Capítulo 12

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  Mientras Lautaro continúa maldiciendo al aire, sin respuesta alguna:
  —¡Hijo de puta! ¡Desgraciado!
Ariel se retuerce en la culpa, susurrando para sí mismo:
  —Mierda...
Nito y Tiziano ven llegar un escuadrón a lo lejos, junto a bomberos, enfermeros y policías. Los que más destacan son los miembros del escuadrón, hombres de negro, cubiertos completamente, con armadura en el pecho, codos, hombros, rodillas y en la cabeza, todos se movilizan a través del destruido centro comercial, ignorando los heridos y cadáveres que decoran los escombros.
Entre aquella multitud de soldados, destaca un integrante que queda atrás del resto, el único miembro sin máscara y con el rostro completamente al aire. Ese miembro se acerca a Lautaro apenas lo ve, con expresión de sorpresa.
  —Lautaro, tanto tiempo.
  —Julio... Veo que aún me reconoces.
  —No es difícil, no hay muchas teles humanoides por ahí.
  —Me di cuenta.
  —Te escuché maldecir desde lejos —Julio saca un pequeño cuaderno y un lápiz—, ¿Quieres explicarme qué pasó aquí?
  —Supongo que eres el encargado de todo esto.
  —Así es. Investigo a Dylan, el chico con el que lucharon.
  —Conque se llama Dylan, ya veo.
  —¿Vas a contarme lo que pasó?
  —Lo que pasó fue que ese hijo de puta explotó todo el lugar, luego secuestró a mi amigo y luego desapareció con él, es todo, no tengo más.
  —Ya veo —anota—. Lamento lo de su amigo. Tomen —saca una nota de presentación—, no nos vendría mal tu ayuda, si quieres saber más, llámame.
Entonces Julio se aleja y se reúne con los miembros de su escuadrón.
Lautaro y compañía salen del establecimiento y afuera se encuentran a Román, quién se abalanza llorando sobre Ariel y lo atrapa en un muy fuerte abrazo.
  —Creí que podría perderte, no sabes lo preocupado que estaba.
Ariel corresponde el abrazo.
  —Está bien. Estoy bien. Estamos bien. Pero Maximo...
  —¿El niño está bien?
  —Se lo llevaron, tío, y no sabemos dónde está.
Ariel finalmente rompe en llanto, y su tío lo abraza aún más fuerte.
Nito y Tiziano se unen al abrazo. Lautaro se mantiene apartado, sintiendo la culpa de la pérdida.

                               *     *     *

Pasan un par  días, Nito, Tiziano, Lautaro y Ariel se reúnen en la plaza más grande de la ciudad, una plaza adornada con el verde intenso como color principal en un radiante pasto que rodea y rellena el lugar, la plaza "San Martín".
Ariel continúa lamentando la pérdida de Maximo y el resto intenta consolarlo.
  —Es que es injusto.
  —Sí, pero hicimos lo que pudimos, no hay más que hacer —responde Lautaro.
  —Podríamos llamar a ese hombre que te habló aquel día.
  —No, no quiero que se involucren con Julio, aún son niños.
  —Pero. —Los ojos de Ariel se vuelven llorosos—. Es injusto, primero mi mamá, después papá, y ahora esto, no es justo.
Lautaro lo mira fijamente por varios segundos, hasta que suspira y habla:
  —Escucha, voy a llamar a Julio, pero si veo que es muy peligroso, ustedes no vendrán e iré yo solo, ¿Entendido?
Ariel y el resto asiente.
  —Muy bien. —Lautaro saca la tarjeta de su bolsillo y comienza a llamar—. Silencio.
Julio contesta, y acuerdan encontrarse el día siguiente en el centro de la investigación de Julio.

