EPÍLOGO

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-¿Venice no viene contigo?- preguntó Pete cuando escuchó la voz de Vegas en la entrada de la casa.

-No, se quedó con mis padres, dijo que venía hasta mañana- respondió subiendo directamente a dejar sus cosas en la habitación y ponerse ropa cómoda.

El tiempo pasó más rápido de lo que pensaron, de pronto tenían recurrentemente un par de manos traviesas jugando con los cojines de los sofás, en algún momento se convirtieron en risas y gritos corriendo por la casa los fines de semana, eran felices con toda la alegría que ese pequeño nieto provocaba.

Macau trabajaba de forma fija en la empresa del padre de Pete, el mayor aún no se retiraba del cargo de director, parecía estar todavía con suficiente energía para dirigirla, Pete esperaba que siguiera así unos años, mientras Macau ganaba más experiencia y podía subir de puesto justamente hasta ganarse ese lugar, a él nunca le interesó dirigir pero al parecer a su hijo sí.

Venice, por otro lado, estaba casi terminando su universidad, aunque cada periodo vacacional lo pasaba en la casa de sus abuelos, ayudando con el negocio familiar de esa parte. Incluso le darían un puesto formal en cuanto se graduara, la única razón por la qué no lo tenía antes era porque debía quedarse en la ciudad, cosa que limitaría su asistencia a clases, pero sin eso de por medio, ahora sí podría quedarse a tiempo completo en casa de sus abuelos.

-¿Hablaste con Macau?- preguntó Vegas llegando al comedor, a donde la mesa estaba servida.

-Si, parece que papá ya lo tiene como gerente de finanzas, se escuchaba muy feliz- respondió sentándose a comer.

-Extrañé a ese pequeño estos días- suspiró- Vi un poco de su arte en nuestra habitación- soltó una risa.

-Ah sí, le pareció linda la puerta para hacer un dibujo- Pete negó con la cabeza- Entiendo porque Micky respira cuando me ofrezco a cuidarlo, ese niño tiene demasiada energía-

El hijo de Macau, tenía cinco años actualmente, se parecía físicamente mucho a su papi Micky, aunque su actitud totalmente relajada y llena de risas con travesuras, les recordaba totalmente a Macau.

-Pete- lo llamó Vegas mientras lo veía lavar los platos.

-¿Qué pasa?- preguntó al verlo caminar de un lado a otro.

-Venice, me preguntó si podía invitar a alguien- comentó- ¿Tú qué opinas?-

-Bueno, es su cena de graduación, él puede invitar a quien quiera. ¿Un amigo?- dijo con curiosidad.

-No lo sé, pero creo que es alguien externo, mejor dicho.. creo que es alguien de otra ciudad- suspiró.

-Mhh... ya veo, parece que nuestro bebé, encontró el amor allá, ahora no sé si de verdad le gusta la empresa o había algo más que lo motivaba a ir contigo cada vez- entrecerró los ojos con duda.

-No sé, te diría que nunca lo vi hablar con nadie, pero sabemos que Venice siempre fue muy observador y astuto, sabría ocultarlo bien- sonrió un poco.

El par de días siguientes pasaron demasiado rápido, de pronto ya era fin de semana y Pete se encontraba inflando algunos globos metálicos para la decoración de su casa, mientras Vegas y Macau colgaban algunos adornos más.

-Ven aquí cariño- Tay llamaba con suavidad a su nieto qué corría por todo el recibidor de la casa.

-Déjalo- dijo Micky mientras acomodaba diferentes platillos en la mesa.

-Se va a caer o tropezar, incluso está subiendo la escalera- comentó algo agitado por ir detrás del menor.

-Nunca te hará caso si le hablas así de bonito papá, no es como yo- salió a la zona donde podía escuchar el golpe de los zapatos del pequeño contra el suelo, saltando desde el segundo escalón de la escalera.

Don't fight the feelings (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora