Después de que Madison y Damon se retiraron, el silencio que siguió fue pesado, como si la tensión en el aire hubiera solidificado, los socios de Kevin Hunt, aparentemente ajenos a la incomodidad que se cernía sobre la mesa, continuaron con sus chistes y comentarios ligeros sobre la relación entre Madison y Damon, sin darse cuenta del creciente malestar en el rostro de Megan y la expresión preocupada de Kevin.
Los comentarios, aunque aparentemente inocentes, iban calando lentamente, como gotas de agua que horadan la roca, cada broma arrojaba más sombras sobre la situación, y yo me sentía como un espectador atrapado en medio de una disputa en la que no quería participar.
—Quizás deberíamos dejar de lado el tema de Madison y Damon por ahora, ¿no creen? —sugirió tímidamente Megan, tratando de suavizar la atmósfera.
Pero su sugerencia fue ignorada, y los socios continuaron con sus comentarios, como si estuvieran decididos a exprimir cada gota de entretenimiento de la situación incómoda.
Kevin Hunt, visiblemente molesto, trató de mantener la compostura, pero su ceño fruncido revelaba su preocupación subyacente, a medida que la conversación se prolongaba, su incomodidad se volvía más evidente, y yo me sentía cada vez más incómodo siendo testigo de la situación.
—Vamos, Kevin, no puedes tomarte todo tan en serio. Seguro que Madison sabe elegir a sus amigos —intervino otro de los socios, tratando de calmar la situación.
Kevin Hunt gruñó en respuesta, pero su mirada aún reflejaba una profunda preocupación. Los comentarios continuaron, y los socios no dejaban de hacer chistes sobre Damon y Madison.
—¿No deberías hablar con tu hija, Kevin? Puede que Damon no sea tan inofensivo como parece —sugirió uno de los socios, creando más incomodidad en la mesa.
—Madison es lo suficientemente mayor para tomar sus propias decisiones, y Connor, el nuevo socio, ya ha demostrado que puede cuidar de ella —comentó Kevin, apoyando mi participación en la conversación.
La situación no mejoró, y las bromas seguían llegando, me sentía como un peón en medio de un juego del que no entendía las reglas. Megan, por su parte, no dijo una palabra, pero su mirada hablaba de la molestia que sentía.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, los socios decidieron cambiar de tema y centrarse en los negocios. Kevin Hunt aprovechó la oportunidad para hablar de la próxima fusión y desvió la atención de la incómoda situación, sin embargo, la atmósfera seguía cargada.
Megan se levantó de la mesa con determinación, interrumpiendo las charlas de negocios y las bromas inapropiadas de los socios de Kevin Hunt.
—Kevin, me iré a casa que veo que ya empezáis con vuestras charlas de hombres de negocios y prefiero seguir organizando las vacaciones en París —anunció Megan, dejando a todos en el reservado en silencio.
Kevin Hunt, aunque visiblemente molesto, no impidió que Megan abandonara el reservado. Megan se despidió de su marido y de los otros señores con un gesto decidido, saliendo del reservado con paso firme, me apresuré a seguirla, queriendo despedirme adecuadamente antes de que las cosas se complicaran aún más.
—Disculpen, señores, parece que tengo una llamada urgente que atender, ya regreso en un momento —me excusé con un tono lo suficientemente convincente para no levantar sospechas, aunque por dentro mi corazón latía con fuerza.
Megan ya estaba en el pasillo, esperándome, su expresión reflejaba una mezcla de molestia y determinación, como si estuviera dispuesta a hacer lo que fuera necesario para cambiar la situación.
—Connor, esta situación es insostenible, no puedo soportar más esas charlas y comentarios. Necesito un respiro —me dijo, su voz cargada de frustración mientras miraba nerviosa a su alrededor, asegurándose de que nadie nos observara.
ESTÁS LEYENDO
Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•
RandomEn las brillantes y deslumbrantes calles de la alta sociedad de Beverly Hills, donde el poder y la riqueza se entrelazan en un juego peligroso, se encuentra Connor Carter, un joven ambicioso con un talento innato para los negocios y una determinació...