Capítulo 24

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  La fiesta de Año Nuevo termina en medio de la madrugada, todos los soldados vuelven a su zona y se despiden de sus seres queridos. A excepción de Lautaro, que es llevado sin dejarlo hablar con nadie.
Ariel abraza fuertemente a su tío y se despide de Zira.
—Gracias por todo —dice Ariel mientras estira su mano para saludarla.
  —No hables como si fueses a morir.
  —Ariel ríe— No podría, aunque quisiera.
  —Tampoco hables como un suicida. Ni siquiera van a pelear aún, si mueres significa que eres un inútil.
Zira corresponde el saludo y Ariel se retira.
Tiziano se despide de su hermana y madre.
  —Camila, te encargo cuidar de mamá.
  —Sí, Tizi. Cuidate, por favor.
Ruf se acerca al grupo y se despide de todos.
  —Por favor, tengan cuidado.
  —Tranquila —dice Ariel—, vamos a estar bien, es solo ir y venir, no vamos a arriesgarnos tanto. Además, tenemos a Lautaro, con él de nuestro lado todo será pan comido.
Nito se limita a asentir con su cabeza.
  —Gracias por todo, Nito. Sé que ustedes van a lograrlo.
  —De nada. Y gracias, igualmente —dice Nito.
Antonio entra a su zona seguido de Gonzalo.
Adrián se despide de su madre y entra. Alex lo sigue.
Zira y Ruf se encuentran mientras el resto ingresaba a la zona militar.
  —Nunca te agradecí por tu ayuda para llevar acá, gracias, Zira.
  —No fue gran cosa, solo hice lo necesario para sobrevivir.
  —Aún así, gracias. Fuiste muy útil, más que yo.
  —No digas más, solo soy una cobarde. Si realmente fuera de ayuda, me habría enlistado como voluntaria.
  —Solo acepta que fuiste de ayuda, no es tan difícil.
Zira se avergüenza, tapa su cara y se despide de Ruf.

  Adentro de la zona militar, todos se preparan para la excursión.
Gonzalo se encuentra practicando el chasquido que Antonio le enseñó.
Nito y Tiziano observan a Ariel intentando usar su Habilidad Especial, que lo hace correr más rápido que el sonido, pero falla en cada intento.
Al fallar su quinto intento, sus amigos lo detienen.
  —Si sigues así vas a terminar lastimándote y no podrás ir a la exploración, detente —dice Tiziano.
Nito se acerca y lo ayuda a levantarse del suelo.
  —Maldición, a estas alturas necesito esto, o seré un débil estorbo.
  —Ariel, basta —dice Nito—, no serás ningún estorbo, vos y Lautaro son los mejores en esto, ustedes son nuestra mejor arma.
  —Eso es mentira, Lautaro es mucho más fuerte. Mierda. —Golpea una pared—. Sigo siendo débil, así no podré proteger a nadie.
Ariel recuerda aquel momento donde un tentáculo de humo atraviesa el cuello de su madre, y de solo recordarlo, comienza a temblar de la angustia y casi se le desbordan las lágrimas. Pero llega Antonio acompañado de Gonzalo.
  —Perdón por ser tan metido, pero creo que puedo ayudarte a usar tu Habilidad Especial.
Ariel se llena de esperanza. <Él tiene mucha más experiencia que yo, debe tener la clave para desbloquear mi Habilidad Especial> piensa.

