Recuerdos

Capítulo 46

Mi decision final fue no asistir a clase. Aún no estaba preparada para afrontar mi vida diaria.
Aún así, envié algún mensaje a Kanan pidiéndole que fuera a mi casa para poder hablar con ella.
Le dije que podía traer a Riko. Después de todo, ambas tenían que saber mucho más que Kai y Hiro.

Ayumu no entró a mi habitación esa mañana, entendió que ya había dicho suficiente como para hacerme reflexionar.

Shiitake me hizo compañía hasta que la hora llegó.
Kanan me dijo que irían a buscarme a la vuelta del instituto y también que me preparara para salir. Al parecer quería sacarme de allí, sabiendo que no estaba enferma.

«Estamos abajo» leí.
Salí lo más rápido que pude, tratando de no encontrarme con Ayumu.

No pude evitar abrazarlas cuando las vi paradas frente a mi puerta.
Ellas me abrazaron de vuelta, como si no me hubieran visto en años.

—Vamos a comer fuera, allí nos puedes contar lo que sea —informó Kanan.
No había comido casi nada en los últimos días.

Tardamos en llegar algunos minutos, entonces me dieron paso a contar lo que había pasado.
—El otro día encontré una serie de papeles en mi casa. —decidí omitir la parte en la que los buscaba. —En ellos decía que estuve en coma unos tres meses.
Kanan y Riko se miraron.
—Sabíamos que te acabarías enterando.
Miré a Riko con el ceño fruncido.
—¿Por qué no me lo dijisteis? —cuestioné.
—Chika, es un tema serio —habló Kanan. —Esperábamos a que recuperaras la memoria.
—¿Entonces también tengo pérdidas de memoria?
—Creemos que solo desde que ocurrió aquello —dijo Riko esta vez.
—¿El qué? —pregunté confundida.
Kanan golpeó con el codo a Riko.
—Eso no es importante —trató de salvar la situación.
—¿Estáis ocultando cosas otra vez? —pregunté con desaprobación.
—Solo hasta que recuperes la memoria por ti misma.
—¿Y eso cuando ocurrirá?
No supieron responder.
—Esperamos que pronto.
Esa respuesta era como nada.
—Si lo recuerdas y necesitas algo llámanos.
Al menos contaba con su apoyo.
—¿No puedo saber cómo ocurrió? —insistí.
Negaron con la cabeza.
—Hoy hace un año del accidente —soltó Kanan. —Con suerte recordarás algo.

Nada. No recordaba nada.
¿Ya había pasado un año? ¿Por qué no lo supe antes?
Agradecía que se hubieran tomado el tiempo de hablar conmigo. Pero realmente no me había servido de mucho.

Regresé a mi casa sin hacer ruido y entré a mi habitación.
Revisé mis mensajes y vi que You aún no me había escrito nada. Quizás debería hablar con ella para disculparme.

Tenía suerte de que ya hubiera llegado el viernes, en vez de ir a clases podía pensar en toda mi situación y tratar de recordar.
¿Que hacía alguien cuando intentaba recordar algo?
Pensar tanto me provocaba sueño. Pero no podía quedarme dormida aún.
Miré a Shiitake.
—¿Quieres dar un paseo? —pregunté en voz alta.
Él se levantó y comenzó a mover la cola.

Lo tomé como una oportunidad para pasar la tarde distraída de todo lo demás.

Regresé a mi casa algo tarde.
Era de noche, así que no lo pensé dos veces antes de dormir.

___

Desperté frente a la puerta de You. Hoy Azumi me había invitado a jugar con él.
En realidad iba para pasar el rato con You hasta que tuviera que salir, entonces quedarme con Azumi.
O al menos eso me gustaría decir.
Mi curiosidad a veces no tenía límites, necesitaba descubrir el contenido de aquel sobre.

You abrió la puerta enseguida, me sentía como una intrusa entrando allí. Quizás mis intenciones no me hacían sentir como la mejor persona, pero era por una buena causa.

—Hola —saludó con una sonrisa al verme.
Entré tras saludarla con un abrazo.
Azumi corrió hacia mí con emoción, asegurando que no podía esperar para jugar conmigo ya que se aburría un poco.

You y yo nos dirigimos a su habitación.
—Ojalá poder quedarme a jugar con vosotros —admitió algo apenada.
—No te preocupes, siempre podremos otro día.
You se acercó a mí y acarició mi mejilla.
—Te amo.
Fue tan inesperado que me reinició por completo.
De repente me sentí peor por dudar de ella.

No me dio tiempo a responder cuando nuestros labios se unieron.
—No lo olvides, ¿vale?
Asentí, sonriendo.
Yo también lo hacía.

