17 de enero, 2038.
Dentro de poco, el 26 de enero, comenzarán las elecciones. Cada partido ya presentó su campaña y se preparan para ser votados. Uno de los favoritos a ganar es Juan, quien se ganó la confianza de la gente gracias a su exitoso pasado como gobernador. La gente espera que haga mejor al país, incluso tolerando sus planes para la integración de los Benditos en la sociedad.
Ariel recibe una llamada de parte de Nito a la mañana.
—¿Cómo vas? —pregunta Nito.
—No estoy seguro de si estoy mejor, pero ahí ando. ¿Vos todo bien?
—Bueno, se siente tu ausencia. Esto no es como cuando fuiste a tu viaje para fortalecerte. Te extrañamos, especialmente Zira. No le digas que te lo dije, le da pena admitirlo.
Ariel ríe.
—Yo también los extraño. ¿Cómo está mi tío?
—Por lo que sé, está bien. Lo ascendieron en su trabajo y está buscando un nuevo apartamento para vivir allí.
—¿Y Mia?
—Ya puede levantar el Mjonir, pero aún tiene que entrenar más para saber manejarlo. Aprende rápido. Últimamente la noté más energética, hace unas semanas que dejó de pelearse con los niños del orfanato por insultar a Lautaro.
Hay un largo silencio.
—Hace unos días se cumplió un año de la muerte de Lautaro —dice Ariel.
—Sí —responde Nito con tristeza.
—Visitá su tumba por mí.
—Eso haré. En media hora vamos a ir, con Zira y Ruf, y después planeamos ir a un parque. —Hace una pausa—. Me le voy a confesar a Ruf.
—¡¿Qué?! —se sorprende Ariel—. ¿Me lo voy a perder? Mierda.
—Tranquilo, no le voy a pedir ser pareja. Si es que yo le gusto también, pienso formalizar el día que salgas de ahí.
—¿Entonces sólo se lo vas a decir?
—Sí.
—Harían buena pareja.
—Gracias. Tengo miedo, la verdad. Si me rechaza, dejaremos de ser amigos.
—Como dijo un sabio de la época contemporánea; "El que tenga miedo a morir que no nazca".
Nito ríe.
Ariel se sorprende.
—¿Acaso escuché una risa? ¿De vos?
—¿Me reí? No me di cuenta.
—Es la primera vez que te escucho reír, ni siquiera te vi sonreír nunca.
—Digamos que es por Ruf, me ayudó mucho. Me está buscando algún buen psicólogo que me trate, ya que mi papá no me dio la infancia ideal y por eso no puedo expresarme bien. Ya sabés cómo fue.
—Sí. Sigo pensando que tu papá es un pelotudo.
—Lástima que murió, se lo podrías decir a la cara.
Una doctora aparece y le dice a Ariel que ya terminó su tiempo al teléfono, así que se despide de Nito, manda saludos a todos, y corta la llamada.
«¿Tan raro es escucharme reír?» piensa Nito.
Más tarde, ese día, luego de visitar la tumba de Lautaro y, de paso, el de Tiziano, Nito, Ruf y Zira se dirigen al parque. Allí pasan toda la tarde, hasta que empieza a anochecer, ya casi eran las 8 PM.
En un momento, Zira va al baño. Nito vio la oportunidad y la aprovechó.
—Tomá —ordena Nito.
—¿Y esto?
—Es una carta.
Ruf se tapa la mitad inferior de su cara con la carta, aún cerrada. Ella ya imagina lo que dice y se emociona internamente. Abre la carta y sus ojos comienzan a brillar cada vez más intenso mientras lo lee.
Nito está nervioso por saber su respuesta.
Una vez termina de leerlo, Ruf se acerca a Nito y le da un beso. Nito al principio se sorprende, pero pronto corresponde el beso. Luego se abrazan y Nito sonríe de felicidad.
De pronto, suena el teléfono de ambos. Era Julio, envió un comunicado alertando a todos que La Sombra está atacando una ciudad cercana, Ciudad Misiones, además, Alejandro escapó gracias a Carlos y sus portales.
Zira vuelve y se entera de la situación, y decide acompañar a Nito y a Ruf. Julio los envió a buscar a Ariel. Maximo y Dylan están donde Julio. Adrián se prepara rápidamente y corre a la base militar, donde partirán a Ciudad Misiones.
Todos llegan menos Nito, Ariel, Zira y Ruf, ya que están demasiado lejos, así que deciden ir por su cuenta usando los portales de Ruf para llegar más rápido y esperar ahí a sus refuerzos.
La ciudad es un caos, está lleno de humo y el objetivo de La Sombra es clara: matar al actual vicepresidente, que vive en esta ciudad, sin importar cuántas vidas de civiles se pierdan. Los miembros de la organización tiran bombas de humo por todos lados y entran a las casas a la fuerza para lastimar o hasta matar a los civiles, para así demostrar que están dispuestos a todo por su objetivo.
«¿Qué carajo está pasando? ¿No se suponía que iban a atacar en el 2041? ¿Cuántos son? Deben ser menos de 500, ¿Por qué hacer una jugada tan arriesgada?» piensa Julio.
Nito, Ariel, Ruf y Zira se impacientan por la llegada de sus refuerzos al ver el caos y la masacre que está sucediendo en la ciudad. No pueden hacer nada, morirán si intentan luchar ellos solos.
—Tengo miedo —dice Zira.
—Tranqui. No es como cuando nos atacó Dylan, ahora somos mucho más fuertes.
Ruf nota cómo Nito la ve muy serio directo a los ojos.
—¿Confiás en mí? —pregunta Ruf.
Nito sonríe levemente.
—Sí.
Luego de una hora, el ataque continúa, pero llega Julio y sus soldados, con Dylan, Maximo y Adrián.
Todos se preparan y se mentalizan porque podrían morir.
Julio da la órden y todos se adentran en la ciudad.
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El Rol de la Muerte
Ficción GeneralEn un mundo sanando después de dos terribles guerras, cuatro jóvenes, Nito, Ariel, Tiziano y Lautaro, pertenecientes a una minoría despreciada de super humanos, deciden unirse por un propósito común y embarcarse en una peligrosa misión para investig...