La puerta siendo golpeada jamás me había aterrado tanto como ahora, sus padres estaban afuera y quién sabe cuánto tiempo llevaban allí, ¡Qué vergüenza! Mis mejillas estaban igual de rojas que mis orejas producto del bochornoso acontecimiento que estaba viviendo.
—No entres en pánico— me dijo él minutos antes de que la puerta fuese golpeada.
¿Cómo piensa que no entraré en pánico? Sus padres estaban afuera, esta es la primera vez que nos veríamos y yo estaba vestido de un modo que ellos podrían considerar denigrante.
Es evidente que al oír la puerta lo aparté de inmediato, tenía que huir antes de que pudiese abrir la puerta, ¡tenía tanto por hacer! De partida debía quitarme los restos de sexo que quedaron en mi cuerpo, además también debía ponerme un vestido acorde y ponerme la peluca a la que también debía hacerle un peinado decente.
Pude oír cómo Conrad le abría la puerta con nerviosismo, diciéndoles "Pónganse cómodos, yo vendré enseguida"
Yo estaba metiéndome en la bañera cuando él llegó y con rapidez se quitó la ropa, pensé que se deseaba bañar conmigo para ahorrar tiempo, sin embargo, sus dedos deslizándose dentro de mí me hacían forcejear dentro de la bañera para bajar.
Sus besos me silenciaban, él estaba devorando mi boca, seduciéndome en un momento donde no debíamos dejarnos llevar.
Lo bueno es que sus dedos estaban sacando su corrida, el problema es que no lo hizo con esa intención y como deseaba salirme de su agarre, decidí empujarlo al darle una pequeña patada que lo hizo quejarse, ya que mi pie se resbaló debido al agua y terminé aplastando su entrepierna.
Él se llevó las manos a la entrepierna rápidamente, poniéndose rojo debido a que mantuvo la respiración para no chillar de dolor.
En ese instante me aparté corriendo, diciéndole "Lo siento" a la vez en la que trataba de no reír, algo imposible.
Mientras me vestía con velocidad, escuchaba sus quejidos en el cuarto de baño donde pronto salió, desviando la mirada totalmente indignado, casi diciéndome "No pienso dirigirte la palabra de nuevo"
Me estaba tratando de abrochar el vestido cuando él estaba poniéndose un nuevo vestuario, manteniendo en todo momento la mirada lejos de mis ojos, lo que me hacía reír el doble.
—Ayúdame con el vestido— le pedí.
—No quiero— me dijo de modo infantil.
—Son tus padres quiénes están esperando allí abajo, no los míos— le recordé, logrando que se indignara el doble, pero al menos me ayudó con el vestido.
—Jamás pensé que mi esposo terminaría golpeándome— se quejó, acercándose a la salida.
—No fue intencional— le traté de asegurar.
—El golpe me resultó bastante intencional— se quejó.
Como me estaba haciendo pucheros de niño pequeño por aquel inocente golpe, decidí tomarlo del brazo para apoyarlo contra la pared, llevando mi mano a su entrepierna de un modo calmado, aunque de forma casi automática se cubrió pensando que le pegaría de nuevo y eso me hizo reír mucho más.
—S-Sólo iba a...— traté de decir, pero mis carcajadas no se detenían.
—Me generaste un trauma— se quejó, tratando de no contagiarse con mi risa.
Gracias a esto bajamos las escaleras riendo, aunque al llegar al salón dejé de reír para poder saludar a mis suegros cortésmente.
La presentación que me dio mi esposo me impidió conocer nombres, él sólo dijo "Querida, ella es mi madre" o "Él es mi padre" haciéndome sentir un poco desconcertado por aquella presentación tan poco completa.
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De Alquiler
FantasyMi nombre es Charlie, pero también soy Samantha, ambos son el mismo ser a pesar de que existan muchas diferencias entre nosotros, principalmente durante las noches cuando Samantha se ve forzada a intercambiar sus sonrisas por dinero. Debido a la épo...