del evento. La mansión de Kevin Hunt estaba llena de lujo y opulencia. Me sentí un poco abrumado por la extravagancia del lugar, pero estaba decidido a dejar una impresión duradera.

Dentro de la magnífica mansión, la música suave y las conversaciones elegantes llenaban el aire con una atmósfera de refinamiento y opulencia. Las luces tenues arrojaban destellos dorados sobre los muebles lujosos y las obras de arte que adornaban las paredes, creando una escena de verdadero esplendor.

Me había puesto colonia como seis veces y me había peinado otras tres, mi cuerpo temblaba, iba a arrugar el maldito traje que tanto me había costado comprar. Intenté controlar mi respiración pero fue algo imposible de hacer.

En medio de este ambiente de sofisticación, mi atención se centraba en buscar a Kevin Hunt entre la multitud de invitados distinguidos que se congregaban en la sala. Finalmente, divisé su figura imponente en un rincón, rodeado por un grupo selecto de personas con quienes intercambiaba animadas conversaciones.

Mientras me acercaba a Kevin, absorto en la charla que manteníamos, fui interrumpido por el sonido de unos tacones elegantes resonando en la escalera. El ritmo rítmico y sofisticado de los pasos indicaba la llegada de alguien que sin duda dejaría una impresión duradera.

Al levantar la vista, me encontré con la visión deslumbrante de una mujer que descendía las escaleras con una gracia y elegancia indiscutibles. Mi sorpresa fue evidente, y Kevin, notando mi reacción, no pudo contener una risa contagiosa.

—¿Connor, has visto un fantasma o qué? —Kevin reía.

—No, no es un fantasma. Es solo que... bueno, estoy sorprendido —traté de mantener la compostura mientras asimilaba la situación.

—Ah, entiendo. Permíteme presentarte a mi esposa, Megan —Kevin seguía riéndose.

Megan, la esposa de Kevin Hunt, era una mujer deslumbrante con una belleza atemporal. Su melena larga y oscura caía en ondas suaves sobre sus hombros, enmarcando un rostro perfectamente esculpido. Poseía unos ojos verdes intensos que transmitían un misterio cautivador y unos labios naturalmente sensuales que añadían un toque de seducción a su expresión. Su estatura elegante y su figura esbelta la convertían en una presencia imponente, y su porte confiado sugería una mezcla única de gracia y fuerza.

Megan, con una sonrisa radiante, se acercó mientras Kevin la presentaba. Yo, intentando recuperar la compostura, extendí la mano para saludarla.

—Un placer conocerla, señora Hunt —dije, tratando de mantener una expresión serena a pesar de mi turbación interna.

—El placer es mío, Connor —respondió Megan con una voz suave pero llena de calidez, estrechando mi mano con delicadeza

Mientras hablábamos, no podía evitar dejarme llevar por la belleza y elegancia de Megan. Sin embargo, la sorpresa no acababa ahí. Justo cuando me recuperaba de mi asombro inicial, otra figura femenina bajó por la escalera con una gracia impecable.

—Y aquí está mi hija, Madison —decía Kevin orgulloso.

Madison, la hija de Kevin Hunt, era una joven que irradiaba juventud y elegancia. Su cabello largo y oscuro, enmarcado por suaves capas, caía en cascada sobre sus hombros con un brillo saludable. Sus ojos grandes y expresivos mostraban una mezcla de curiosidad y determinación. Madison tenía una sonrisa encantadora que iluminaba su rostro y destacaba sus labios naturalmente llenos. Su estilo impecable y su porte confiado sugerían que estaba acostumbrada a llamar la atención.