Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•

Capítulo 51

Mis pensamientos se enredaban como una madeja intrincada, mientras exploraba mentalmente las mil formas posibles de hacer daño a Kevin Hunt. La intensidad de mis reflexiones me dejó perplejo, como si estuviera atrapado en un torbellino de ideas oscuras y perturbadoras.

La sospecha de que pudiera ser otro Kevin Hunt comenzó a tomar forma en mi mente. El apellido Hunt era tan común que la posibilidad de un error de identificación se volvía plausible. Me preguntaba si, tal vez, la conexión entre mi padre y este hombre se debía a una casualidad más que a una relación directa.

La similitud en edades entre mi padre y el señor Hunt complicaba aún más las cosas. Aunque mi padre era ligeramente más joven, la diferencia no era tan significativa como para descartar la posibilidad de una confusión. Me esforzaba por entender cómo estos dos hombres estaban vinculados y por qué sus destinos se cruzaban de una manera tan inquietante.

El sillón incómodo en el que intentaba reposar no hacía más que añadir a mi agitación mental. La imagen del rostro de Kevin Hunt se repetía en mi mente como un eco constante, y la idea de la muerte parecía danzar en el fondo de mis pensamientos, alimentando una inquietante intranquilidad.

El frío de la madrugada me envolvía mientras me encaminaba hacia la máquina de café, anhelando la amarga calidez de la bebida para disipar mis preocupaciones, con una taza humeante en una mano y una botella de agua en la otra, regresé al sillón, pero la incomodidad persistía.

Mientras el café me acariciaba el paladar, mis ojos se fijaron en las sombras que se proyectaban en el pasillo solitario del hospital, como si escondieran secretos oscuros que esperaban ser revelados, el sonido de mis pasos resonaba en el silencioso pasillo del hospital mientras me dirigía a buscar un refugio temporal en la biblioteca del hospital, entre las estanterías llenas de historias y conocimientos, esperaba encontrar un escape momentáneo de la inquietud que me embargaba.

Sin embargo, mi atención fue capturada por el periódico que yacía en una mesa cercana, las letras impresas gritaban la trágica noticia: "Encontrado hombre asesinado por herida de bala". Observé la imagen con detenimiento, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal al reconocer el lugar.

Decidí leer la noticia detenidamente, sintiendo cómo el café se enfriaba en mi mano, las palabras impresas narraban una historia de violencia y tragedia que resonaba con el incidente. Mi mente se inundó de preguntas sin respuesta, y la realidad parecía distorsionarse a mi alrededor.

Guardé la noticia del periódico con cuidado, doblando la hoja con meticulosidad antes de deslizarla en el bolsillo de mi chaqueta. El papel arrugado descansaba cerca de mi corazón, como si contuviera las claves para desentrañar el misterio que se había tejido en aquella fría mañana de hospital. La incertidumbre se cernía sobre mí, y la necesidad de descubrir la verdad se convertía en un peso ineludible que se sumaba a la preocupación por la salud de mi padre.

La luz del amanecer filtrándose por la ventana iluminaba la figura tranquila de mi padre, quien aún dormía plácidamente, la calma aparente de la habitación contrastaba con la tormenta de pensamientos que se agitaban en mi mente.

Decidí ir al baño, dejando que el agua fría me golpeara la cara, en el espejo, mi reflejo me devolvía una expresión cansada y preocupada. La necesidad de ponerme en contacto con Jordan y, especialmente, con Hunt, se apoderaba de mí. La situación se volvía cada vez más enigmática, y sentía la urgencia de desentrañar los hilos que conectaban a mi padre con estos eventos desconcertantes.

Los minutos transcurrieron como una eternidad mientras esperaba, con la mente llena de incertidumbre, a que el sol ascendiera lentamente en el cielo, la enfermera entró, rompiendo mi ensimismamiento, para realizar un breve chequeo a mi padre, mis ojos seguían fijos en él, como si sus palabras de la noche anterior resonaran en mi mente como un eco constante.