                               *     *     *

Lautaro llega a uno de los centros de la investigación de Julio, al norte de la Ciudad Esperanza, junto a Ariel, Nito y Tiziano.
  —Es un honor tenerte aquí, Lautaro, y a tus amigos también —dice Julio mientras estrecha su mano con el de Lautaro—, te estuvimos esperando.
  —Déjenme hablar a mí —dice Lautaro, dirigido a sus amigos. Luego de dirige a Julio—: El honor es todo mío. Se ve que este Dylan es jodido si necesitan mi ayuda.
  —Oh, vaya que lo es, pero te diré los detalles al entrar, acompáñame.
Lautaro y el resto obedecen y todos entran a una habitación más profunda en el establecimiento, atravesando un pasillo y acompañados de unos soldados que sirven de guardaespaldas para Julio.
—Disculpame los guardias, es protocolo, nada personal.
  —Está bien, no me molesta —responde Lautaro.
Entonces llegan a la habitación, oscura salvo por una lámpara colgando en el techo, sin ventanas y con una puerta única.
  —Bien —Julio saca un portafolios cuya portada dice "La Sombra"—, escuchen bien. Este Dylan es el líder de una organización criminal llamada "La Sombra", al tener varios miembros se les facilitan ataques terroristas como el que ustedes vivieron hace unos días. No es el primero y posiblemente no sea el último. —Hace una pausa de varios segundos—. A menos que tú, Lautaro, nos ayudes.
  —¿Qué se supone que tengo que hacer?
  —Tenemos localizado la guarida de Dylan y sus seguidores, pero son todos Benditos, entonces no atacamos aún porque nos destruirían, pero si nos acompañas tú, con ambos martillos, es posible que logres vencer a Dylan y a sus seguidores incluso solo por tu cuenta.
  —Es mucho trabajo para una sola persona —dice Tiziano—, él no podrá hacerlo solo, no si todos son Benditos.
  —¿Qué sugieres entonces?
  —Dejemos ayudar.
  —¡Tiziano! —reprende Lautaro.
  —Soy todo oídos —responde Julio.
  —Piénselo, usted no pierde nada, a nadie le importa que envíe niños a la guerra si estos son Benditos e incluso Malditos. Sabemos trabajar en equipo, entrenamos desde niños con Lautaro, sabremos manejarnos para apoyarlo lo necesario y así asegurar el éxito. Es más, le aseguro que nosotros cuatro solos podremos con todo el ejército de Dylan.
  —Mmmm, Lautaro, ¿Apruebas esto?
Lautaro dirige su vista a sus amigos y en cada mirada ve lo mismo: determinación. Entonces asiente.
  —Apruebo.
Entonces Julio saca unos papeles para que los chicos firmen.
  —Cuando firmen, estarán legalmente contratados por mí para esta misión en particular, luego cortamos todo lazo.
Nito es el último en firmar después de leer el documento completo.
—Bien, entonces el domingo, 30 de diciembre, a la noche será la emboscada, así que prepárense para el momento.

                                  *     *     *

Lautaro lleva a su hija a casa de un familiar y luego, en su casa, desempolva un traje de batalla que tenía guardado hace años, de textura rasposa, escamosa, color gris y que cubre únicamente la parte superior de su cuerpo exceptuando los brazos.

Ariel convence a su tío de que estará bien gracias a Lautaro, y estrena un uniforme de combate que Román le compró, inspirado en Goku, de Dragon Ball, un traje naranja que deja los brazos al descubierto, con un cinturón azul, muñequeras rojas y pantalón azul, todo hecho de un material resistente y ligero a la vez.

Tiziano tomó ropa vieja que ya no usaba, una remera roja de corte v, un pantalón negro y zapatillas desgastadas.

Nito se puso una remera negra, una campera celeste y pantalón negro, todo ropa desgastada y para tirar de su padre.

Más pronto que tarde, llega la noche, y el grupo repasa su estrategia:
Lautaro será la lanza, ya que será quien ataque primero y más directamente, Ariel el escudo, ya que servirá de defensa para el resto protegiendo con su velocidad, Nito el arco y flechas, ya que atacará desde lejos con su Mjolnir, y Tiziano el soldado que maneje esas armas, ya que será quien se meta de lleno en la guarida para investigar y encontrar a Maximo. En caso de encontrar a Dylan, Julio les dio a todos un dispositivo que revelará su ubicación a Lautaro para que éste vaya lo más rápido posible y tenga su revancha, esta vez con Lautaro con ambos martillos, es decir, al 100% de poder.
El ataque será sorpresa pero a la vez será un ataque directo, la sorpresa durará poco, así que deben ser rápidos para capturar a la mayor cantidad de soldados enemigos, en especial a Dylan.
Julio y sus soldados estarán esperando a varias decenas de metros su señal para entrar una vez que esté todo seguro.
Toda la estrategia la planeó Tiziano.
Una vez están todos los preparativos, y todos en su posición, Tiziano da la orden de atacar.
Lautaro, con Ariel agarrado de su brazo, sale disparado hacía una pared de la guarida, haciéndola pedazos, entonces Ariel se suelta y comienza a noquear a sus enemigos, mientras Lautaro destruía cuánto podía.
Nito apoyaba desde el fondo, atacando a quiénes estaban por atacar por la espalda a sus amigos.
Entonces Tiziano llega a pie y se adentra evitando a todos los enemigos y respaldado por Ariel.
Ariel se da cuenta que la mayoría de soldados enemigos, pese a ser Benditos, no saben usar sus poderes, son principiantes, entonces no representan ningún problema para ellos.
Mientras Nito se mantenía en su posición, escucha una voz que dice:
  —Qué lío se está armando, ¿No?
Nito rápidamente se voltea apuntando su martillo al extraño, quién alza sus manos para lucir indefenso y dice:
  —Wow, tranquilo, tranquilo, soy bueno.
Nito permanece dudando y sigue con su martillo apuntando.
  —No tengas miedo —dice el extraño mientras se acerca hasta tener su mano derecha tocando apenas el costado de la cabeza de Nito—, ¿Ves? Soy inofensivo.
Entonces la cabeza de Nito estalla, y su cuerpo inerte es pateado por el extraño.
  —Idiota —dice mientras comienza a limpiarse la sangre con su ropa—. A ver cómo sales de esta, Dylan. El espectáculo será grandioso.

El Rol de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora