Estoy agotado, esto de utilizar mi cuerpo para conseguir todo lo que quiero me está generando más problemas de lo que esperaba, aunque ahora entiendo por qué las mujeres que conozco solían tener a sus maridos comiendo de su mano.
Lo que no entiendo es cómo logran soportarlo, al otro día no suelo verlas tan agotadas como yo me siento, es eso o fingen muy bien.
Mi cadera duele y siento las piernas entumecidas, Axe quería hacerlo una vez para así poder descansar como le ordenó a sus hombres, sin embargo, tuve que tomar la horrible decisión de seducirlo hasta que caímos rendidos por el cansancio.
Yo no me pude dormir, sino que esperé unos minutos y tomé mis cosas para poder salir de aquel lugar. No quería llegar allí oliendo a sexo, por lo que antes me bañé en la cascada y casi temblando debido a lo fría que estaba el agua, caminé a donde vi que se encontraban los soldados.
Sobre la gran mesa que tienen frente a mi celda dejaron el mapa, así que no me tomó mucho tiempo averiguar dónde quedaba, aunque caminar hacia allí fue agotador.
Llegué sólo minutos antes de que amaneciera, aún estaba oscuro y las antorchas que rodeaban el perímetro me permitían saber que eran ellos, además había una gran tienda donde supuse se reunían para coordinarse.
Yo entré como si jamás me hubiese ido, los soldados medio dormidos me miraron con sorpresa, sobre todo porque me adentré en la tienda donde hablaban con cansancio sobre la estrategia que harían para rescatarme.
Estaban mis soldados junto a los soldados de este reino, todos se veían igual de agotados, lo que demuestra que me han estado buscando lo suficientemente como para yo querer golpearlos.
—Arriba, banda de inútiles, ¿no saben que cuando entro a un lugar deben ponerse de pie? —pregunté acercándome a la mesa donde observé el mapa.
—Majestad, cómo es que...— decían sorprendidos.
—¿Dónde está el muchacho? —pregunté ignorando su sorpresa.
—¿El muchacho? —preguntaron aún incrédulos.
—El muchacho que encontraron, ¿dónde está? —pregunté con impaciencia.
—En el corral atado a un poste— me respondieron.
—Pero señor, creíamos que usted había sido secuestrado...— mencionó casi al borde de las lágrimas mi soldado.
—Sí, fui secuestrado, pero no soy una damisela en peligro, no es como si necesitara ser rescatado por quienes han estado recorriendo lugares totalmente innecesarios— me quejé.
—Los sentimos señor— chillaban, queriendo abrazarme y, de hecho, eso fue justamente lo que hicieron.
Siempre salgo con los mismos muchachos, lo que obviamente nos ha hecho tener lazos de confianza, el único nuevo es Joel, aunque él parecía igual de preocupado que todos.
—Sí, sí, no hay tiempo para eso— me quejé quitándomelos de encima.
—Ahora que ha escapado, puede dirigirnos al lugar para atrapar a los criminales— me habló el capitán de los guardias de este castillo.
—No, por ahora los dejaremos escapar— anuncié.
—¿Qué? —preguntó Charles, quién queda como capitán cuando yo no estoy cerca— pero señor, ellos...
—Ellos querían capturan al príncipe Gérard, lo planeaban usar de modo de salida, pero no saben que yo estaba aquí— anuncié— su objetivo es conseguir armas para atacar a mi reino, por ello debemos ser más inteligentes.
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De Alquiler
FantasyMi nombre es Charlie, pero también soy Samantha, ambos son el mismo ser a pesar de que existan muchas diferencias entre nosotros, principalmente durante las noches cuando Samantha se ve forzada a intercambiar sus sonrisas por dinero. Debido a la épo...