El infierno es un lugar infinito. Entre más personas ingresen a este sitio, más se expandirá, y así hasta el final de los tiempos sin límite alguno.
Existe una representación del infierno, descrita por un poeta y literato italiano, conocido por escribir esta obra artística de la transición del movimiento medieval al renacentista y una de las cúspides de la literatura universal. Dante Alighieri y su inmortal poema en epopeya "La Divina comedia". Una historia que refleja la peregrinación del ser humano en busca de la luz.
Dicha obra está dividida en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Aquí, el infierno se fracciona en nueve círculos basados en un pensamiento de los filósofos Aristóteles y Tomás de Aquino.
El primer círculo se trata del limbo, un sitio donde se encuentran las personas que no recibieron el bautismo. En el segundo, están castigados los lujuriosos. El tercero sanciona la gula. Los avaros y pródigos están condenados en el cuarto círculo. Dentro del quinto, que es el último de los incontinentes, aguardan los sentenciados por su ira. Quienes reniegan de la fe de Dios, sufren su pena en el sexto círculo. Para los violentos, está destinado el séptimo. El octavo espera recibir a quienes cometieron fraude sirviéndose de la seducción, adulación, simonía, corrupción política, hipocresía y hurto. Y, por último, en el noveno círculo yacen los traidores, acompañados por el mismísimo Lucifer, quien fue condenado por traicionar a Dios. Este, para Dante Alighieri, era el peor de los pecados.
Cualquiera de estos círculos recibiría a Franco, pese a que sus padres le bautizaron al nacer.
Nunca tuvo una relación en la que el sexo fuese un acto virtuoso, únicamente se limitaba a satisfacer sus deseos carnales sin inhibiciones. En ocasiones, disfrutaba de las comidas más costosas, cayendo en la inmoderación. Codiciaba más poder día a día. Vivía desbordando ira. Dejó de creer en Dios cuando perdió a su familia. Gozaba de la violencia que se demanda para matar a cualquiera de sus adversarios a sangre fría. Se valía de sus dotes seductores para conseguir sus objetivos, siendo corrupto, adulador e hipócrita si se requería. Y, sobre todo, era un traidor. Abandonó a su sangre por cobarde.
No obstante, aunque continuaba cayendo una y otra vez en la mayoría de esos pecados, conservaba un poco de sentido común y se resistía a ceder al influjo de la traición nuevamente. Para él también era el peor de todos ellos, especialmente porque fue el que definió el resto de su vida y lo guio hacia todos esos actos faltos de virtud que lo seguían seduciendo y sentenciando.
Por esa razón, se había rehusado a visitar la residencia de los Di Santis los siguientes dos días después de los incidentes con Liandro y su alcohólico primogénito. Si por casualidad se hubiese encontrado con cualquiera de ese par, no hubiera dudado en estrangularlos hasta acabar con sus vidas. Lo deseaba con fuerza. Siempre los odió, pero llevaban el apellido Di Santis, y si no se dominaba lo suficiente, podría caer en una situación de traición en contra de su protector.
Liandro perdió todo el respeto de su hermano mayor cuando su padre enfermó. Mientras Giuseppe convalecía, perdiendo rápidamente sus facultades mentales, aprovechó esa situación para que le firmara un documento en el que le cedía todos los derechos de su inmensa fortuna. Ventajosamente, Dante se dio cuenta a tiempo e informó de dicho acto deshonroso a su gran amigo y aliado. Desde entonces, Benedetto despreció a su hermano. La única razón por la que seguía tolerándolo, se debía a que llevaba la sangre de su amado padre. Y el renegar de Liandro como familia le daba pena por lo que pudo haber pensado su padre si viviera.
Ese era el motivo por el que Franco no debía dejarse llevar por sus impulsos. Aunque anhelaba verlos tres metros bajo tierra, sobre todo por todas las humillaciones de las que lo hicieron víctima, respetaba y honraba su relación con su protector. Asimismo, el que no pudiera asesinarlos con sus propias manos, no significaba que no pudiera realizar una buena represalia.
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EL DEMONIO DE FLORENCIA "ℰ𝓁 𝒽ℴ𝓂𝒷𝓇ℯ 𝒹ℯ𝓉𝓇𝒶́𝓈 𝒹ℯ 𝓁𝒶 𝓂𝒶𝒻𝒾𝒶"
AksiDe niño soñaba con llevar una brillante y blanca armadura. La vida lo obligó a portar la más letal y oscura. ******* Jean Franco es un hombre naturalmente soberbio. Utiliza su prodigiosa mente, su encanto nat...