Capítulo 22

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♤Hermosa ya eres y buena ya estas♤

Céline

Entro y veo un vestido blanco en un maniquí, todo es pura pedrería no tiene mangas, el escote en la espalda llega hasta la mitad, se ciñe bien a la cintura en la parte de los pechos tiene un diseño de pequeñas ojas, tiene dos aberturas una en cada pierna llega hasta el suelo, las aberturas llegan hasta mi cadera, es perfecto.

Volteo y abrazo a Miranda, ella se queda estática pero después escucho su risa — vamos a cambiarte.

Veo que va a poner mi cabello en un moño, pero la interrumpo — lo llevaré suelto — le informo, asiente.

Me maquillan, es un maquillaje discreto, voy al baño y me coloco unas bragas que no se noten con el vestido, salgo y Miranda me ayuda con el vestido y Dios se ve mucho mejor entallado en mi cuerpo, trae unos tacones descubiertos muestran mi pedicura blanca.

Sonrio al ver el resultado, me encanta, le doy dos besos en la mejilla a Miranda y ella sale de la habitación a los minutos se abre la puerta entra Elian con un perfecto traje negro, hecho a su medida, sus músculos se marcan muy bien, su cabello perfectamente peinado, su barba está recordada se ve sexi.

Veo que trae una cajita de terciopelo roja, me ve de arriba a bajo, sonríe le gusta lo que ve, llega hasta mi. Me besa con desespero, suelto un gemido sobre su boca, baja sus manos y me atrae hacia el mordiendo mi labio — es justo lo que le pedí a Miranda — lo veo sin entender, frunzo el ceño — el vestido, es tal y como lo pedí.

— ¿tu le dijiste a Miranda como querías el vestido? — el asiente — ¿porque?.

— por qué hermosa eres, buena ya estás, solo quería algo que tu hicieras resaltar — abro los ojos como platos Elian alagando.

— aunque olvidaste que debo de llevar armas y aquí no puedo ocultarlas —  se pone de cuchillas, toma mi pierna y deja un beso, me ve a los ojos y pasa sus labios hasta llegar a él interior de mi muslo y succiona suelta mi piel dejando una marca y besa esa parte que lo vuelve loco.

— Dagón y Dalí estarán ahí y mientras yo esté ahí nadie puede tocarte — asiento, sonrió por que cumplió mi capricho de que Dalí y Dagón estén ahí.

Recuerda la caja y la pone en mis manos, la abro bajo su mirada atenta — es otro conjunto de esos raros — asiente, abro los ojos a más no poder. Se ríe por mi gesto — eres un tonto.

— abrelo — lo abro y me encuentro con un collar de oro blanco es más fino, elegante, tiene un dije es una W con diamantes muy hermosos, frunzo el ceño — solo tu tienes las mejores joyas, son únicas, cada una tiene un diamante único son traídos de diferentes partes de el mundo y yo me encargo de hacerlas.

Lo beso, dije que el otro collar sería el último regalo, pero al diablo a que mujer no le gusta que la consientan. Me besa salvaje, dejo la caja en el tocador el desliza su mano por mi abdomen bajando la a una de las aberturas, masaje por encima de mi braga, no ha dejado de besarme.

Aparta mi braga y mete su dedo corazón, jadeo — Elian — aprovecha que abro la boca para meter su lengua sus besos son adictivos — detente, si arruinas el maquillaje o algo más Miranda nos matará — no se de donde me salen las palabras, por que su toque es...

— al diablo con eso, yo follo a mi mujer cuando yo quiera — se quita el cinturón y baja su bragueta, se acerca, me besa y me sube al tocador.

—¡arruina mi vestido o el maquillaje y te mato Elian Wolf — entra Miranda azotando la puerta.

Recargo mi frente en su hombro, mordiendo mi labio para no soltar la risa, no se mueve, ve su erección — largo no soy de los que disfrutan que lo vean follar Miranda — mi mano se mueve involuntariamente y toco su glande con mi pulgar, suelta un suspiro — ¡vete Miranda! —grita.

Melodíosa Tentación (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora