Con Milo.
Estaba decidido, el también tenía que esforzarse por el bien de esa relación, Camus estaba haciendo todo lo que estaba a su alcance para hacerlo, ¿por qué él no podría?
Milo: lo malo es que no tengo conocimiento de sus gustos, ¿cómo podría acercarme a él? – pregunto dando vueltas en su habitación – aunque ahora que lo pienso, Camus tampoco tiene conocimiento de mis gustos, pero… entonces porque únicamente hace cosas que a mi me agradan aunque sea un poco – susurró asombrado, vaya, la desinformación de su esposo era mucha, a tal punto de ni siquiera saber que es lo que le gusta.
Una idea más paso por su mente, si quería saber cuales eran sus gustos, la mejor opción era… ¡Su suegro! Claro. ¿Quién mejor que Dégel para asesorarlo en su hijo? Aunque ahora el problema era Kardia, no era que su suegro alfa le desagradara la cuestión era de que…
Milo: siempre se le sale todo de alguna o otra forma – susurró cansado.
Sería un gran problema eso, la mayor parte del tiempo Kardia se la pasaba detrás de Dégel, por algún extraño motivo, y si queria hablar con él, tenía que ser en privado.Milo: ¡Que difícil es! – gritó mientras se tiraba sobre la cama, suspiró para después cuestionarse del como su mamá y su suegro lograron acercarse a su padre y suegro respectivamente sin ser tan obvios.
Mientras tanto.
Con Camus.
Aun no se sentía bien, necesitaría otro día para reponerse por completo, su celo no duraba más de dos días, sin embargó sentía que no había sido oportuno esta vez.
Camus: no quiero estar encerrado – susurró – pero por la seguridad de Milo esto será lo mejor – susurró.
Se sentó sobre la cama, para después dirigir su vista a la ventana de su habitación, el día estaba hermoso, lastima que debía esta adentro de su habitación para aislarse del día.
Llamaron una vez más a la puerta de su habitación, por lo cual se dejó caer sobre la cama, se cubrió por completo con su sábana y habló.Camus: adelante – pidió, para después escuchar que el invitado entró, cuando dirigió su vista ahí, pues notar que era Hilda.
Hilda: lamento irrumpir en tú habitación a estas horas – se disculpó la peli plateada.
Camus: ¿Qué quieres? – preguntó serio.
Hilda: únicamente pedirte una disculpa por todo lo que te hice pasar a ti y a tú esposo - se disculpó.
Camus: tranquila, entiendo que no fue decisión tuya, si no que del consejo ¿no es así? - pregunto mientras la omega sorprendida lo vio.
Hilda: ¿Cómo lo supiste...? - preguntó.
Camus: porque si hubiera sido algo que tú hubieras querido, era muy seguro que Siegfried hubiera hecho hasta lo imposible por ganarme, pero al contrario de eso, hizo lo posible porque ganara - le respondió mientras la peli plateada suspiró con una sonrisa - ¿te gusta no es así? - le pregunto.
Hilda: eh... no para nada, únicamente le agradezco ser un soldado tan fiel a mi eso es todo - aseguró la chica.
Camus: ¿segura que es eso? - pregunto con una sonrisa mientras la chica suspiró.
Hilda: bien, está bien me descubriste si me atrae - respondió sonrojada.
Camus: ¿y por qué no se lo dices? Estoy seguro de que el debe corresponder a tus sentimientos - aseguró.
Hilda: porque no quiero darle problemas, mi papá asegura que debo casarme con un príncipe, ya fue suficiente desgracia para el que haya nacido siendo omega - respondió ella.
Camus: debería sentirse afortunado, con la calamidad que estamos pasando, aquellos alfas que tuvieron la dicha de tener hijos omegas son prácticamente adorados - comentó mientras la peli plateada sonriendo respondió.
Hilda: tienes razón - respondió para después suspirar - acabas de entrar en celo ¿no es así? - pregunto.
Camus: estaba por tomarme el supresor, no creí que por unos minutos que me haya retrasado fuera tan evidente - respondió.
Hilda: no es correcto que lo hagas constantemente, puedes dañar tú cosecha y si sabes a lo que me refiero - aseguró.
Camus: ya empiezas a escucharte igual que mi mamá - dijo molestó.
Hilda: ¿Dónde esta tú esposo? Él debería estar aquí encargándose de eso - le dijo.
Camus: la situación con Milo es delicada y lo sabes, no llevamos mucho tiempo de habernos conocido, además que no voy a obligarlo a hacer algo que no quiera no es correcto. Además que la marca no es ningún juego - aseguró.
Hilda: papá dijo que eras un alfa especial y veo que no se equivocaba, ¿son destinados no es así? Por eso te da tanto miedo poder lastimarlo, no quieres perderlo - le dijo sonriendo.
Camus: no estoy tan seguro - respondió.
Hilda: claro que es eso, de lo contrario, al ser una persona un poco más pequeña que tú y sin olvidar que es un omega no te limitarías a esperar, le ordenarlas que cumpliera con sus deberes maritales - le dijo mientras Camus suspiró.
Camus: sigo sin comprender del porqué los alfas piensan que por ser lo que son, los omegas deban cumplir sus deseos, me parece algo bastante injusto - respondió.
Hilda: puede ser, pero bueno, voy a ayudarte a bajar esa fiebre - le dijo, haciendo que Camus confundido la volteara a ver, vio como la mujer se acercó hasta él en la cama y seguidamente se le subió encima.
Camus: ¿Que estas haciendo? - preguntó.
Hilda: como dije, ayudándote, será por encima de la ropa, te quitas tus ganas y a mi no me sucederá nada, es algo que hacemos muy seguido en mi tierra, deberías probarlo - aseguró ella.
Camus: es una locura bájate - le ordenó.
Hilda: como dije, si sigues tomando supresores a largo plazo solo harás que sea dañino para tus hijos, además no estamos haciendo nada malo, no es como si le estuvieras poniendo los cuernos a tú esposo, solo quiero ayudar y darte un tip para que tengas una idea del como pedirle a tu esposo que te ayude sin dañar lo, de todos modos, si tienes el suficiente control para no lastimarme a mi, podrás hacerlo libremente con tú omega - le dijo sería.
Camus: no estoy seguro de poder lograrlo - aseguró.
Hilda: Siegfried esta afuera en cualquier caso si no logras controlarte le gritó, anda comienza rápido que no tenemos todo el día - ordenó.
Camus estaba bastante confundido con el comportamiento de la omega delante suyo.
Continuará...
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Él Enigma (Camus x Milo) (Omegaverse)
Fanfictiony volvemos con el género omegaverse, veremos que locuras traemos por aquí señoritas