Me quedé solo en mi piso, la fotografía de Kevin Hunt con mis padres me atormentaba, me senté en el sofá, observando la imagen con un nudo en el estómago, la rabia y la traición bullían en mi interior, creando una tormenta de emociones que amenazaban con desbordarse.
Durante horas, quedé atrapado en un torbellino de pensamientos oscuros, miraba fijamente la foto, buscando respuestas, buscando justificación para el dolor que ahora inundaba mi vida. Me preguntaba cómo Kevin Hunt pudo haber estado tan cerca, compartiendo momentos con mi familia.
El tiempo pasaba lentamente, pero yo me negaba a apartar la vista de la imagen. En mi mente, se formaban todo tipo de escenarios vengativos. Planeaba confrontaciones, revelaciones impactantes y, sobre todo, la anhelada venganza contra aquel que había traicionado a mi padre y a mí.
El sol se puso, y las sombras llenaron mi apartamento, reflejando el oscuro abismo en el que me sumergía. Mis manos temblaban mientras sostenía la fotografía, y mi mandíbula se apretaba con fuerza, marcando la intensidad de mis emociones.
Finalmente, me levanté y comencé a deambular por mi piso. Buscaba respuestas en cada rincón, como si pudiera encontrar la verdad escondida detrás de las paredes. Cada objeto, cada recuerdo, ahora parecía tener un matiz diferente, una sombra de traición.
La idea de venganza me proporcionaba una chispa de alivio momentáneo, pero también sabía que no era la solución. La batalla interna entre el deseo de justicia y el conocimiento de que el odio no traería a mi padre de vuelta me atormentaba.
Me dejé caer en el sillón, exhausto física y emocionalmente. La fotografía reposaba en mi regazo, y entre susurros de furia y lágrimas silenciosas, me enfrentaba a la cruda realidad de un pasado quebrado y un futuro incierto.
El sonido constante de mi teléfono resonaba en la habitación, interrumpiendo el silencio sepulcral que se había apoderado de mi piso. Miré la pantalla iluminada con el nombre de Sofía parpadeando, pero decidí ignorar la llamada. No estaba listo para enfrentarme a nadie, mucho menos a ella, en ese momento.
Las llamadas continuaron, persistentes, como si pudieran atravesar las paredes de mi dolor. La rabia crecía en mi interior, y finalmente, incapaz de soportarlo, tomé el teléfono y lo arrojé con furia contra la pared. El sonido de la rotura fue una liberación momentánea, pero pronto me di cuenta de que ahora estaba completamente desconectado del mundo exterior.
Me quedé allí, con los restos de mi teléfono esparcidos en el suelo, sintiendo cómo la soledad y la desesperación me envolvían aún más. No había escapatoria, ni distracción para alejar los pensamientos tormentosos que daban vueltas en mi cabeza.
El silencio que siguió fue abrumador. Sin llamadas, sin mensajes, me enfrenté a la cruda realidad de mi aislamiento. No tenía manera de comunicarme con el exterior, pero en ese momento, eso parecía ser lo menos importante. Mi mente estaba atrapada en un torbellino de emociones, y la ruptura del teléfono era solo un reflejo de la fractura que había ocurrido en mi vida.
Jordan se acercaba a mi piso con una bolsa repleta de cajas de comida de diferentes restaurantes. Golpeaba la puerta con un ritmo familiar, y yo, desde mi letargo, me levantaba para abrirle. No hacía falta que dijéramos mucho; nuestras miradas hablaban por sí solas.
Dejaba la bolsa sobre la mesa de la cocina, y ambos nos sentábamos en el sofá. El olor tentador de la comida llenaba el aire, pero mi apetito estaba completamente adormecido. Jordan, con delicadeza, rompía el silencio preguntándome cómo me sentía. Aunque sabía que no había palabras que pudieran aliviar mi dolor, apreciaba su esfuerzo.
Le respondía con monosílabos, tratando de expresar lo inexpresable. Jordan asentía, como si entendiera que no necesitaba palabras de consuelo en ese momento. Comíamos en un silencio compartido, dejando que el sabor de la comida se desvaneciera en la atmósfera cargada de tristeza.
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Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•
SonstigesEn las brillantes y deslumbrantes calles de la alta sociedad de Beverly Hills, donde el poder y la riqueza se entrelazan en un juego peligroso, se encuentra Connor Carter, un joven ambicioso con un talento innato para los negocios y una determinació...