  A la tarde de aquel jueves, primero de enero, incia la excursión, usando vehículos modernos y de todo terreno.
En uno de esos camiones, se encuentran todos los Benditos.
  —Tengo algo de miedo, la verdad —dice Adrián, quien pidió viajar con Alex.
  —¿Quién te mandó a venir con nosotros? —responde Alex.
  —Yo. Soy valiente. El que tenga miedo a morir que no nazca.
Alex y el resto voltea hacia Adrián, ninguno entendió, a excepción de Lautaro, que ríe.
  —Tu mamá te crió bien.
Pasan las horas y siguen conversando.
  —Oigan, ¿Qué se supone que vamos a hacer? Si estamos todos, deberíamos atacar a Loki directamente.
  —El plan es localizarlo, ya que aún no estamos listos para una batalla, es peligroso acercarse sin el armamento adecuado.
  —¿Y dónde está ese "armamento"?
  —Se está fabricando, lo tendrán listo para el 15 de enero, lo llamamos "Propulsadores", su fabricación inició en la Primera Guerra Mundial, y ya está casi completo. Aún es un prototipo, pero será suficiente. Además, así reuniremos a más voluntarios. Mientras más, mejor.
  —Qué paja tener que esperar —dice Ariel—, cuando llegue el momento, apenas lo vea me lo voy a coger.
  —¿Y a mí para cuándo? —pregunta Nito.
  —¿Eh?
  —¿Eh?
Suena una risa ahogada y todos voltean a quien lo produjo, Alex, que intenta disimular que no fue él.
Y todos estallan en risa.
  —Seguís siendo un niño todavía, después de todo —dice Lautaro.
  —No me llames así.
Pasa una hora más de charlas comunes, hasta que Nito hace una pregunta que nadie sabe responder.
  —¿Por qué Loki hace esto?
Todos guardan silencio.
  —Según la mitología, Loki provoca el Ragnarok matando a Baldur, pero él muere también en medio de la gran batalla luchando contra Heimdall. Thor muere junto a la Serpiente del Mundo, Odin contra el lobo Fenrir, y así con todos. Thor está muerto, al menos eso supongo, y Loki, al enterarse de mi existencia, me tomó como un peligro para su plan; sin Thor, Jormungandr, la Serpiente del Mundo, podría ayudarlo a vencer a Heimdall sin morir en el intento, y así podría gobernar el nuevo mundo que surge después del fin de todo.
  —¿Y cómo sabemos que no mató ya a Baldur? —pregunta Adrián.
  —Si ya lo hubiese hecho, estaríamos pasando por un invierno de tres años, y no es el caso.
  —¿Qué estará esperando?
  —Que yo muera, o no puede volver al mundo de los dioses, no lo sé, lo que sé es que debemos matarlo antes de que vuelva al reino de los dioses.
De repente, el camión se detiene y el comandante Alan ordena que salgan. Los Benditos y Adrián obedecen y se encuentran con el peligro total. La zona está repleta de infectados.
  —¡Loki debió vernos con sus zombis! —dice Julio.
Lautaro rápidamente aleja a un gran número de infectados para acabar con ellos uno a la vez.
Ariel y el resto toman armas y comienzan a batallar por su supervivencia.
Un grupo de No Benditos son acorralados hasta un callejón rocoso sin salida. Ariel intenta ir con ellos pero una gran cantidad de infectados lo detiene. Nito intenta usar su poder sin necesidad del Mjolnir, pero apenas logra dañar a los zombis, así que comienza a depender más de su fuerza física, evitando cada mordida. Tiziano transforma sus manos en armas de fuego y lucha contra tantos pueda. Antonio chasquea y chasquea sus dedos eliminando a varios infectados a la vez. Gonzalo los congela y trata de rematar con el chasquido pero no logra apuntar correctamente.
Por algún motivo, la mayoría de infectados atacan a Lautaro, quién se defiende superando por mucho a sus atacantes.
  —Esto es obra de Loki —dice Lautaro para sí mismo.
El pequeño grupo de No Benditos acorralados ruegan por ayuda ya que cada vez son más arrinconados y ya perdieron a unos cuántos de sus hombres. Gonzalo intenta ir por ellos pero otros infectados lo detienen.
Los humanos comunes gritan y piden piedad ante Loki. Unos zombis logran atravesar las inagotables balas que los soldados disparan.
  —¡Apunten a la cabeza! ¡Es su debilidad! —grita Alan.
Los soldados obedecen y apuntan a la cabeza, pero son demasiados infectados. Entonces, Antonio realiza una pequeña explosión con un chasquido al suelo para salir disparado hasta cruzar por encima de todos los infectados y quedar por detrás de los soldados.
  —¡A un lado! —grita Antonio mientras le da una calada a su cigarrillo.
Los soldados cesan los disparos y dejan pasar a Antonio al frente.
  —¡Gonzalo! ¡Mira bien!
Gonzalo escucha y sube por sobre la horda de infectados para ver mejor a Antonio, congelando a los zombis en el paso.
  —¡Que esto te sirva de lección para tu entrenamiento!
Antonio se quita su campera y remanga su remera y su brazo izquierdo comienza a soltar vapor.
  —En casos como este, ¡Vale la pena quemarse un poco!
  —¡Señor! —grita Gonzalo.
  —Habilidad Especial, tipo Ofensa; ¡Infierno!
Entonces su brazo se rodea de un intenso fuego que Antonio desprende hacia la multitud de infectados.
  —Mierda.
Algunos zombis logran soportar el fuego y siguen avanzando, entonces, el otro brazo de Antonio también se envuelve en fuego y desprende esa llamarada hacia los infectados, quemando a todos por completo.
Después de un rato, el vapor de la gran llamarada se disipa y solo quedan restos de la horda de infectados. El resto de zombis fueron derrotados por el resto de los soldados y los Benditos.
Gonzalo va rápidamente donde Antonio y ve sus brazos; aún desprenden vapor y están completamente quemados, una quemadura más allá del tercer grado.
  —No te preocupes, ya ni siquiera los siento, el fuego quemó mis nervios. No me duelen
  —Pero, señor, ¿Qué hará ahora? Con sus brazos así no podrá ni comer, menos continuar en la batalla.
  —Para eso están esos de ahí. —Señala con su cabeza a los enfermeros—. Los Benditos más aceptados por la sociedad, los Curanderos, siempre hay uno por grupo médico. Ese de ahí sanará mis brazos.
  —¿Por eso usó su fuego así? ¿Sabía que lo curarían?
  —En parte, pero también porque era una situación de vida o muerte. Tienes que saber cuándo es necesario usar esta cantidad de fuego, a veces, los chasquidos no alcanzan.
  Todos suben nuevamente a los vehículos y atraviesan una montaña que cubre el edificio donde Loki permanece. Una vez localizado el mejor camino, comienzan su vuelta al refugio.
  —¿Se siente mejor, señor Antonio? —pregunta Gonzalo.
  —Ya te dije que sí. Estás muy preocupado últimamente, en el torneo parecías ser un niño mucho más serio e independiente.
  —Pasa que quería ganar, necesito el dinero, tenía que pagar la renta o me echarían a la calle.
  —¿Acaso Meredith no te dejó quedarte en mi casa? Yo estaba en la cárcel, no podría oponerme.
  —No quise molestarla, ya estaba muy ocupada manteniéndose a ella misma como para que yo vaya a darle una carga más.
  —Qué niño tan educado. —Golpea suavemente su espalda—. Perdón por haberte echado aquella vez, estaba enojado.
  —No se preocupe, señor.

El Rol de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora