Capítulo 26

369 43 7
                                    

Estoy triste, no puedo evitarlo, aunque mi corazón dice que es lo mejor, incluso mi cerebro me recuerda que no puedo hacer nada cuando observo como él la besa frente a mí.

Duele, duele bastante, pero obviamente no puedo decir nada, sino que simplemente me queda observar como con diversión me mira, diciéndome a través de sus ojos que pronto conseguirá que me vaya como me advirtió hace 9 días.

En realidad, el irme no me importaría si no supiera que ellos tendrían más tiempo para estar juntos, aunque en momentos como estos creo que lo mejor sería irme.

En alguna parte de este mundo debe existir alguien como yo, quizás se mantienen ocultos, o puede que haya un reino donde el amar a alguien del mismo sexo no sea castigado con la vida...

Si lo lograra encontrar me iría y quizás yo lograría encontrar a alguien que me ame como quisiera que lo hicieran.

Me gustaría sentirme amado, sentir que frente a los ojos de esa persona soy especial aun cuando tenga varios defectos, aunque yo pondría todo de mi parte para cambiar mis malos comportamientos sólo para que aquella persona que me ame pueda sentirse más cómoda al estar conmigo.

Yo haría de todo para que funcione, me gusta el romance, lo que me hace ser un poco detallista, pero si a él no le gustan esas cosas, podría adaptarme y amarlo del modo que él quisiera...

El problema es que no es fácil encontrar a otro como yo, si fuese una mujer estoy seguro de que podría conocer el amor mucho más fácil, incluso sin tener que pensar en irme del sitio donde nací.

No creo que mis requisitos para estar con alguien sean tan complicados, a mí en realidad sólo me importa que esa persona sea capaz de amarme, que al verme sienta que puede llegar a perder la cabeza, pero que al mismo tiempo se sienta feliz...

Quizás no tenga el mejor cuerpo, puede que no sea el chico más lindo de todo el mundo, aunque quisiera que aquella persona especial si me viese de ese modo...

El amor es tan difícil, mi corazón se siente lastimado por alguien que obviamente no está interesado en mí, aunque para variar yo debo fingir que no me interesa tampoco para no salir más dañado.

Como a la hora de cenar ellos actuaban melosos, decidí levantarme de la mesa sabiendo que no se darían cuenta de mi presencia, de ese modo pude ir a la biblioteca en busca de un libro sobre los diversos reinos que existen.

Recuerdo que Patrick lo mencionó hace varios meses, aunque no llamó mi atención hasta ahora.

Yo quería estudiarlo y averiguar cuál era el mejor lugar para vivir, aunque había tantos que no sabía por dónde comenzar. El libro hablaba sobre su ubicación, la historia de aquella nación y la religión que practicaban, lo que me obligaba a buscar otros libros que me ayudarán a comprender en qué consistían.

Como era relativamente temprano me pude permitir dejar los libros sobre mi escritorio mientras en mi libreta iba escribiendo con pluma y tinta lo que llamaba mi atención.

Pasé muchas horas estudiando, no me di cuenta del tiempo hasta que la sirvienta que viene a despertarme por las mañanas golpeó mi puerta antes de entrar, caminando directo a mis ventanas para abrir las cortinas, creyendo que yo estaría dormido.

—Joven, hay un hermoso día fuera—decía ella, antes de mirarme— ¿qué hace ahí? No me diga que se quedó toda la noche despierto— decía preocupada.

—No me di cuenta...—murmuré poniendo un separador de libros en la página en la que iba.

—Teresa, mi esposa necesita tu ayuda— oí que decía él desde afuera de mi habitación— luego atiendes a Joel.

De AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora