Capítulo 28

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Al recordar que a You le estaba costando demasiado dormir en las noches decidí no despertarla, mejor me quedaría ahí hasta que ella misma lo hiciera.
Y no fue hasta después de un par de horas que ella se despertó. Tras aquello se disculpó por quedarse dormida y cada una se dirigió a su casa como si nada hubiera pasado.

Al entrar a mi casa traté de hacer el menor ruido posible, era muy temprano y había pasado toda la noche fuera, mis padres me matarían si me vieran entrando a esas horas.

—¿Dónde estabas?
Me giré rápidamente por el susto y traté de pensar algo rápido.

—Dando un paseo nocturno. —Ayumu frunció el ceño.

—¿De cinco horas? —preguntó incrédula.

—¿Qué haces despierta de todos modos? —devolví la pregunta.
Ayumu suspiró.

—Shiitake se despertó y se tumbó encima de mí, ya sabes que es enorme, si algún día muero de asfixia será por tu culpa —se quejó.

—¿Solo me estabas esperando para echarme la culpa? —ella asintió.

—Deberías darle más atención.

Supuse que tenía razón, era mi perro después de todo, o al menos desde que mis sueños comenzaron a ser más reales de lo que yo pensaba.

—Lo haré.— Ayumu se sorprendió ante mi afirmación.

—¿En serio? —cuestionó.

—Shiitake es como mi hijo.
Y esto último pareció dejarla sin palabras, como si acabara de decir algo muy impactante.

—Oye Chika, ¿por casualidad has seguido soñando con ella?

—¿A qué viene eso de repente? —pregunté confusa. Ella se encogió de hombros.

Mantuvimos el contacto visual durante unos segundos sin decir ni una sola palabra.

—Estás rara —afirmó.
Traté de fingir que no sabía a qué se refería, pero la verdad era que en el interior era una explosión de emociones constantes.
Miré al suelo y dudé si debía decir algo o no, pero sabía que Ayumu lo descubriría tarde o temprano.

—You y yo estamos saliendo, o eso creo —admití.
Ayumu no disimuló su sorpresa, me miró con los ojos muy abiertos, esperando a que yo siguiera hablando.

—Bueno se confesó y yo lo hice también así que... —murmuré, aún esperando por otra reacción.

—Chika, ¿qué día es hoy? —preguntó directamente.
La miré confundida como si estuviera bromeando pero acabé respondiendo la pregunta.

—Hoy es catorce de Octubre.
Ayumu bajó la mirada al suelo como si estuviera tratando de recordar algo.

—¿Todo bien? —pregunté con preocupación. Ayumu suspiró y levantó la mirada de nuevo.

—Nada de lo que te tengas que preocupar. —me sonrió.

Tras aquel cambio drástico de la conversación, se acercó a mí con una sonrisa y me abrazó.

—Me alegro mucho por ti Chika.
Envolví a Ayumu en mis brazos y sonreí alegremente.

—Gracias —dije con sinceridad.

Ayumu había estado ahí siempre que había necesitado algo de apoyo, aunque a veces nos peleemos o no estemos de acuerdo con la otra, la quiero mucho.

—¿Hoy vas a salir? —preguntó con curiosidad.

—No estoy segura, primero quiero dormir algo más, me duele mucho la espalda —me quejé. Ayumu levantó una ceja.

—¿Qué has estado haciendo? —insistió en saber.

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