Capítulo 38

43 7 6
                                    

Una vuelta. Dos. Tres.
Acababa de hacer el ridículo de una manera impresionante.
¿Y si había dicho su nombre también? No, por favor.
Debería dejar de dormir al lado de otras personas, Ayumu ya me había dicho antes que hablo en sueños. ¿Por qué no le hice caso?
¿Qué pensará You de mí?
Aunque dijo "nos vemos mañana", no puede ser tan malo entonces. Espera, ¿y si mañana no aparece?
¿Cuánto tiempo llevo pensando en esto?
Miro la hora en el móvil, ya que es lo más cercano. «2:36». Debería dormir ya.

___

—¿Lo sabías?
—Te juro que no. Azumi nunca hace ese tipo de cosas. Suele dibujar pero nunca ha hecho nada para nadie.
Ya había notado que era un chico muy callado.
—¿Eso es bueno? —bromeé.
—Eso significará que te adora. —me sonrió.
Volví a mirar el dibujo y sonreí.
—Lo colgaré en mi habitación.
—¿En serio? —se rió.
Asentí repetidamente.
—Es un acontecimiento único en la vida.
You me rodeó con sus brazos, acercándose a mí.
—Gracias.

___

Pasaron algunas horas, cuando al fin desperté de nuevo. Mi cabeza daba vueltas. Sentía como si siguiera durmiendo.
Las voces aparecieron otra vez. Aunque no parecían ser las mismas.
Todo comenzaba a ser más vívido. Las palabras eran más claras que antes.
«¿Lo sabes no?» escuché a una voz preguntar.
«Me enteré de algo».
No terminaba de reconocerlas, pero estaba segura de que las había escuchado antes.
«¿Cuántas veces te lo he dicho? ¿Y tu hermano?» preguntó la otra voz.
«He tardado demasiado, lo sé. Solo quería tomar la mejor decisión» se excusó.
Entonces comenzaron a escucharse distorsionadas.
Golpeé mi cabeza en un intento de seguir escuchando. Pero no funcionó.
—Oh no, no de nuevo —me quejé en voz alta.

Shiitake, que dormía plácidamente en el suelo de mi habitación, levantó la cabeza para mirarme.
—Lo siento, ¿te he despertado?
Volvió a tumbarse, con los ojos abiertos.

Suspiré, cayendo hacia atrás.
Volví a mirar la hora, aún no debía estar despierta.

Quizás al día siguiente todo fuera mejor. Quizás You no recordaba nada. Quizás el plan de Hiro funcionaba. Incluso, siendo demasiado optimistas, quizás pronto dejaría de tener sueños y visiones.

Mi alarma finalmente fue la razón de que abriera los ojos.
Tenía expectativas en ese día, así que me levanté con motivación. Tenía que acabar con todo por una vez.

—Hoy empieza nuestro plan —anunció Hiro. Asentí, concentrada en sus palabras. —Hablaré con nuestra clase, si me entero de algo lo sabrás.
—¿Yo no tengo que hacer nada? —pregunté incrédula.
Hiro se encogió de hombros.
—No, por ahora.
Esa respuesta no me convenció del todo.
—¿Cómo sabré que me dices la verdad?
—¿Por qué iba a mentirte? —elevó una ceja.
—No confío plenamente, creo que sería mejor si fuéramos los dos.
Hiro accedió sin problema.
Aunque yo no tardé en arrepentirme de mis palabras.

Comenzamos con nuestra clase, pero nadie quería saber nada de Kai. Algunos ni siquiera nos escucharon.
—¿Qué hacemos?
Miré a nuestro alrededor, tratando de buscar una solución.
—Ahí —señalé de repente.
Hiro siguió mi mano con la mirada.
—¿Él? —parecía confundido. —Ni siquiera habla con los demás, solo con el chico ese.
—¿No te sabes sus nombres? —fruncí el ceño.
—Bueno no, ¿por qué debería?
—Quizás porque estáis en la misma clase.
Hiro rodó los ojos y caminó en dirección a aquel chico.

—Oye, tenemos que preguntarte algo —informó Hiro.
Taiki lo miró un poco asustado, pero al verme pareció calmarse.
—¿Qué es? —me preguntó a mí.

Ya llevaba siguiendo a Hiro mucho rato.
Puede que todos lo siguieran viendo cómo antes, se notaba la incomodidad a kilómetros.
Cada vez que Hiro se dirigía a alguien, esta persona trataba de evitar la conversación y se iba.

