Invité a Casandra a salir.
Lo hice como agradecimiento por su ayuda hace tres días, además como estoy cansado de ver a la pareja de casados mostrándose afecto, he decidido que si quiero acabar con este sentimiento de tristeza debo buscar a alguien de mi alcance.
Con esto me refiero a una persona soltera y de mi edad, si bien sigo sin verla como veo a Patrick, estoy convencido de que puedo llegar a tener algo con ella.
En nuestra cita ella se mostraba agradable, parecía muy feliz y emocionada, lo que me permitía conocer con facilidad lo que sentía, aun si ella no me lo decía.
Yo la invité a pasear y a tener un almuerzo cerca del río, este es un sitio agradable donde sabía que ella podría estar a gusto, ya que sólo estábamos nosotros dos, hablando sobre la vida, cosas que nos gustaba o simplemente de un libro nuevo que hayamos leído.
Estar con una chica no es tan raro como pensaba, ella es una joven hermosa que me mira con ojos tiernos. Me hace sentir querido, incluso me daba toda su atención y eso era algo que me agradaba.
—Mi padre me ha dicho que debo regresar a las seis— me avisó mientras estábamos recostados mirando el cielo— me gusta mucho estar aquí contigo, pero si quiero que se repita tendré que irme.
—No te preocupes— dije riendo— vamos, te llevaré a tu casa.
—¡¿De veras?! —preguntó con emoción.
—Sí, además si quiero agradarle a tu padre tengo que cuidar de su joven hija— le mencioné, ayudándola a ponerse de pie para caminar hasta el pueblo.
—Ya le agradas a mi padre— me aseguró con timidez.
La conversación se tornó un poco extraña, hablamos sobre matrimonio, o al menos ella lo mencionó dándome a conocer su opinión sobre eso.
Mientras la escuchaba sentía que ella sería una buena esposa, pero tomar una decisión así requiere como mínimo pensarlo un poco, aunque viéndolo por un lado objetivo, si deseo dejar de sentirme triste cada que miro a Patrick con mi madre, voy a tener que buscar otros métodos para irme de casa y según lo que Casandra me contaba, su padre lleva años juntando dinero para comprar como regalo de bodas una casa para su hija.
Es en la ciudad, a Casandra le gusta vivir en aquel ruidoso lugar lleno de gente, lo que me incomoda bastante, pero supongo que podría llegar a acostumbrarme.
Al momento en la que llegamos a su casa, su padre fue quién nos abrió la puerta y con una gran sonrisa me saludó, llenándome de preguntas sobre como estaba, qué tal el trabajo y hasta me preguntó por Patrick.
—Me da mucho gusto verte— me aseguraba amablemente mientras Casandra parecía emocionada por vernos conversar— ¿qué tal si vienes a cenar mañana? Seguramente a Casandra le daría mucho gusto.
—Aquí estaré— respondí riendo un poco nervioso.
—Bien, los dejo solos para que se despidan— nos dijo con una sonrisa, estrechando mi mano antes de adentrarse por su casa.
Casandra se puso contra la puerta, ella tenía las mejillas levemente sonrojadas y me miraba como si esperara una despedida diferente a la que yo pensaba darle.
Esto de salir con alguien es nuevo para mí, así que no sabía si era correcto darle un beso en la mejilla, besar su mano o simplemente decir "Nos vemos" aunque ella me sacó de este problema al tomarme de las mejillas y besarme en los labios.
Obviamente me sorprendió, yo no esperaba que ella se atrevería a besarme tan pronto, aunque me sentía un poco mal al no cerrar los ojos como ella hacía, sino que mis ojos miraron en otras direcciones, viendo inesperadamente a Patrick mirando en nuestra dirección.
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De Alquiler
FantasyMi nombre es Charlie, pero también soy Samantha, ambos son el mismo ser a pesar de que existan muchas diferencias entre nosotros, principalmente durante las noches cuando Samantha se ve forzada a intercambiar sus sonrisas por dinero. Debido a la épo...