Capítulo 57

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Jordan condujo hasta mi antiguo barrio, millones de recuerdos venían por mi mente en el camino en coche hasta la puerta del que una vez fue mi hogar, Jordan salió y me abrió la puerta, lo miré con una sonrisa agradecido, pero esa sonrisa se convirtió en un mar de lagrimas cuando vi la puerta principal, la última vez que había estado allí fue por lo de Roco, volví a derrumbarme, Jordan me sujetó porque veía que me iba a caer el suelo.

Volví a mirar la fachada deteriorada de la casa, las sombras del pasado se cernían sobre mí. Jordan lo notó y, con una expresión comprensiva, decidió entrar solo.

Jordan exploró la casa con cuidado, pero el desorden reinante y la falta de organización dificultaban la búsqueda, mi mente se debatía entre enfrentar los recuerdos que se escondían en cada rincón y la necesidad de encontrar la información que estábamos buscando.

La nostalgia me golpeó cuando la puerta debido al viento de aquella estación se abrió de par en par y vi la vieja butaca en la que solía sentarme a escuchar las historias de mi padre, respiré hondo y entré, recorriendo la sala con la mirada perdida entre fotografías desgastadas y objetos que contaban la historia de nuestra vida.

Jordan salió de una habitación y me miró con seriedad.

—Connor, lo siento, pero no encuentro la agenda, tal vez esté en otra parte de la casa.

Mis pies parecían pesados mientras avanzaba hacia la habitación de mi padre, abrí la puerta con precaución y me encontré con la cama deshecha, la ausencia de su presencia era abrumadora. Revolví cada rincón en busca de la agenda, y finalmente, la encontré entre viejos libros y papeles desordenados.

Al hojearla, recordé las anotaciones de mi padre, numerosos contactos, pero ninguno pertenecía a mi madre o a mi hermana, la desesperación se apoderó de mí, y las lágrimas resbalaron por mis mejillas mientras intentaba contener el dolor. Jordan me miró con empatía, sin palabras que pudieran aliviar la tormenta que se desataba dentro de mí.

Me di cuenta que había varias cajas encima del armario de mi padre, decidí subir con cuidado en una silla antigua, sintiendo que cada movimiento resonaba en el silencio cargado de recuerdos. Las cajas, polvorientas y olvidadas, encerraban fragmentos de la vida que compartí con mi padre, tomé la primera caja y, al abrirla, me encontré con fotos en blanco y negro de momentos felices: cumpleaños, vacaciones y sonrisas que se habían perdido en el tiempo.

A medida que revisaba las pertenencias de mi padre, las emociones se entrelazaban con cada objeto. Entre ropas desgastadas y cartas amarillentas, encontré una pequeña caja de madera. Intrigado, la abrí y descubrí cartas escritas a mano, algunas con bordes envejecidos por lágrimas que habían caído sobre ellas.

Eran las cartas que mi madre y mi hermana habían enviado cuando decidieron marcharse, las palabras resonaban con arrepentimiento y dolor, la realidad golpeó con fuerza, el abandono de mi familia no fue una elección fácil para ellas, pero el tiempo y la distancia habían creado una brecha insalvable.

Cerré los ojos, tratando de contener la tormenta de emociones. La revelación no eliminó el dolor, pero al menos arrojó luz sobre las razones detrás de su partida. Bajé de la silla con las cartas y una caja en mano, enfrentándome a la verdad que había permanecido oculta durante años.

Jordan, al notar mi cambio de expresión, se acercó con cautela.

—Connor, ¿encontraste algo?

Asentí, mostrándole las cartas con un nudo en la garganta, mis palabras se ahogaron en un suspiro, decidí abrir la caja, la cual me dejó incrédulo, la foto que encontré, la sensación que se apoderó de mí al ver la imagen de mis padres junto a Kevin Hunt, hace más de 20 años, fue como si el suelo se abriera bajo mis pies. Observar esa fotografía, donde las sonrisas eran genuinas y la felicidad era palpable, provocó una sensación de profunda traición que me golpeó en el pecho.

Mis padres, jóvenes y enamorados, junto a Kevin Hunt, quien parecía ser un amigo leal en aquel entonces, aquella imagen representaba un pasado que nunca conocí por completo. El descubrimiento de la conexión entre mi familia y el hombre que ahora era mi socio comercial desencadenó una marea de emociones confusas.

La rabia ardía dentro de mí, alimentada por el hecho de que mi padre ocultó esta relación y que Hunt, a quien consideraba un amigo, resultó ser el estafador que destrozó la vida de mi familia. La confusión se entrelazaba con la traición, dejándome con la sensación de que mi vida estaba construida sobre una red de mentiras.

Mis manos temblorosas sostenían esa instantánea del pasado, una verdad incómoda que ahora no podía ignorar, la mirada de mis padres en la foto me recordaba lo que alguna vez fue, pero también resaltaba la brecha entre ese momento y la dura realidad de mi presente.

Ahora, enfrentándome a la realidad de que mi propio socio era el arquitecto de la ruina de mi familia, me sentía atrapado en un laberinto de engaños y desconfianza, la marea de emociones se intensificaba, y la sensación de navegar por aguas desconocidas se volvía abrumadora.

Jordan me miró con expresión interrogante mientras explorábamos la habitación de mi padre en busca de alguna pista más sobre mi familia. Mi corazón latía con fuerza, y la foto que acababa de encontrar, revelando la conexión entre mis padres y Kevin Hunt, aún quemaba en mi bolsillo.

—Connor, ¿has encontrado algo más? —preguntó Jordan, escudriñando mi rostro en busca de respuestas.

Negué con la cabeza, tratando de ocultar la ansiedad que bullía dentro de mí, escondí la foto en mi bolsillo como si fuera un secreto que no estaba listo para compartir.

—No, parece que no hay mucho más que buscar aquí —respondí, forzando una sonrisa que apenas disfrazaba mi turbación.

Jordan asintió con comprensión, aunque sus ojos revelaban una pizca de escepticismo. Sabía que algo me afectaba, pero decidí no compartir la revelación de la foto en ese momento. Necesitaba tiempo para procesar la verdad antes de enfrentarme a más preguntas.

—Está bien, si crees que hemos revisado todo, podemos irnos —dijo Jordan con tono tranquilizador.

Me despedí de la casa que una vez llamé hogar, pero que ahora se había convertido en un depósito de secretos dolorosos. Mientras Jordan y yo salíamos, una sombra de melancolía se posó sobre mí, pero decidí enfrentarla más adelante.

—Gracias por acompañarme, Jordan. Creo que es mejor que me lleves de vuelta a casa —le pedí con voz apagada.

Jordan asintió y nos dirigimos hacia el coche, sumidos en un silencio que reflejaba la gravedad de los eventos que estábamos enfrentando. Mientras avanzábamos por las calles, mi mente giraba en torno a la revelación que llevaba en el bolsillo, un secreto que amenazaba con desmoronar las bases de mi realidad.





Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora