Las ruinas Casiraghi seguramente se unirían a la historia escrita de Florencia. Fue el lugar en donde residieron los antepasados de Jean Franco; una familia florentina distinguida por generaciones.
Antes, el apellido solo era parte de la alta sociedad. Pero Francesco Casiraghi, el abuelo de Franco, descubrió el poder de la mafia y llevó más lejos su linaje.
Aquellas ruinas antiguamente existieron como una hermosa y lujosa villa. Franco poseía en sus memorias los felices días en que él vivió ahí con su madre, Caterina Santoro; su padre, Dante Casiraghi; y su hermana, Isis Casiraghi. Habían sido privilegiados al haber nacido en una de las mejores cunas de La Toscana. Sin embargo, también fueron desventurados al llegar a una época en donde el crimen organizado se postulaba como una rama más poderosa e importante que un título aristocrático.
Algunas propiedades Casiraghi fueron incineradas al mismo tiempo que la cabaña de Grecia. Esas eran las consecuencias de pertenecer a un mundo oscuro, en donde el poder se adquiría mediante la violencia, y no por el modo en que uno porta un traje fino o porque sabe hablar con propiedad.
Las ruinas de esa familia, al ser una finca privada, Franco decidió que no se reconstruirían. Seguiría siendo un lugar en donde escombros de madera, metal y cemento, se habían derrumbado. Y así permanecería. Un modo perturbador de recordar sus orígenes y de lo que tenía que cuidarse.
Particularmente, después del encuentro infructífero con el encapuchado, Jean estuvo yendo durante siete días a esa zona. Lo sentía como una especie de duelo hacia sus padres porque una gran parte de sus recuerdos fueron exhumados, y debía volver a enterrarlos si quería recuperar todo el control de sus emociones.
Aquel día en Vecchio, algo dentro de Jean Franco se movió. Necesitaba encontrar la manera de distinguirlo y unirlo al resto de lo que él constituía. En realidad, se sentía perdido. La dirección que tomó para buscar a su hermana no era la correcta. Estaba completamente seguro de haber escuchado el apellido Koslov mientras asesinaban a su familia. Un clan ruso de tráfico de personas que, con los años, aprendió era uno de los más peligrosos. Y ahora, un nuevo dato había enredado todo.
Seguía pensando en las palabras de la última persona a la que le arrebató la vida. ¿Qué parte de su pasado estaría vinculado con la desaparición de Isis? Existían tantos trozos repartidos, entre vivencias dichosas y turbulentas. Conversaciones que se escucharon a escondidas, personas desconocidas y un mundo entero de secretos que de pequeño no tuvo la experiencia para poder descifrar. Eso le estaba cobrando una alta factura. Volvía a sentirse como el Franco de nueve años que llegó a Florencia sin saber a quién le importaba y por cual camino lo llevaría su destino. Un futuro que creyó tenía planeado, pero que parecía escaparse de sus manos.
¿Y si Isis estaba muerta? Ese pensamiento se le atascó en la garganta y en la mente, mientras abandonaba las ruinas.
Al subirse al Maserati, encendió el estéreo. La siguiente canción en la lista de reproducción sonó con gran ímpetu, vibrando en sus oídos y en su pecho. La melodía que se quedó en pausa cuando apagó su auto, y que volvía a escucharse como una marcha fúnebre, atormentó con violencia a sus ya alterados demonios. "Agnus Dei" del álbum Requiem in D minor de Mozart golpeó su corazón.
Era un poco perturbador el modo en que Franco usaba ese estilo de música para encontrarse frente a frente con el diablo y el infierno que habitaban dentro de él. Sombras que lo perseguían, y lo hacían olvidar como se sonreía o se disfrutaba de un día de lluvia detrás de una chimenea encendida, parecían tener una batalla a muerte contra la autoridad que conservaba sobre sí mismo. Le gustaba autolesionarse interiormente. Así se entrenaba el dolor para poder hacerlo más tolerable con el paso del tiempo. Ese era El Demonio de Florencia; un retorcido hombre que jugaba con cantos de misa. Por ello, cuando se encontraba en ese estado mental tan turbio, escuchaba el álbum de Réquiem completo. Una buena adición a su naturaleza oscura.
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EL DEMONIO DE FLORENCIA "ℰ𝓁 𝒽ℴ𝓂𝒷𝓇ℯ 𝒹ℯ𝓉𝓇𝒶́𝓈 𝒹ℯ 𝓁𝒶 𝓂𝒶𝒻𝒾𝒶"
AçãoDe niño soñaba con llevar una brillante y blanca armadura. La vida lo obligó a portar la más letal y oscura. ******* Jean Franco es un hombre naturalmente soberbio. Utiliza su prodigiosa mente, su encanto nat...