Recuerdos

Capítulo 47

Desperté con un grito.
No podía respirar, el aire no llegaba a mis pulmones.
Sentía el sudor en la frente y las lágrimas apunto de salir.
Mi corazón latía como si fuera a salirse en cualquier instante.

Por fin recobré la vista.
Cuando pude darme cuenta, Ayumu y mis padres estaban a mi lado.
—¿Estás bien?
—Respira.
Me rodearon con sus brazos e intentaron calmarme.
Inhalé y exhalé durante varios minutos, hasta al fin respirar con normalidad.

De repente tuve un golpe de realidad.
Todo tenía sentido ahora.
Todos mis sueños hasta el momento no eran más que recuerdos.
Los había ido recuperando a medida que el tiempo pasaba y no me había dado cuenta hasta entonces.

—Tengo que irme —dije repentinamente.
Ellos me miraron confundidos.
No le di importancia y salí lo más rápido que pude.
Supuse que Ayumu se habría dado cuenta, por ello no me cuestionaron ni me siguieron.

Era muy tarde, ni siquiera había tenido tiempo de mirar la hora.
Tenía la sensación de que ella estaba allí, de que me estaba esperando.
Mi cuerpo se movía solo, corriendo en mitad de la noche sin siquiera haberme cambiado de ropa antes de salir.
Pero en ese momento no importaba.
Necesitaba verla, necesitaba hablar con ella.

Todo este tiempo habían sido la misma persona.

Fue al cruzar la esquina donde la entrada al parque se encontraba. Hicimos contacto visual.
Y a pesar de la distancia pude notar su sonrisa.

Corrí hacia ella como si de ello dependiera mi vida.
A ese punto debía haberme quedado sin lágrimas para soltar, ¿por qué seguían cayendo?

Se levantó del banco cuando me vio llegar.
No pude evitar saltarle encima después de la mezcla de emociones que sentía en mi interior.
Ambas caímos al suelo. Ni siquiera pregunté si estaba bien.
Lloré en su hombro mientras ella colocaba su mano en mi cabeza, acariciándola con cuidado.

—Te estaba esperando —habló You finalmente.
—¿Cómo sabías que vendría?
—Tenía la sensación de que lo harías.

Me separé de ella para poder hablar con normalidad. Pero al mirarla me di cuenta de que ella lloraba incluso más que yo.

—¿You?
Trató de limpiarse las lágrimas pero no dejaban de salir.
—¿Lo recuerdas?
—Todo —respondí.
Volví a la realidad de nuevo.
You no quiso decirme nada hace un año.
Nuestra relación no acabó en las mejores condiciones.

—Tú estabas allí cuando desperté —afirmé, refiriéndome al hospital. —Siento no haberme acordado de ti.
Aún no podía creerlo.
—No te disculpes por favor.
La miré, aún no estaba preparada para hablar, casi se ahogaba con sus propias lágrimas.

—Chika. Lo siento —se disculpó otra vez.
—Podrías explicarme algunas cosas en lugar de seguir disculpándote.
Ella bajó la mirada.
—He estado tanto tiempo pensando en qué decirte en caso de que recuperaras la memoria —admitió. —No tenía pensando acercarme a ti hasta que lo hicieras.
—¿Por qué?
—Porque ahora que lo recuerdas todo sabes que tengo gran parte de culpa, y todo este tiempo he actuado como si nada hubiera pasado.
Entendí a lo que se refería.
Todavía tenía tantas dudas.
—¿Algo más?
You suspiró, seguía temblando.
—No pude evitar hablar contigo después de que nos encontráramos. Me di cuenta de lo mucho que te eché de menos.
Decidí guardar silencio. No era mi turno de hablar, no hasta que ella me explicara todo.
—Me he arrepentido a diario por lo que pasó. No estoy segura de que me perdones por ello, pero sé que nunca llegué a explicártelo. —ver esa mirada en ella me partía el corazón. —Eiji llevaba enamorado de mí muchos años, pensé que me habría olvidado al mudarse, pero cuando llegó aquí no resultó ser así. Eiji tiene mucho dinero. Sabes que a mi hermano lo molestaban a diario, principalmente por ser pobre. Quería ayudar de alguna forma y fue la única solución que se me ocurrió.
Puede que hiciera bien al no confiar del todo.
—Eiji y yo quedamos una vez, como amigos. Al parecer quería ayudar, entonces me ofreció el dinero. Me dijo que le encantaría pasar tiempo conmigo como antes de que se fuera. No se pasaba mucho de la raya pero a veces actuaba como si fuéramos pareja, me daba la mano, abrazos y me llamaba por apodos cursis. A cambio de eso era el dinero.
Tenía razones para no confiar en Eiji desde el inicio.
Al menos You había sido sincera por primera vez.
—Sé que explicarlo no cambia que lo que hice estuvo mal. Nunca sentí nada por él ni hicimos más que eso. Pensé que debía elegir entre mi hermano o tú y no quería, por eso nunca te dije nada, esperaba dejar esa relación antes de hacerle daño a nadie.
—Me hubiera gustado que me lo contaras —hablé.

No sabía cómo me lo habría tomado, pero pensé que si lo hubiera sabido antes podría haberla ayudado de alguna manera.
Entendía que para You su familia era muy importante, sobretodo su hermano.

—Cuando ocurrió el accidente me arrepentí de todo, pensé que si no hubiera hecho aquello tú estarías bien.

Me hubiera gustado decir que no era culpa suya, pero no estaba segura. Recibía tanta información de golpe que no podía procesarla.

—Decidí alejarme por tu bien y por el mío. Hasta que me di cuenta de que no podía permanecer lejos de ti. —me miró a los ojos.

Lo que sentía por ella aún era igual de fuerte que hacía un año.

—Me planteé dejar lo que tenía con Eiji, pero entonces mi vida no tenía mucho sentido, así que continué. Riko y Azumi me insistieron en que lo que estaba haciendo no era bueno, que lo dejara y me volviera a centrar en ti.
—¿Esa fue la decisión que tuviste que tomar?
—Por eso te dejé de hablar unos días. Sentí que no te hacía bien, dejé el trato y empecé a trabajar.
—¿Por qué tan de repente?
—Quería volver a empezar contigo, de verdad —admitió.
—¿Y por qué me rechazaste?
—Esperaba a que recuperaras la memoria. Si vas a salir con alguien, tienes que saber con quién.

La mayoría de cosas cobraban sentido ahora que ella las explicaba.
Aprecié que me lo contara, pude notar que You había cambiado.

—Tus amigas creían que lo recordarías todo hoy. Justo un año después.

¿No me dijo nada porque sabía que vendría?
Miré a You de nuevo, parecía más tranquila ahora que lo contaba todo.

—Sé que es mucho para procesarlo de golpe, deberías descansar y pensar las cosas.
You se levantó y me ofreció su mano para que yo hiciera lo mismo.
—Me gustaría hablar contigo cuando hayas acabado de pensar.
Asentí y me despedí
—Gracias por contármelo.