Recuerdos

Capítulo 45

La noche anterior tampoco pude dormir. Seguro que tenía unas ojeras enormes.
Tampoco tenía energía como para mirarme a un espejo.

¿You me había rechazado? No.
No me había rechazado a mí, yo le gustaba.
Solo que no quería una relación.
Quizás había exagerado al irme así.

No quise levantarme para ir a clases.
Pensé que Ayumu no entraría más veces.
Todavía quedaban en mi memoria algunos momentos después de que pasara lo de Riko. No quería hacer nada, trataba mal a los demás cuando me intentaban animar...
¿Estaba volviendo a eso?

—¡Chika! —Ayumu entró de golpe a mi habitación.
—¿Qué quieres ahora? —me quejé.
Ayumu se acercó a mi cama y me hizo girar para mirarla a la cara.
—Mírame cuando te hablo —dijo, aparentemente molesta. Fruncí el ceño.
¿Qué le pasaba? Ella nunca había sido así.
—Mira, no sé lo que te pasa, pero tienes que dejar de hacer esto.
—Oye-
—¡No! Escúchame —interrumpió. —Te quedas aquí esperando a que alguien te saque de todo esto. Deja de depender de los demás. Levántate y haz algo por ti misma.
Tras decir aquello, abandonó la habitación, sin siquiera escucharme.

¿Que dejara de depender de los demás?

Al principio pensé que Ayumu solo decía tonterías pero... Puede que tuviera algo de razón.
Estaba confundida, no entendía nada, y en vez de preguntar a los que sí sabían, me aislaba y me alejaba de todos.
¿Acaso no aprendí de mis errores en el pasado?
Aislarme socialmente no me sirvió para nada. Estuve bien una vez hice amigas y salí más.

Por mucho que lo pensara, no tenía ganas de afrontar ningún problema. Puede que solo estuviera evitando conocer la realidad.

No salí en toda la mañana.
Shiitake apenas se había movido de mi lado.
Tenía mucha hambre, se me había olvidado comer el día anterior.

Finalmente me levanté, sabiendo que no había nadie en mi casa.
—Shiitake, Ayumu tiene razón ¿verdad?
Él me miró y se levantó para seguirme. Lo tomé como una afirmación.

Acabé tomando la decisión de hablar con alguien. ¿Y quién mejor que la persona que me reveló mi situación?
Puede que Kai no tuviera esas intenciones. Pero de Hiro tampoco me fiaba.
Él mismo parecía insistir y sin embargo no lo había nombrado nunca.
Además, sabía que si hablaba con alguna de mis amigas, acabaría por confiar ciegamente de nuevo. Eso no podía volver a ocurrir.

Gracias al grupo de clase, conseguí agendar el número de Kai y enviarle un mensaje.
No estaba segura de que fuera a responder, pero por intentarlo no perdía nada.

Me dijo que estuviera en su casa media hora más tarde.
Por suerte recordaba donde vivía.

—No vamos a hablar aquí, así que vamos —dijo mientras caminaba por delante de mí, guiándome.

—Gracias por decirme que sí —agradecí una vez llegamos al sitio.
—No lo hago por ti —aclaró.
Ignoré su comentario.
—Pensé que podríamos hablar con sinceridad, los dos —remarqué la última palabra.
—Mira, no me voy a sincerar contigo, y no me importa si lo haces conmigo o no —avisó.
Era algo que esperaba.
—No entendí muy bien lo de ayer.
—Yo no quería que te enteraras así —dijo en tono de disculpa. —Hiro lleva desde inicios de curso diciendo que lo deberías saber.
Parece que Hiro estaba poniendo de su parte en eso.
—¿Por qué no querías que me enterara?
Suspiró.
—No me corresponde decirlo, pero nadie quería que lo hicieras. ¿Te das cuenta de la seriedad de la situación? ¿Qué harías si te lo hubieran dicho? ¿Te lo habrías creído? Puedo apostar que ni siquiera ahora lo haces.
—¿Cómo ocurrió? Tengo recuerdos vagos del hospital pero...
—Eso puedes preguntárselo a otra persona —no quiso responder.
Ya no sabía que más preguntar o decir.

—He escuchado que no has hablado con Kanan.
Me sorprendió que él continuara la conversación.
—Aún no estoy preparada —admití.
—¿No quieres que ella te diga la verdad? Prefieres escucharla de mi parte para poder pensar que miento, ¿no?
Bajé la mirada.
—¿Estoy haciéndolo mal verdad?
—Ella no tiene la culpa. Nadie la tiene.
Tenía razón. Estaba culpando a los demás de algo que no los involucraba.

Me levanté sin previo aviso y me despedí de Kai.
—Suerte.
Me giré sorprendida al escuchar esa palabra. Kai me sonreía.

Llamé a Hiro mientras corría a su casa.
«¿Chika? Lo siento mucho» fue lo primero que dijo.
Tampoco habíamos hablado desde que me enteré. Era de los que habían tratado de contactar conmigo.

—Estás aquí de verdad —dijo en voz alta al verme aparecer.
—Tengo que hablar contigo.

—¿Has hablado con Kai? —parecía sorprendido. —Deberá sentirse muy culpable por lo del otro día. —bajó la mirada. —Yo también lo siento.
—¿Por qué querías que lo supiera? Al parecer nadie más quería.
—Pensé que engañarte haría que fuera más difícil de aceptar —explicó rápidamente. —Pero me equivocaba.
—¿Cómo sabes eso?
—Nadie más quería y no respete la decisión de tus amigas ni tu familia.
—Tú no me lo dijiste.
Era cierto, Hiro no me había dicho nada. Puede que no estuviera de acuerdo, pero respetaba sus decisiones.
—Lo sé, pero tenías tanta curiosidad. También quería solventar tus dudas.
—¿Cómo ocurrió? Kai no quiso decírmelo.
—No estoy seguro de que pueda decir esto. —insistí con la mirada. —Pero mientras prometas que hablarás con Kanan y Riko.
—Mañana hablaré con ellas, lo prometo.
—Fue un accidente —reveló.
—¿De qué tipo? —mi curiosidad aumentaba.
—Ahí creo que es mejor no entrar.
Entendí que no me lo quisiera decir.
Ya no tenía más que preguntar, así que me fui, con la promesa de hablar con mis amigas al día siguiente, aunque eso significara tener que asistir a clase.

Ayumu tenía razón.
No había solucionado todo ni solventado mis dudas. Pero me sentía mucho mejor ahora.

Aquella noche pude dormir al fin.

___

No había enviado ningún mensaje a la You real para que nos viéramos. Ella tampoco lo había hecho. Quizás sabía que necesitaba mi tiempo para pensar.
—Hoy estás callada —dijo You.
En ese instante recordé que estaba soñando.
—Lo siento, tengo mucho en lo que pensar.
—¿Ha pasado algo? —preguntó con curiosidad.
—Nada importante.
Agradecía que You nunca insistiera en temas de los que no quería hablar.
Supongo que ambas mirábamos por que la otra no estuviera incómoda.

Volvíamos a estar en su casa, esta vez solo éramos You y yo.

Pasaron horas hasta que recibió una llamada.
—Chika, es algo importante, tengo que irme —avisó.
Lo entendí, así que me levanté con intenciones de volver a mi casa.

You y yo llegamos a la entrada juntas. Entonces su hermano me llamó.
—Ve si quieres, yo me voy ya, puedes salir cuando quieras —dijo antes de despedirse.

—¿Qué pasa Azumi?
—¿Mañana vienes a jugar conmigo? —preguntó emocionado.
—Tendría que preguntar a tu hermana. —le sonreí.
—Mañana dijo que tenía que salir una media hora, podemos jugar mientras —informó.
Lo pensé unos segundos.
Aún tenía que descubrir el contenido de aquella carta.
—Me parece una idea increíble —respondí a su propuesta.