No pasó mucho rato hasta que tuvo que irse.
Se volvió a disculpar antes de salir.

—¿A qué jugamos? —preguntó Azumi.
—Lo que tú quieras —respondí.
—Creo que ya lo sé, espera aquí —dijo, para salir corriendo en busca del juego.
Era ahora o nunca.

Me levanté para buscar en la estantería donde estaba la carta la última vez.
No encontré nada. ¿Acaso la había cambiado de sitio?
Rebusqué en los cajones de toda su habitación.
Finalmente di con ella.
La cogí y la volví a mirar. ¿Realmente debía entrar así en su privacidad?

Había infinitas posibilidades, ¿podía arriesgarme a que alguna fuera mala?
Después de leerla haría como si nada hubiera pasado.
Con los dedos temblorosos abrí el sobre de contenido desconocido.
Metí la mano en busca de una carta. Para mi sorpresa no fue así.
Saqué el contenido sin dudar. Podría mirarlo una y otra vez, no iba a cambiar ¿verdad?
No supe cómo reaccionar. Era quizás lo ultimo en mi lista de espera.
No sabía si era por la sensibilidad de los últimos días, pero de nuevo mis ojos se llenaban de lágrimas deseando salir.
Guardé la carta en mi bolsillo, preparada para salir de allí en busca de You.

Ni siquiera le di explicaciones a Azumi.
Salí de allí corriendo.
Saqué mi móvil para llamarla. No hubo respuesta.
Solo esperaba haber malentendido todo.

Volví a llamar entre lágrimas. No sabía que hacer ni a dónde ir.
«¿Chika-chan?» escuché la voz de You al otro lado.
—¿Dónde estás? —pregunté.
Dudó unos segundos, pero al escuchar mi voz me dijo que nos encontráramos en un lugar específico.
Corrí hasta allí, imaginando que ella ya estaba.

Al llegar la encontré preocupada mirando en todas las direcciones.
Corrí hacia ella, abrió sus brazos con la intención de abrazarme, pero la evité.
—¿Me lo puedes explicar? —pregunté alterada.
—¿El qué? —parecía muy confundida.
Saqué el sobre de mi bolsillo y se lo enseñé.
—¿Qué es esto?
You abrió los ojos. Pareció entenderlo todo al instante.
Las lágrimas no cesaban, apenas podía respirar correctamente.
—Tranquila, por favor —dijo ella.
—Sigo esperando una explicación.
No dijo nada.
¿Por qué siempre esperaba sus palabras y nunca llegaban?
No era la primera vez que evitaba un tema que no le gustaba.
Las relaciones se basan en la comunicación, ¿por qué nunca me decía nada?
—You, ¿por qué Eiji te envía dinero?
Me evitó la mirada.
¿Tan difícil era decirme la verdad?
¿Por qué seguía sin decir nada?
—You, por favor —dije, al borde del colapso.
Me costaba mantenerme en pie.
Era algo que no quería ver. Pero una relación así solo podía acabar mal.
—Chika sé que pueden parecer muchas cosas pero-
—¿Y qué es? —la interrumpí. —You, ¿qué es entonces?
No me quería poner en lo peor, pero sabiendo que habían salido en el pasado había muchas posibilidades, y ninguna buena.
—Solo está intentando ayudar.
Ella también parecía al borde del llanto.
—¿A cambio de qué? —insistí.
Que no hubiera respuesta me estresaba todavía más.
—¡Siempre es igual contigo! —grité desesperada. —Nunca me dices nada, me lo ocultas todo ¿y luego esperas que no me ponga así?

En el fondo tenía la esperanza de que habría una razón para ello. De qué sería un malentendido y You me lo explicaría en cuanto se lo preguntara.

Me sentía mareada, trataba de esquivar a todas las personas que se cruzaban en mi camino.
You me seguía, caminé más rápido.
Sentí punzadas en el pecho, como si me hubieran apuñalado el corazón numerosas veces.
—Chika, por favor.
Al notar que me alcanzaba comencé a correr.
¿De qué servía si no iba a explicar nada? Acabaría como siempre.
Me costaba seguir el camino, tenía la vista borrosa y pensé que podría desmayarme en cualquier momento.

Algo chocó contra mí, sentí un dolor agudo que desapareció cuando caí al suelo y perdí el conocimiento.
Escuché la voz de You gritando mi nombre. Su voz se quebró en cuanto se hizo paso entre la gente para llegar a mí.
Sentí su tacto por última vez antes de que el sonido de una ambulancia se hiciera presente.
Pude notar el color de las luces azules acercándose progresivamente.

Todo se volvió oscuro.