Epílogo

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UN AÑO DESPUÉS

—¡Felicidades a los esposos!

—¡Felicidades!

Fanny cerró la puerta y la algarabía de las veinte personas en el festejo llegó ahora como un murmullo suave a sus oídos. El airecillo que pronto se presentó la motivó a desplazarse sobre la grama recién cortada. Se detuvo al llegar al límite cercado por un muro bajo con verjas blancas. Desde su nueva posición logró observar la luna, que resplandecía, magnánima, en lo alto del cielo.

—¿Qué haces afuera?

—Quería tomar un poco de aire fresco... —no pudo terminar la oración a causa de la caricia que llenó su boca—. Amor, tus besos me vuelven loca.

—No, tú me vuelves loco a mí —Liam descendió la mirada y contempló el crecido bulto en el estómago de Fanny. Rectificó—. Ustedes dos me vuelven loco. Estoy infinitamente agradecido por tenerlos a ambos.

Liam despegó los brazos de su torso y rodeó la panza de su mujer. Fanny posó sus manos sobre el enlace de las suyas y sintió su calor. Ella estaba muy orgullosa de él. Liam se había esforzado por acostumbrarse a su nuevo brazo e integrarse a su vida juntos. No había sido fácil, pero lo había logrado. Ambos lo habían hecho.

Fanny dejó caer la cabeza hacia atrás y se permitió descansar en el pecho masculino. Advirtió su aroma, deliciosa mezcla de almizcle y madera, y se profesó en las nubes.

—Miss Peggy, regresemos adentro. No quiero que el sereno te afecte a ti, ni a Joseph.

—¿Me has llamado "Miss Peggy"? ¿Cómo la Peggy de los Muppets?

—De cariño —mitigó Liam, depositándole un beso sobre su cabeza—. ¿Sabes qué eres la embarazada más hermosa?

—No me convencerás Liam Joseph Hoffman Camilleri, pero acepto que regresemos. Dentro de poco partirán el pastel y me estoy muriendo de hambre.

—Me encargaré que te sirvan el pedazo más grande.

Fanny sonrió al darse la vuelta y echarle los brazos sobre los hombros. Liam entornó los ojos con suspicacia. Era increíble lo realista de la prótesis de su ojo izquierdo. El efecto de su mirada grisácea, turbante y paralizadora, seguía siendo el mismo; y ella, disfrutaba enormemente de eso.

—Amor, ¿qué te parece si nos perdemos un rato por ahí?

—Algo me dice que pretendes invocar al hombre no cabal.

—Me encantaría intercambiar algunas palabras con él... o puede que algo más —se puso de puntillas y llegó hasta su boca, pero en lugar de besarlo, mordió su labio inferior. Liam respondió con un leve gruñido anhelante.

—Fanny, no me tientes.

—Me encanta cuando gruñes mi nombre...

La joven se quedó en media respiración cuando Liam la estrujó con vigor y se fue acercando a sus labios. Ella cerró los ojos, lo esperó y...

—¡Oigan, ya partirán el pastel! ¡¿Se quedarán ahí par de tortolitos?!

Liam dejó escapar el aire, contrariado.

—Ya vamos, Samuel.

La puerta de la casa se cerró y ambos permanecieron observándose con una mirada de complicidad.

—Quizá debamos de aguantarnos un poco —recomendó él, desalentado—. Ana y Tito no perdonarán que sus padrinos se pierdan el corte del pastel de su boda.

—Tienes razón, amor.

—Hay algo más, Helena está aquí. Al parecer vino a verte.

Él se inclinó y depositó un beso en su panza, para después acariciarla con suma suavidad y ternura. Fanny experimentó cómo el corazón se le achicó al avistar aquel gesto de dulzura. Desde el accidente Liam había tenido muchos problemas para disfrutar de la vida. Incluso con ella a su lado, parecía contenerse. Enfrentar su nueva condición, a Abraham y a los medios no había sido fácil.

Amor Forzado (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora