Capítulo 18

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Estoy exhausto, mi agujero se mantiene pegajoso y la cama está hecha un desastre, lo peor es que nos dormimos sin siquiera quitarnos los rastros de sexo que quedaron en nuestros cuerpos, yo estaba muy cansado como para moverme y al despertar escuchando su dulce voz a la altura de mi oído, no podía evitar gruñir con cansancio.

Él olía bien, traía ropa puesta, incluso parecía con energías como para comenzar con el día. En cambio yo no me quería mover y como deseaba que se callara, lo envolví con mis brazos, obligándolo a que me abrazara y me diera mimos, aunque en realidad lo que él hizo fue dirigir sus dedos a mi agujero.

—Quiero meter más...—susurró, haciéndome suspirar.

—¿Más...? —pregunté cansado— ¿cómo puedes seguir con energías?

—Bueno, aún soy joven— comentó con diversión.

—Y yo, de hecho, soy más joven que tú, pero también me canso— comenté buscando sus ojos.

—Tú...— dijo con alegría— me has dicho "Tú"

—Dijiste que debía hacerlo...—murmuré avergonzado.

—A ver, di mi nombre—me pidió.

—Ry... —susurré con las mejillas sonrojadas, sin poder hacerlo, pues es más fácil decir su nombre cuando quiero regañarlo, que cuando quiero ser dulce— Conrad...— dije haciéndolo reír.

—Bien, también me puedo excitar con eso...— mencionó juguetón, atrapando mis labios en un tono coqueto.

—Espera... —lo intenté detener.

—Vamos a tener un rapidin...— me dijo guiando mi mano a su entrepierna.

—No, debo bañarme y...—traté de decir, pero atrapó mis labios mientras obligaba a mi mano a masturbarlo.

—mmmgh...—gimió en mi boca—mmh..

¡Esto debe ser una broma! ¿Qué clase de monstruo es capaz de tener energías para seguir haciéndolo? Esto es una locura, nunca había oído hablar de un hombre capaz de hacer lo que él hace, yo ni siquiera puedo continuar, estoy realmente cansado y al masturbarlo lo demostraba.

Mi mano se siente agotada, no existe en mi cuerpo ningún músculo que no me duela debido al exceso de ejercicio que hemos tenido, aunque como no llegamos hasta el final, fue bastante más rápido a comparación de los otros momentos en donde nos dejamos llevar.

Él me llevó a la tina poco después, me dejó recostado en ella y finalmente me bañó cuidadosamente, atreviéndose a meter sus dedos para sacar todos los residuos que dejó en mi interior.

Yo estaba cansado, aunque al momento en el que recuperé parte de mis energías luego del baño, me di cuenta de que era bastante tarde.

El Coronel me trajo mi nuevo vestuario y lo puso sobre la cama, era algo elegante, una clase de atuendo que usualmente me toma bastante tiempo ponerme, además para variar también debía usar joyería y una peluca de cabello rubio.

Me veía demasiado extraño, no estoy acostumbrado a que la peluca sea del mismo tono que mi cabello, ni siquiera el Coronel parecía acostumbrado al cambio, él me miraba con una expresión pensativa, como si quisiera decidir si le gustaba o lo odiaba.

—¿Vamos? —me preguntó ofreciéndome su mano— hay mucho que debo enseñarte.

—¿Qué pasa con los sirvientes? ¿No sería sospechoso que me vean? Además, ¿qué ocurrió con el otro asunto?

—Primero, los criminales ya fueron ejercitados, incluyendo a "Samantha"—dijo haciendo comillas— en cuanto a los sirvientes, todos han recibido la orden de limpiar las celdas, así que nadie sabe que estabas aquí.

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