Capítulo 48

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Con todo lo ocurrido ya se había hecho de día.
Por suerte era sábado y no había razones para despertarse temprano, por lo que intenté dormir un poco.

Saber que todo lo que había soñado hasta el momento era real no terminaba de dejarme tranquila.
Sentí que había perdido meses de mi vida intentando averiguar algo que solo me había dejado un vacío.

Ahora que todo eran recuerdos y no visiones de otra realidad, no sabía cómo actuar.
Eso significaba que todo lo había vivido con You, la misma You con la que hablé hacía unas horas.

La misma persona que me había ocultado numerosas situaciones, pero también aquella de la que me había enamorado.
Yo había cambiado en un año, ella también. ¿Pero era eso suficiente para dejar el pasado atrás?

No dejaba de preguntarme si algo volvería a salir mal. Si ella me quería de verdad y estaba dispuesta a darlo todo por nuestra relación.

Hablé con mis padres en cuanto me sentí preparada.
Aún no entendía del todo la situación, pero sabía que el no contármelo había sido por mi bien.

Ayumu me abrazó y me dijo que se alegraba tanto de que al fin hubiera pasado todo.
Aquello me ayudó a ver lo complicado que había sido para las personas a mi alrededor también.



Nadie me había escrito. Pensé que no querían presionar, sin embargo necesitaba hablar con alguien.
Cómo si me hubieran leído la mente, alguien llamó al timbre pasados unos minutos.

Ayumu abrió la puerta por mí.
—¡Chika!
Salí de mi habitación para ir hasta la entrada. Allí se encontraba Riko, esperándome.
—¿Puedo pasar?
—Claro —respondí.

Una vez en mi habitación me preguntó cómo estaba.
—La verdad es que muy confundida, apenas me enteré hace varios días y toda la situación de ayer me hizo sentir abrumada —expliqué.
—Hablaste con ella ¿no?
Asentí.
—La verdad es que no sé qué hacer —admití.

Ahora que todo volvía a la normalidad solo necesitaría adaptarme. Pero el tema de You seguía rondando mi mente.
Me había hecho daño, pero no sentía ser capaz de dejarla ir.

Me sinceré con Riko sobre la situación.

—Oye, no te presiones, tienes tiempo de decidir. Kanan quería venir a hablar contigo, pero supuso que esto pasaría, así que me dejó venir primero.
La miré confundida.
—No puedo imponerte una decisión Chika, pero sí te puedo contar lo que ha pasado durante todo este tiempo.
Le pedí que siguiera.
—Fui la primera en cuestionar a You, créeme. Incluso tuve discusiones con Yoshiko por defenderla. —bajó la mirada. —Pero me di cuenta de que yo también te había hecho daño. Estaba siendo egoísta al creer que yo merecía tu perdón y ella no.
Yo escuchaba con atención.
—El accidente no fue culpa de You, no fue culpa de nadie.
Estuve de acuerdo en eso. Los accidentes ocurren, no se sabe cuándo o cómo.
You hizo cosas mal, pero entre ellas no estaba haberme hecho entrar en coma.
—Ella se ha estado culpando todo el tiempo. Fue todos los días al hospital para ver cómo estabas. Fue la primera en verte despierta porque no salía de allí —reveló. —Después de que despertaras estuvo todos los días llorando porque quería verte de nuevo. Ni siquiera podía dormir.
Esa parte la conocía más o menos.
—Tuve que hablar con ella para que dejara lo de Eiji porque ella seguía diciendo que no te merecía. Lo ha pasado muy mal en tu ausencia.
Sentía pena por ella.
Todas esas noches que nos habíamos encontrado se veía feliz. No sentí que lo estuviera pasando así de mal.
—Ella estuvo en tus peores momentos. Y aunque cometa errores y haga cosas mal, ella te ama como nadie más lo hace Chika.

You necesitaba elegir entre Azumi y yo. Quiso ambas cosas porque no era capaz de dejar ir a ninguno.
Ni siquiera tuvo más contacto del necesario con Eiji.

Aún necesitaba pensar muchas cosas.

—Eso es todo lo que tengo que decir. Habla con Kanan si quieres, ella dijo que prefería darte espacio. Y yo me voy para asegurarme de que lo tengas —dijo levantándose.
Agradecí que se molestara en ir a hablar conmigo y nos despedimos.

Las horas pasaban rápidamente mientras mi cerebro trabajaba sin parar. Algo más faltaba.

Envié un mensaje a Kanan en cuanto me aburrí de dar vueltas al mismo tema.
No sé si tomarlo como preocupación excesiva, pero a los cinco minutos ya estaba en la puerta de mi casa.
—¿Estás bien? —me preguntó preocupada.
—Creo que lo tengo más o menos asimilado, es un alivio saber que no estoy loca al menos.
Kanan sonrió.
—¿Y You qué tal?
—Aún no estoy segura de qué hacer.
—Sea lo que sea te apoyaremos.
Le sonreí de vuelta.
—Y recuerda pensar con esto. —señaló a mi corazón.
—No puedes pedir que me tome en serio todo esto. —suspiré agotada.
—Imagina mis pensamientos cuando comenzaste a decir que era el destino —dijo lo ultimo con un tono dramático.
La golpeé en cuanto escuché aquella imitación.
—Por favor, ni siquiera pude haberlo imaginado —repliqué.

—Tengo algo que confesar. —se puso seria.
En ese instante temí por su revelación.
—You me pidió que me hiciera amiga tuya cuando se cambió de instituto.
Fruncí el ceño.
—¿Me estás diciendo que estás comprada así de orgullosa?
—No estoy comprada, ella buscó a alguien que pudiera lidiar con tu complicada personalidad —trató de molestarme.
Me crucé de brazos y evité la mirada.
—Pero me acabé quedando porque eres alguien que merece la pena, Chika —se sinceró.
La rodeé con mis brazos sin dudarlo.
Me alegraba constar de todo ese apoyo.



Aquel momento de mi vida en el que quedé sola, una única persona se acercó a mí.
Me apoyó y me ayudó a levantarme de nuevo.
Una vez estuve arriba, esa misma persona me golpeó sin quererlo y volví a caer.
Aunque no lo pareciera, tomó gran parte en que otras personas me levantaran de nuevo. Ayudando siempre desde la distancia.
Ahora que al fin era capaz de mantenerme en pie yo sola, solo quería alguien que me hiciera sentir especial.

A veces los errores no podían evitarse, hacer daño no era algo intencional.
Perdonar no es fácil, olvidar mucho menos.
Pero por ella estaba segura de que merecía la pena hacerlo.

—¿Estás segura de esto?
Mi decisión ya estaba tomada.
—Quiero volver a intentarlo.
Y aquella decisión fue recibida con lágrimas de alegría.
—Me aseguraré de que seas la persona más feliz a mi lado.
Mis labios se elevaron en una sonrisa.
—Empecemos de nuevo.

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