Capítulo 7.

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En un nuevo día, la princesa Huáaneri había sido acosada durante horas por las mujeres que estaban encargadas de su ceremonia de casamiento, que eran la gran mayoría de la comunidad ya que era tradición que cuando una mujer se iba a casar, todas cooperaban para entre todas organizar todo bien y así, tejer lazos de comunicación.

Ella estaba cansada, pero era necesario que le prestara atención a aquellos que la involucraba a ella. También porque si su padre no veía movimiento o interés de su parte, algo malo podría pasar. Su lema era que un líder debía atender cada detalle de lo que sea que estuviese pasando, era obligatorio.

- Quiero tomar un baño, me siento demasiado sucia. - habló y las mujeres que en ese momento estaban con ella, se ofrecieron a acompañarla.

Era un insulto, ¿Desde cuándo se les permitía a los demás, estar en espacios íntimos con baño cuando de la familia principal se trataba? Y no, ella no solía pensar de esa manera pero tanta atención por parte de todos, la estaba asfixiando.

- No será necesario, yo me encargaré. - habló entonces la muchacha que estaba encargada de todo lo que tenía que ver con la princesa, su amiga.

Huáaneri sonrió agradecida.

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- Cierva. - susurró Huáaneri mientras se trenzaba el cabello.

- ¿Pasa algo? - preguntó la otra chica.

- Tu nombre; Harini. - respondió ella. - Significa eso.

La muchacha sonrió, ambas estaban en los baños privados de la princesa. No era común, pero ellas se conocían desde muy pequeñas, tanto, que al tener la edad necesaria, su padre nombró a la chica como compañera de su hija. Es entonces, que su lazo era fuerte al punto de que compartían confianza al momento de tomar un baño juntas de vez en cuando.

- Así es, eso significa mi nombre. - le respondió la chica en voz tranquila.

- Casi nunca te llaman por tu nombre. Incluso yo, pero es muy bonito aunque su significado no sé si me agrade.

- ¿Por qué?

- Porque es como si te ataran a servir siempre a los demás.

- Para esto nací, princesa. - se inclinó por más agua. - Nací para servir a mis superiores, igual amo mi trabajo.

- Pedí por ti cuando mi madre dijo que era necesario tener a alguien a mi lado porque no quería que te llevaran a hacer trabajos fuertes. Trato de no molestarte mucho.

- No importa, mi deber es servirte y el tuyo es pedirme que lo haga. Estamos bien con nuestros roles. - se dispuso a enjuagar a la princesa para salir de la habitación de baño. - Además, muchas quisieran tener mi puesto. Servirte es un placer para cualquiera.

Ambas salieron dejando la conversación hasta ahí. Por momentos la princesa se sentía afligida por todo lo que su nombre representaba y comprendía que cualquiera quisiera incluso ser ella. Tener una vida más cómoda no era sinónimo de no tener responsabilidades y el tener que casarse sin estar enamorada para la continuidad de su linaje, era una de ellas.

- Le pregunté a mi madre sobre lo que me dijiste. - habló de pronto teniendo la total atención de Huáaneri.

Ésta, tomó su mano y rápido la llevó a su cama. Se sentaron y se acomodaron.

Hijo de Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora