Capítulo 45

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El aroma del desayuno recién hecho flotaba en el aire cuando Sofía se movía con gracia por la cocina, la luz del sol se filtraba por las cortinas, creando un ambiente acogedor en su apartamento. Aunque mi mente aún estaba procesando los eventos de la noche anterior, la escena actual me desconcertó. Sofía, la misma que había disfrutado de una fiesta descontrolada horas atrás, se desenvolvía ahora como una anfitriona perfecta.

Después de un desayuno digno de un hotel boutique, me dirigí al baño con el cepillo de dientes que Sofía había comprado para mí, cada gesto de amabilidad de su parte me dejaba perplejo. Observé a Sofía mientras me cepillaba los dientes, intentando entender cómo una persona podía transformarse de esa manera en tan poco tiempo.

Sin embargo, mi atención se desvió rápidamente cuando noté un leve picor en mis calzoncillos, mis ojos se abrieron con sorpresa y decidí cerrar la puerta del baño con precaución. La preocupación se apoderó de mí al comprender que algo no iba bien. No quería enfrentar la realidad, pero no tenía más opción que confrontar el problema.

Maldición.

Miré mi reflejo en el espejo, sintiendo el peso de la responsabilidad de cuidar de mi propia salud, necesitaba ayuda médica de inmediato, la mente divagaba entre la vergüenza y la urgencia de resolver la situación, mientras tanto, Sofía golpeó la puerta, mostrando su preocupación.

—¿Baby, estás bien? —preguntó con ternura, su voz filtrándose a través de la puerta cerrada.

Asentí, aunque mi expresión reflejaba claramente mi incomodidad, sabía que necesitaba actuar con rapidez y buscar ayuda profesional antes de que la situación empeorara.

Decidí salir, noté mi garganta seca y me dirigí hacia el vaso de agua, Sofía no tardó en acercarse,  inició una serie de besos en mi pecho, mi nerviosismo se intensificó, sabiendo que debía detenerla antes de que la situación se complicara más, con movimientos sutiles, la aparté, enfrentándome a la decepción en su mirada.

—¿Te ocurre algo? —preguntó, cruzándose de brazos.

Negué con la cabeza.

—Simplemente, tengo una reunión importante con Jordan y los demás y llego tarde— me excusé nervioso.

La expresión de Sofía cambió de la preocupación a la molestia mientras procesaba mis palabras.

—Si solo quieres follar, dímelo y no te hago el desayuno, gilipollas —espetó, su tono pasando de la dulzura a la indignación.

Traté de mantener la calma mientras intentaba  no atragantarme con el agua, sintiendo el peso de la situación sobre mis hombros, la urgencia médica se interponía entre nosotros, y ocultar la verdad se volvía cada vez más difícil.

—Sofía, te prometo que vuelvo en dos horas, si no fuese importante no me iría tan rápido —insistí, buscando desesperadamente su comprensión.

Ella, sin embargo, no mostraba signos de ceder, la frustración y el enojo se reflejaban en sus ojos mientras desafiaba mis palabras.

—Me tienes harta con tus excusas de mierda, sigues siendo el mismo niño inseguro del instituto —me recriminó con amargura.

Cada palabra era como un puñal que perforaba mi confianza, sabía que no podía rebatir con eficacia, así que opté por el silencio, recogí la ropa del suelo, un recordatorio tangible de una noche que ahora se desmoronaba en mis manos.

Con la poca dignidad que me quedaba, me dirigí hacia la puerta del departamento de Sofía, la sensación de rechazo y el eco de sus palabras resonaban en cada paso que daba, la puerta se cerró tras de mí, dejándome solo con mis pensamientos y la urgencia médica que requería atención inmediata.

Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora