No entendía cómo Jordan se había arriesgado a venir al centro de Beverly Hills borracho conduciendo. Su imprudencia me preocupaba, especialmente después de la importante reunión que acabábamos de tener con su padre.
Tuve que ayudarlo a salir del ascensor, ya que apenas podía mantenerse en pie. Me pregunté cómo había logrado mantener las formas con su padre en esa condición.
—Jordan, deberías haberme dicho que no estabas en condiciones de conducir —le recriminé, tratando de ocultar mi preocupación detrás de un tono firme.
Jordan, con la mirada vidriosa y la cabeza tambaleante, apenas respondió, decidí llevarlo a su casa para asegurarme de que estuviera a salvo.
Con dificultad, lo sostuve mientras lo llevaba hacia mi coche. Intenté mantenerlo despierto durante el trayecto, preocupado por cualquier complicación que pudiera surgir debido a su estado.
Llegamos rápidamente a su exclusivo barrio, donde encontré un lugar apartado para estacionar, justo a tiempo, Jordan se inclinó hacia un arbusto y vomitó, agradecí en silencio que la gente estuviera demasiado ocupada para prestar atención a nuestra lamentable situación.
Después de su episodio, Jordan pareció recuperarse un poco, con su ayuda, logramos llegar a su casa, sin embargo, lo que encontré al entrar fue desolador: todo estaba completamente tirado por el suelo, como si un huracán hubiera pasado por allí. Ahora comprendía por qué no me había entendido la noche anterior.
—Bonita casa —admiré las paredes perfectamente pintadas, adornadas con cuadros de artistas contemporáneos.
—Gracias, fue un regalo de mis padres por haberme asociado contigo y empezar a trabajar —respondió Jordan, apoyándose pesadamente en un sofá.
Con preocupación, lo ayudé a recostarse en el suelo para que descansara. Sus gafas cayeron al suelo con un suave tintineo, pero a él no pareció importarle; pronto comenzó a roncar.
Me recosté en el sofá junto a él, pero resultaba incómodo intentar dormir en esa posición. Opté por levantarme y dirigirme hacia la cocina, donde me encontré con la lujosa disposición de la casa de Jordan, tan diferente de mi modesto apartamento.
Mientras me servía un vaso de leche con cereales, las palabras del padre de Jordan resonaban en mi mente. Me sentí abrumado por la responsabilidad que recaía sobre mis hombros, especialmente en lo que concernía a Jordan.
Decidí explorar un poco más la casa mientras trataba de dejar de lado mis preocupaciones. Sin embargo, al acercarme a la habitación de Jordan, me llevé una sorpresa desagradable: dos mujeres desnudas yacían en la cama. Casi dejé caer el vaso de leche al suelo en mi sorpresa.
Tapándome la boca para sofocar cualquier ruido, salí de la habitación y regresé al salón. Probablemente, Jordan estaría durmiendo profundamente en el sofá durante varias horas.
Decidí salir a la azotea para disfrutar del sol de la ciudad y del jacuzzi.
Después de quitarme el traje, me sumergí en el agua caliente del jacuzzi. A pesar de estar sin trabajo y sin casa, me sentía afortunado de poder disfrutar del sol mientras comía cereales y me relajaba en el jacuzzi.
Mientras me sumergía en el agua, escuché un ruido desde el interior de la casa. Al salir del jacuzzi, vi a Jordan caerse del sofá al suelo. Preocupado, me acerqué rápidamente para asegurarme de que estaba bien. Aunque se quejaba, parecía estar en condiciones aceptables.
—¿Te encuentras bien? —pregunté con preocupación mientras lo ayudaba a levantarse.
Jordan se tambaleó hasta la azotea, visiblemente afectado por la resaca.
ESTÁS LEYENDO
Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•
LosoweEn las brillantes y deslumbrantes calles de la alta sociedad de Beverly Hills, donde el poder y la riqueza se entrelazan en un juego peligroso, se encuentra Connor Carter, un joven ambicioso con un talento innato para los negocios y una determinació...