Hemos regresado al bar, la incomodidad de la cama me lo recordaba mientras trataba de conciliar el sueño, escuchando a la distancia la música y risas de algunas personas que ruidosamente estaban divirtiéndose.
Desde mi cama -y gracias a la luz que entraba por la ventana- miré en dirección a mi puerta, deseando verificar que estuviese cerrada para así tranquilizarme un poco.
Me sentía un poco temeroso, ahora que estaba aquí me dedicaba a recordar todos los momentos en donde mi vida pudo haber corrido peligro, agradeciendo el hecho de que seguramente jamás volveré a trabajar de esa forma.
Opté por dejarme rendir por el sueño cuando eran casi las dos de la madrugada, lo hice al pensar en que vería a mi esposo durante el día.
Lo extraño tanto que hasta pensé en acortar el tiempo mientras dormía, sin llegar a pensar que sentiría unas manos subiendo mi camisón mientras acaricia mi piel.
Yo estaba medio dormido, aquellas manos estaban un poco frías y no les presté atención, al menos no lo hice hasta que se dirigieron a mi entrepierna, haciéndome recordar el lugar en donde estaba.
Me giré rápidamente, tuve miedo y empujé con todas mis fuerzas a esa persona, escuchando un fuerte golpe acompañado de un "Aush" que me hizo asomarme con temor a los pies de mi cama.
Estaba oscuro, la persona que entró en mi habitación había cerrado las puertas de madera que le daban luz a mi habitación, por lo que no conseguía ver su rostro.
Había unos rayos de luz que apuntaban a mi cama, pero esos no me permitían ver qué había a mi alrededor.
Cuando esa persona se levantó, sentándose en el suelo, de modo inmediato lo golpee con la almohada, chillando en el proceso con temor.
—¡Mi amor, soy yo!— me anunció, cubriéndose de los golpes con el brazo.
Yo dejé caer la almohada tratando de verlo, a lo que él se acercó a la ventana para abrirla, dejando entrar los molestos rayos de luz del exterior que iluminaron mi habitación de inmediato.
Por supuesto que me relajé al verlo, incluso salté a sus brazos con felicidad antes de golpearlo poco después.
—¡Me asustaste!— chillé haciéndolo reír.
—Qué valiente de tu parte, tuve mucho miedo por tu brutal ataque con la almohada— se burló riendo, rodeando mi cintura para acercarme a la cama nuevamente.
—Se suponía que nadie podía entrar...—murmuré avergonzado, aferrándome a su cuello mientras él me recostaba sobre su cuerpo.
—Pero si tú me diste la llave de respaldo antes de irme— me recordó entre risas.
—Lo había olvidado...—murmuré, ocultando mi cabeza en su hombro, sintiendo mis mejillas calientes gracias a la situación.
Él buscó mi mirada y con una sonrisa me besó, creando un beso dulce que aceleraba los latidos de mi corazón. Me gustaba, no pude evitar soltar un suspiro sobre sus labios, me sentía muy feliz, tanto que apreté sus mejillas con fuerza y hasta chillé de emoción.
—¿Me extrañaste? —pregunté con emoción— yo te extrañé muchísimo, dormir sin mi esposo fue la peor parte de alejarnos, aunque durante el día me divertía con mis amigas.
—Hmm...— soltó, fingiendo que pensaba— no tanto, mis vacaciones pasaron volando...
—¡No seas malo!— le chillé, haciéndolo reír nuevamente.
—Por supuesto que sí— me dijo robándome un beso, antes de guiar sus besos a través de mi cuello.
Sus manos estaban subiendo mi camisón, de este modo consiguió tocar mi trasero mientras apegaba su entrepierna contra la mía, buscando crear fricción entre ellas para seducirme con el cosquilleo que tanto me gusta.

ESTÁS LEYENDO
De Alquiler
FantasyMi nombre es Charlie, pero también soy Samantha, ambos son el mismo ser a pesar de que existan muchas diferencias entre nosotros, principalmente durante las noches cuando Samantha se ve forzada a intercambiar sus sonrisas por dinero. Debido a la épo...