Capítulo 39

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Me quedé frente al espejo, observando mi reflejo con detenimiento, la luz suave que se filtraba por la ventana iluminaba ligeramente la habitación, destacando los pliegues de mi camisa y el brillo de mis ojos llenos de nerviosismo y anticipación.

Ajusté el cuello de la camisa con cuidado, tratando de que quedara perfectamente alineado con el nudo de mi corbata. Cada movimiento era deliberado, cada gesto calculado para transmitir una imagen de confianza y elegancia.

Mis manos temblaban ligeramente mientras deslizaba los botones de la camisa por las ranuras correspondientes, sintiendo la tela suave deslizarse sobre mi piel. Cada botón abrochado era un paso más hacia la noche que me esperaba con Katia, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho ante la emoción del momento.

Una vez que la camisa estuvo correctamente abrochada, me aseguré de que el ajuste fuera impecable, pasando mis manos por el tejido para alisarlo y eliminar cualquier arruga. Quería lucir impecable para Katia, mostrarle que me había esforzado por impresionarla.

Decidí buscar en el cajón de la mesita de noche y saqué una pequeña caja de condones. La sostuve en mi mano durante un momento, sintiendo el peso de la anticipación y la responsabilidad. Guardé tres condones en el bolsillo interior de mi chaqueta con discreción, preparado para cualquier eventualidad que pudiera surgir durante la noche.

Con un último vistazo en el espejo para asegurarme de que todo estuviera en su lugar, respiré hondo y me preparé para salir. Esta noche sería una prueba de mi capacidad para conquistar a Katia, y estaba obligado a no defraudar a la BBC.

Mientras conducía hacia el lugar donde había quedado con Katia, la anticipación revolvía mi estómago y mi mente se llenaba de pensamientos sobre lo que nos esperaba esa noche. El paisaje pasaba rápidamente frente a mí, pero mi atención estaba completamente centrada en el encuentro que se avecinaba.

Finalmente, llegué al lugar acordado y salí del coche para esperar a Katia. Cuando ella apareció, mi respiración se detuvo por un momento al contemplarla, su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros, y su vestido ajustado realzaba sus curvas de manera irresistible.

Al acercarme para saludarla, mis ojos se desviaron involuntariamente hacia el escote que se revelaba en su vestido, traté de mantener la compostura, pero la visión de su piel suave y tentadora despertó un deseo ardiente en lo más profundo de mí.

—Hola, Katia, estás... impresionante esta noche —logré articular, con la voz ligeramente ronca por la emoción.

Ella sonrió, agradecida por el cumplido, y se acercó para darme un beso en los labios, cuando se inclinó para abrocharse el cinturón de seguridad, mi mirada se deslizó una vez más hacia su escote, y sentí un cosquilleo de excitación recorrer mi cuerpo.

Con manos temblorosas, la ayudé a colocarse el cinturón, tratando de mantener la compostura a pesar de la turbulencia de emociones que me invadía, Cada roce de nuestras manos era una tormenta de sensaciones, y luché por contener el deseo que amenazaba con desbordarse. La imagen de Madison, y mi incapacidad para satisfacerla por la mañana, seguía rondando en mi mente, sembrando dudas y creando un torbellino de ansiedad.

A medida que el coche se ponía en marcha y nos adentrábamos en la noche, mi mente se llenaba de pensamientos sobre lo que nos esperaba. Katia estaba a mi lado, radiante y seductora, y yo estaba decidido a hacer que esta noche fuera inolvidable para ambos.

Mientras conducía hacia el hotel, mi atención se desviaba constantemente hacia el escote de Katia, no podía evitarlo; la visión de su piel suave y tentadora era irresistiblemente cautivadora. Aunque estaba consciente de mi mirada, Katia no parecía sentirse incómoda, en cambio, su actitud tranquila y serena solo aumentaba mi deseo de estar con ella.

Los Chicos De Harvard •Madison Beer• Megan Fox• Sofía Carson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora