Capítulo 41

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No fue hasta la mañana siguiente que recordé aún no haber tomado ninguna decisión respecto al tema de Kai.

Hablé con Hiro a primera hora de la mañana para saber a qué conclusiones había llegado, a pesar de no tener ninguna propia.
—Estuve pensando todo el día.
—¿Y? —lo insté a seguir.
—No lo sé, ¿crees que lo estamos presionando? Quizás no se arrepienta de nada, lo veo un intento inútil.
Se había mantenido tan optimista hasta el momento que me costaba creer sus palabras.
—¿Es eso por lo que dije ayer? Parecías decidido a ayudar.
—Pero tenías razón, no todos quieren ser ayudados, importan ambas intenciones ¿no es así?
Asentí. Estaba en lo cierto.
—Yo no tomé ninguna decisión aún, creo que deberíamos dejarlo para mañana.
—Está bien, atrasarlo no es mala idea, todavía necesito poner algunos pensamientos en orden.

Con ese último intercambio de palabras nos despedimos para seguir nuestro propio camino a clases.



La mañana transcurrió con normalidad.
Kanan me preguntó si You y yo ya habíamos hablado lo que pasó. Le respondí que aún no, que teníamos tiempo para hacerlo más adelante.
Estaba segura de que sacaríamos el tema. Si no lo hacía ella, eventualmente sería yo. Era algo que no me preocupaba.

No me volví a encontrar con Hiro en todo el día, probablemente estaría solo en cualquier parte, preguntándose que hacer.



Llevaba algunos días sin hablar con Ayumu más allá de algún intercambio de palabras breve.
Aquel día nos fuimos juntas al salir del instituto, momento que aproveché para preguntarle cómo estaba.
Yo no tenía mucho que contar, así que no lo hice. También parecía que su vida no había tenido muchos cambios.
Todo parecía más tranquilo por fin.



Pasé la tarde en mi habitación, caminando de un lado para el otro.
—¿Qué debería hacer Shiitake? —pregunté en voz alta, como si fuera a recibir una respuesta.
En realidad recibí un ladrido, ¿podía considerar eso una respuesta?
—Debería abandonar el tema de Kai. ¿Y hablar seriamente con You? ¿O seguir así? Podría fastidiarlo todo si intento hablarlo.
Shiitake no emitió ningún sonido. ¿Eso cómo debería interpretarlo?

Llegó una notificación a mi móvil.
«¿Vienes?».
Eran las ocho de la tarde.
¿You quería verme una hora antes que la del día anterior?
A lo mejor estaba reconsiderando mi propuesta de vernos antes.
¿Lo haría pensando en mí? You siempre era muy atenta, me alegraba que hiciera ese tipo de cosas.

La hora más esperada del día se presentó antes de lo que creía. No tardé más de tres minutos en llegar.
Cómo de costumbre, ella se encontraba allí.
—¿Quieres caminar? —ofreció. Yo acepté.
Hasta el momento nunca habíamos salido del parque, tampoco parecía tener intención de salir.
A ese punto lo sentía nuestro lugar especial, ¿ella también lo vería de esa forma?
—¿Cómo estás hoy? —preguntó. Yo la miré, apunto de responder. —Además de preciosa. —sonrió.
No, otra vez no.
Se me saldría el corazón del pecho como You siguiera diciendo cosas así.
Generalmente resultaban vergonzosas, e incluso si eran Kanan y Mari las que lo decían, vomitivo. Pero cuando ella lo decía era tan diferente.
A lo mejor era solo mi opinión la que cambiaba.
You podía hacer o decir lo que quisiera, nunca me parecería demasiado o muy poco.
—¿Desde cuándo te gusto tanto? —bromeé. You se rió.
—Si lo supieras —habló, más para sí misma que para mí.
Aquel comentario me hizo sonreír. Pudo haberlo negado, pero no lo hizo.

Seguimos caminando en silencio, hasta que decidí devolverle el halago.
—Tú también estás preciosa —afirmé.
Ni siquiera necesitaría verla para confirmar que siempre lo estaba.
You no respondió.
La miré, preocupada por su reacción. No esperaba encontrarme con su rostro completamente rojo.
Debería decirle cosas así más a menudo, se veía tan linda.
—Y también un poco roja —agregué.
Quería molestarla a propósito.
—Eres una idiota.
Reí tras sus palabras.
—Pero aún así te gusto.
No lo negó. No respondió nada.
A cada minuto estaba más segura. Le gustaba de verdad.
Las ilusiones comenzaron a crecer en mi interior inconscientemente.

___

—Azumi me dijo que quería verte —informó You.
Me extrañó que lo dijera.
Por supuesto que sabía que Azumi hablaba más con You que con cualquier otra persona, incluidos sus padres. Pero que hablara de mí era muy raro.
Parecía haberme cogido cariño. Y a mí no me disgustaba en absoluto.
Después de todo era un niño muy lindo, igual que You, solo que mucho más callado.
—Entonces mañana podríamos ir a tu casa —sugerí.
Nunca era un problema pasar tiempo en la casa de la otra. Teníamos suficiente confianza para todo.
—Claro, a él le hará mucha ilusión. Aunque luego nunca se atreve a decir nada.
A You le preocupaba mucho su hermano.
—Aún así, creo que está más hablador que nunca ¿verdad?
—No es un gran cambio, pero supongo que tener un amigo nuevo está ayudando —reveló.
Hasta ahora no me había dicho que Azumi había conseguido hacer un amigo.
—¿Un amigo?
—Sí, desde que no lo molestan tanto un chico se atrevió a acercarse y hablar con él —explicó.
—¿Entonces ya no le hacen bullying? —pregunté.
Tampoco sabía nada sobre eso.
—Bueno, no ha parado del todo, siguen molestándolo a veces, pero no a ese nivel. Al final hemos conseguido que parara.
—¿Y eso? ¿Sus padres? —cuestioné.
—Supongo —se limitó a responder.
No eran muchas palabras, pero me bastaba para entender más o menos la situación.
En el fondo me alegraba que la vida de Azumi estuviera mejorando significativamente.
A You le alegraría incluso más.
Pero entonces, ¿por qué sus ojos decían lo contrario?

___

Otro día más.
Nada diferente al resto, y al mismo tiempo un día importante.
Ese día decidiría si seguir investigando con Hiro o no.
A pesar de haberme hecho mucho daño en el pasado, no me parecía mala persona, sabía que en el fondo había mucho más de él, incluso cosas que todavía no conocía.
—¿Y bien? —preguntó.
Hiro me dejó dar mi opinión primero.
—No podemos seguir, él no es como tú —respondí sin dudar.
—¿Cómo yo? —dudó.
—Él quiere hacer las cosas solo, no quiere ayuda, no quiere perdón. No podemos darle todo eso si no lo quiere.
Hiro asintió.
—Tienes razón, lo estuve pensando. Kai no necesita nuestra amabilidad. Pero, ¿tú necesitas la suya?
—¿A qué te refieres?
Hiro lo pensó.
—No es nada. Entonces lo dejaremos aquí, ¿no?
—Así es.
No fue una despedida, por supuesto.
Solo agradecía haber podido contar con él las últimas semanas.

Tendría algo menos de lo que preocuparme. De ahí en adelante podría centrarme en mí misma.

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