—Nos preguntábamos si habías escuchado algún rumor recientemente —hablé.
Taiki dudó por unos segundos.
—¿Sobre qué?
—Kai.
Retrocedió inconscientemente al escuchar su nombre.
—No he oído nada.
Parecía querer irse de allí, cuando alguien entró en nuestra conversación.

Su mejor amigo parecía haber estado buscándolo. Paró a su lado y nos miró con curiosidad.
—¿Ha pasado algo?
Ninguno de ellos solía relacionarse con los demás.
—Estábamos preguntando si había oído algún rumor sobre Kai —habló Hiro esta vez.
Dai también retrocedió un poco, pero no tardó en responder.
—En realidad, he escuchado algo —anunció.
Hiro y yo nos miramos enseguida, como si no esperáramos esa respuesta.
—No estoy muy seguro, pero escuché a un grupo de clase hablando sobre él el otro día.
—Dinos todo lo que sepas por favor —pedí.
Dai dudó antes de dar la información, pero se decidió por ayudar.
—Escuché que su padre lo maltrata físicamente o algo así.

Hiro y yo nos miramos de nuevo, le dimos las gracias y nos despedimos.

—¿Ves? Te dije que era posible.
—De alguien tuvo que sacarlo.
Tendría sentido si fuera verdad.
—Kai nunca me ha hablado de su familia.
—¿Alguna vez le preguntaste?
—Siempre evitaba el tema.
Más razón para creer en los rumores.

Hiro y yo seguimos caminando.
—¿Y ahora?
Se encogió de hombros.
—¿Hablar con Kai?
—Sé que yo tuve la idea pero...
Hiro levantó una ceja.
—¿Qué? ¿Ya no quieres?
—No, sí. Solo que estoy segura de que no servirá para nada —admití.
Yo misma había dicho que a lo mejor funcionaría, pero ¿en qué estaba pensando?
Kai nos odiaba, nosotros a él también, ¿por qué nos diría algo?
—Nada nos cuesta intentarlo supongo.
—¿Hoy? —pregunté insegura.
—Hoy. —Hiro parecía decidido a acabar cuanto antes.

Decidimos hacerlo en el segundo recreo.
Buscamos por todo el instituto a Kai. Siempre caminaba solo por los pasillos como un fantasma. Su vida había dado un cambio drástico.
Tardamos un poco en encontrarlo, pero lo conseguimos con unos minutos de sobra.

—¡Kai! —llamó Hiro.
Él se giró con una expresión molesta.
—¿Qué queréis?
Miré a Hiro para que hablara él.
—Hemos escuchado algunas cosas y estamos preocupados por ti —exageró un poco. Decir que estábamos preocupados no coincidía del todo con la realidad.
—Mirad, no sé cuál es el objetivo, pero no os va a servir de nada mentirme.
—Solo queremos saber si es verdad lo que dicen.
Kai lo miró extrañado.
—Lo de tu padre —dijo directamente.
Quizás había sido demasiado directo. A Kai no le faltó casi nada para descontrolarse tras esas palabras.
—Meteos en lo que os importe —acabó por responder.
—De verdad queremos ayudar —insistió Hiro.
—Mucha suerte.
Kai se fue de allí sin decir nada más.

—Creo que va a ser un poco más difícil de lo que pensamos.

___

—Shiitake, ¿crees que se acordará?
Mi perro me miró y continuó caminando sin darle importancia. Claro que no iba a responder.

Había decidido llevarlo al parque ese día, a You le gustaba, y era una forma de desviar su atención de mí.

No tardamos en encontrarnos con ella.
—Lo has traído —dijo con una sonrisa.
No dió tiempo a que llegáramos a ella, Shiitake se soltó de mi agarre y corrió hasta quedar frente a You. Ella lo acarició.
—Yo también me alegro de verte.

You no mencionó nada. Eso me ayudó a relajarme.
Mantuvimos una conversación normal, como la de cualquier otro día, aunque esta vez sin preguntas demasiado extrañas.

You se veía más alegre. Me había estado contando algunas anécdotas que le habían ocurrido en su nuevo trabajo. Porque sí, You me había contando que había empezado a trabajar varias horas a la semana.
Aunque a esa edad algunas personas buscaban algo, yo no me había planteado hacerlo siquiera.
Pero no parecía del todo horrible, tenía cosas divertidas para contar.

No sé si fue cosa mía o de verdad estaba ocurriendo. Pero noté que You estaba coqueteando conmigo.

RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora