Fanny parpadeó una vez, se topó con los rayos del sol y volvió a cerrar los ojos. Los minutos pasaron y ella siguió sin moverse, sin poder seducir a Morfeo y consumiéndose en unos pensamientos que sólo la dejaban descansar en la inconsciencia. Molesta, se apoyó en el respaldo de la cama, con las piernas recogidas y la cabeza descansando sobre sus rodillas. En un arranque, alzó su brazo derecho y corrió la cortina, extinguiendo cualquier rastro de luz.
De la nada, su corazón dejó de estar calmo, la sudoración se hizo presente y la respiración ahogada jugó con dañarla. Inspiró hondo cuando casi accedió al impulso de gritar. Tenía que aguantar.
Quedó viendo a un punto de la habitación, sin ningún interés, únicamente procurando mantener el ritmo de sus exhalaciones. Una lágrima se le escapó al tiempo que se tragaba un remilgo. Sintió el frío acariciar su mejilla y esto incitó otra gota y después otra, hasta que éstas se transformaron en potentes fuentes saladas. No pudo más.
Lloró y lo nombró.
¿Por qué Soledad y no ella?
Se lamentaba por ser tan inútil, tan poco agraciada, tan cobarde. ¡Por ser tan infortunada en el amor!
Hundió la cabeza en la almohada y no la sacó hasta que estimó que la falta de oxígeno la llevaría a la inconsciencia. Razonó y se aterró. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar?
Una luz resplandeció en la oscuridad y la melodía de su grupo favorito no tardó en reproducirse: Tell me what to do, de SHINee. No se molestó en contestar. Sabía quién era y el motivo de la llamada. Esa noche tenía una cena con Abraham y Liam. Por mucho que lo deseara, no podía cancelarla. Realmente, no tenía potestad para hacerlo.
Ella se sentía drenada de cualquier emoción agradable. Profesaba que la combinación de tristeza, ansiedad e ira mantenían vivo al bulto de huesos y agua que era. Aun así, bajó los pies y salió de la cama. Su celular volvió a sonar, y ella lo tiró contra el piso.
Su madre era incansable.
*
*
Un mesero la increpó en la entrada y, sin ella decirle nada, la condujo hacia un salón privado. Al entrar, se dio cuenta que el espacio era más reducido de lo que había supuesto; apenas alcanzaban cuatro mesas. Igual que el exterior, el ambiente era amenizado por una tenue música instrumental que salía de un par de parlantes empotrados en el techo. En el centro, colgaba un candelabro con la forma de un copo de nieve que irradiaba una melancólica luz amarillenta. Las paredes estaban pintadas de blanco, y contrastaban con el piso negro brillante que gritaba lujo y elegancia.
Se aplanó la falda volada de su vestido blanco antes de aproximarse a la única mesa que no estaba libre.
—Buenas noches —habló, algo cohibida.
La confusión en el rostro masculino le indicó que no había sido el mejor momento para hacer acto de presencia. Diferente a lo que pudo esperar, Liam se levantó y alejó la silla del otro extremo.
—Toma asiento —le dijo descuidadamente.
Fanny accedió y él esperó hasta que ella estuvo acomodada para regresar a su sitio. No pasó mucho para que un mesero apareciera con una tableta electrónica en sus manos.
—Abraham no vendrá, por lo que podemos ordenar —se apresuró Liam a comentarle—. Tráenos dos whiskies, de la mejor botella que tengas—se dirigió ahora al longevo de pulcro chaleco blanco y corbatín rojo.
—Para mí un té helado estaría bien... No soy muy fan del Whisky —se vio forzada a decir, ante unos incrédulos ojos grisáceos.
Los minutos empezaron a correr y el silencio se asentó cómodamente entre ellos. Liam parecía estar demasiado ensimismado en sus cavilaciones como para intentar acabar con ese letargo infinito, y ella... estaba a punto de transitar por esa misma línea.
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Amor Forzado (Completa)
RomanceFanny Díaz ama en secreto a su mejor amigo. El día que decide despojarse de sus inseguridades se confiesa, pero el desenlace no es el esperado. Dolida, accede a una unión por conveniencia con Liam Hoffman, un pedante y orgulloso empresario que perso...