Llegó el momento, sabía que esto pasaría, pero...
Despedirme de mi esposo es lo único que me importa ahora que puedo ver a un pequeño grupo de soldados que se nos acercaron "amistosamente"
Al momento en el que llegamos al puerto, hablé con ese pequeño grupo de soldados de mi reino, quienes nos llevaron hasta la zona en la que les dije que deseaba ver a su príncipe.
Ellos obedecieron, viajamos 3 días detrás de ellos, pasando por los 5 pueblos que su hermano destruyó y que Axe miraba con sorpresa, imaginando que los gobernantes de este reino tenían muchos enemigos.
Cómo era un grupo grande de soldados, le avisé a Axe que debían dividirse en dos para no llamar la atención, aunque en realidad hice esto para que la mitad de esos hombres llegasen 2 días después que nosotros.
Quería ganar tiempo, quería tratar de convencerlo de detener esto ahora que estábamos aquí, sabiendo que no me atacaría al nada más verme.
Claro que, tras llegar a la boca del lobo, él vio unas cuantas tiendas en las que supuse se encontraría el Coronel, avisándome al mismo tiempo que debíamos anunciar el propósito de esto.
Él quería ser llevado frente al príncipe, podía sentir sus ansias de tenerme frente a él, pero como era tarde y no deseaba acabar con mi matrimonio hoy, preferí detenerlo al rodear su cuerpo con mis brazos.
—Aún no— le dije con tristeza— tienes que esperar a que llegue el resto.
—Los superamos en número, podemos atacarlos sin ellos— me aseguraba.
—Ten paciencia —le pedí.
—¿No estás tratando de hacerme cambiar de idea o sí? —me cuestionó.
—Estoy tratando de despedirme— le respondí.
—No digas eso, no dejaré que nada malo te ocurra— me aseguró, tomándome de las mejillas.
—Es por si acaso, tú sabes que en una guerra todo puede pasar— le dije abrazándolo casi al borde de las lágrimas— habla con ellos mañana, hoy sólo céntrate en mí— le pedí.
—Cielos...—susurró besando mi frente, abrazándome con cariño— realmente no deseaba traerte...
—Entiéndeme, estoy preocupado por ti...— susurré.
—Descuida, los Dioses me protegen, eso sin mencionar que mi lindo esposo me regaló una bonita espada con la que te protegeré— me aseguró, viéndome con una sonrisa en los labios.
—Bueno, entonces te daré un regalo para la buena suerte...—susurré acercando mi mano a su entrepierna.
—Amor...—dijo con preocupación, mirando hacia la salida de la tienda donde estábamos.
No era nuestra tienda, sino que era una tienda de reuniones donde había una mesa, un mapa y se suele decidir estrategias.
Aquí él ordenó el sitio donde debían ubicarse, incluso les habló a los líderes de sus soldados sobre la posición que debían tomar durante la batalla, decidiendo quién iría al frente y quienes estarían atrás.
Como estaba cerrada, yo me animé a sentarme sobre la mesa con las piernas abiertas, dejando que él se metiera entre medio mientras nos besábamos.
Al principio no quería, él estaba tratando de mantenerse centrado en esta situación, pero mis labios pronto consiguieron que su cuerpo quisiera tenerme entre sus brazos.
Sus manos apretando mi trasero me avisaban cuanto me deseaba, en el barco lo hicimos varias veces, pero desde que bajamos no habíamos tenido esta clase de contacto, ni siquiera nos hemos besado, lo que me permite seducirlo con mayor facilidad ahora que no me ha tocado durante todos estos días.

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De Alquiler
FantasiMi nombre es Charlie, pero también soy Samantha, ambos son el mismo ser a pesar de que existan muchas diferencias entre nosotros, principalmente durante las noches cuando Samantha se ve forzada a intercambiar sus sonrisas por dinero. Debido a la épo...