22 de diciembre, 2036.
Nito y Ruf se encuentran atravesando un pequeño bosque con destino a las afueras de la ciudad, evitando lo más posible a los zombis.
Llegan a una parte de Ciudad Esperanza, ahora devastado, e investigan en todos los locales con esperanza de conseguir recursos.
Ruf decidió que usará su poder para sobrevivir en la situación que se encuentran, así que comenzó a practicar algunas de las habilidades que sabe que tiene; teletransportación mediante portales, armas blancas hechas de magia, escudos y campos de fuerza para protegerse. Aunque solo aprendió a hacer portales que no duran mucho tiempo abiertos y la cansan completamente, también aprendió que el campo de fuerza y los escudos aparecen cuando ella se siente en peligro.
Nito le sugiere a Ruf quedarse en una cabaña abandonada a la cima de una subida del terreno, casi adentrándose a un terreno de bosque, así ella podrá hacer un portal para Nito en caso de que sea acorralado por los zombis. Ruf acepta y ve a Nito alejarse cada vez más, lo que hace que comience a sentir cierto temor por él y su bienestar. Pese a su inmortalidad limitada, Nito aún siente dolor, y Ruf teme que él termine lastimado psicológicamente por ello.
Nito se adentra en varios locales, siendo lo más silencioso posible, hasta que en un supermercado, ve una silueta al fondo de los estantes, que rápidamente se esconde y apenas deja ver su sombra; un ser humanoide. Nito se pone pone a la defensiva mientras sigue investigando por recursos lentamente en los estantes. De pronto, la silueta se mueve bruscamente hacia detrás de otros de estantes, Nito se pone alerta y trata de salir del lugar, pero es rodeado por una criatura robusta que intenta aplastarlo de un golpe, pero se detiene a último momento.
—¿Nito? —pregunta la criatura, Lautaro.
—¿Lautaro? —pregunta igualmente Nito.
—¡Ariel! —dice Ariel.
Lautaro toma a Nito en brazos y le da un fuerte abrazo que hace tronar los huesos de su espalda. Ariel se acerca también y abraza a Nito igual de fuerte. Entonces entra Zira al local.
—Muy bien, linda reunión, pero vi unos cuantos infectados por ahí, apurense y recojan todo lo que encuentren que sea útil.
—Hola también, Zira. Saludá, maleducada —dice Ariel—, aunque sea fingí emotividad con este reencuentro.
—No.
Saquean todo lo posible que puedan tomar del supermercado y salen, siendo tan silenciosos como les es posible. Ya afuera, Nito dice:
—Hay que subir ese edificio, así Ruf nos verá y creará un portal para nosotros y así podremos llegar a ella.
—¿Ruf? ¿Está bien? —pregunta, preocupado, Ariel.
—Luego les cuento la historia completa, por ahora nuestro único objetivo es llegar al techo.
Entonces los cuatro se dirigen al edificio más cercano y escalan hasta el techo, pero antes de que Ruf alcance a verlos, aparece un zombi mutante por detrás, Lautaro se encomienda la misión de enfrentarlo y lo retiene con un gancho derecho antes de que alcance al resto, derrumbándolo, Lautaro sigue con un golpe desde arriba con ambas manos, haciendo que el suelo sobre el que estaban se derrumbe con ellos dos por varios pisos.
Nito intenta bajar para ayudarlo pero Ariel lo detiene.
—Él es de los que pelean mejor solos, no vamos a estorbar como lo hicimos con Loki.
Nito guarda silencio pero su impotencia es altamente notable.
Lautaro saca del edificio al mutante y lo enfrenta en la calle, alejándose cada vez más del edificio.
En un momento, Zira mira hacia abajo y ve una gran horda de infectados. Debido a su poca inteligencia, no intentan usar las escaleras e intentan entrar escalando el edificio desde afuera. Entonces, el agujero producto del primer choque entre Lautaro y el mutante comienza a agrandarse. Una vez termine de derrumbarse, todos caerán piso por piso hasta llegar al alcance de los infectados.
Lautaro ve el peligro que corren sus compañeros y trata de acabar lo más rápido posible al mutante, pero este no se lo pone fácil y se mantiene de pie sin importar cuántos golpes acierte Lautaro.
Nito se prepara para hacer la señal y que Ruf les abra el portal, pero ve a lo lejos que Lautaro finalmente derrota al mutante, entonces decide esperarlo.
Lautaro corre lo más rápido posible hacia sus amigos y derrumba la torre de infectados que se estaba formando para escalar el edificio. Lautaro entra al edificio y comienza a subir por las escaleras. Entonces Nito hace la señal y aparece un portal no muy ancho enfrente de ellos y todos lo cruzan. Lautaro llega al techo pero aún está la grieta en el suelo, entonces, retrocede y toma impulso para saltar hasta el portal, que casi se cierra, pero Lautaro logra que la mitad de su cuerpo entre y así evita el cierre del portal y logra cruzar.
Ahora, más relajados, Ariel abraza a Ruf de la alegría por verlo y Zira la saluda a ella y a Nito. Pronto inicia el atardecer, y deciden quedarse en esa pequeña cabaña para pasar la noche, haciendo turnos para vigilar si algún infectado los descubre.
Antes de dormir, todos comparten sus historias de cómo llegaron donde están, luego de esa pequeña charla, hay silencio, que se mantiene por unos minutos hasta que Ariel pregunta algo:
—¿Y ninguno vio a Tiziano?
Y Lautaro hace otra pregunta:
—¿Ni a Mia?
Y todos guardan silencio.
—Estarán bien —dice Ariel—, seguramente están en Ciudad Entre Ríos, en el refugio.
—Hablando de eso, ¿Ustedes qué hacían aquí? Ciudad Entre Ríos es para el otro lado —pregunta Zira.
—Intentábamos llegar al estadio para ver si ustedes estaban allí —responde Nito.Durante la madrugada, mientras Ariel estaba de guardia, ve cómo unos cuantos zombis se van amontonando cerca de ellos, y tarde o temprano los van a descubrir, así que despierta al resto, guardan sus raciones y continúan su viaje, directo hacia las afueras de la ciudad e inicio de la carretera para Ciudad Entre Ríos.
A la tarde de ese mismo día, llegan, y ven cómo el plan de contención para los zombis falló, hay un gran hueco en el domo por el que los infectados cruzaron hacia el exterior.
—¿Cuánto hay que caminar para llegar a la ciudad? —pregunta Ariel.
—Mucho —responde Lautaro.
—¿No podemos robar un auto abandonado de estos?
—Podríamos, pero no sabemos cómo, si no tenemos la llave.
Entonces Zira se acerca a una camioneta abandonada, rompe el cristal, entra y, usando unos cables, lo hace encender.
—Vamos.
Todos agradecen a Zira y suben al vehículo, con Lautaro en la parte trasera de la camioneta.
Durante el camino, ven restos de autos que fueron alcanzados por infectados, restos y restos de cuerpos humanos.
Durante el camino, Lautaro se mantuvo cabizbajo, desanimado, asustado por el destino que pudo tener su hija, y Tiziano, y la madre y la hermana de Tiziano. Ariel teme por su tío. Ruf teme por su pareja y su familia paterna.
Luego de llegar a la Ciudad Entre Ríos después de varias horas de viaje, todos bajan del vehículo para pasar más desapercibidos ante los infectados.
El día es nublado, el cielo está gris, las calles vacías, pero notablemente menos deteriorados que en Ciudad Esperanza.
Llegan a un hotel abandonado pero en perfectas condiciones y suben hasta el piso más alto para intentar pasar la noche allí.
Durante la madrugada, mientras Nito estaba de guardia, comienza a escuchar ruidos extraños, entonces mira por una ventana lo que ocurría en el exterior, y lo que vio hizo que un potente escalofrío recorría su cuerpo; una horda de infectados que ocupaba toda la cuadra de la cantidad de zombis que formaba esa horda. Nito despierta al resto con prisa para movilizarse. Mientras recogen sus cosas, Ariel hace una pregunta:
—¿Por qué no subieron?
—¿Importa? Es mejor para nosotros —dice Lautaro.
—Ellos evolucionaron con nosotros porque tenían una presa a la que atrapar, los zombis que llegaron a esta ciudad no encontraron presas debido a que todos están refugiados fuera de su alcance, entonces no necesitaron evolucionar si no tenían un objetivo —explica Zira.
Los cinco se preparan y suben la techo del hotel, y desde allí ven la entrada al refugio, una plaza con una estatua que sirve de puerta de entrada y salida principal, el objetivo de Lautaro y compañía.
Ahora el problema era simple: ¿Cómo llegar al objetivo con tantos zombis detrás? Debían deshacerse de ellos y correr hacia la estatua a una velocidad inhumana, los únicos que podrían hacerlo son Ariel y Lautaro, y ellos no piensan adelantarse por su cuenta. Entonces la solución aparece: Ruf.
—¿Puedes hacer un portal directo al interior del refugio? —pregunta Ariel.
—No, no puedo hacer portales a lugares que no puedo ver mentalmente —contesta Ruf.
Entonces, a Nito se le ocurre un plan.
—Hacé un portal al principio de la ciudad donde nos quedaremos como carnada para atraerlos y, estando allá, otro portal en la plaza, el tiempo será suficiente para entrar sin que nos alcancen.
Ruf obedece y todos entran en el portal, suben a un edificio cercano y esperan a la llegada de la gran horda de infectados, que no tardan en llegar y rodear el edificio, entonces Ruf, con gran esfuerzo esta vez, abre un portal cerca de la estatua de la plaza y comienzan a gritar.
—¡Ayuda! ¡Déjenos entrar! ¡Somos supervivientes!
Luego de varios minutos, una escotilla se abre y deja entrar a todo el grupo, pero mientras se trasladan al lugar donde se encuentran los refugiados, unos soldados se llevan a Lautaro y lo separan del resto.
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El Rol de la Muerte
General FictionEn un mundo sanando después de dos terribles guerras, cuatro jóvenes, Nito, Ariel, Tiziano y Lautaro, pertenecientes a una minoría despreciada de super humanos, deciden unirse por un propósito común y embarcarse en una peligrosa misión para investig...