Capitulo Ocho.

684 20 0
                                    

Margot Smith.

¿Qué maldito día era?
El dolor de cabeza me hace sentir mareada, después, trato de moverme pero el dolor en mi pierna es gigante y me hace quedarme quieta, ¿Qué carajo paso?

Trato de levantarme pero duele, es bastante doloroso, como una cortada que ha sido bastante profunda...

Es así que levanto el edredón que tengo encima, me doy cuenta que tengo una venda en la pierna y un dolor que me recorre el alma en miles de formas, tanto que me obliga a quejarme.

Suspiro pesado y me siento sobre la cama, veo que mi pierna está desnuda, caigo en cuenta que llevo un vestido blanco como los de esas locas de psiquiatrico.

Caigo en cuenta del lugar: Estoy sobre una cama bastante cómoda, edredones suaves y la cama parece ser hecha de nubes, las almohadas son frescas y delicadas, el suelo es blanco y brillante, paredes blancas con cuadros pegados a ella, hay un balcón, uno que deja a la vista un inmenso bosque a la deriva.

Un escalofrío me recorre cuando frente a la cama, hay un tocador, uno con un espejo gigante que deja a la vista mi rostro desalineado y con los ojos hinchados, ¿Dónde estoy?

Miró a mi alrededor, todo parece ser siniestro, me daba la mala vibra por ser de noche aún. Es así que me arrastró por la cama hasta la orilla, suelto un quejido y aprieto mi pierna, no podía ser posible, duele como un carajo.

—Ngh...

Levanto la mirada hacia la puerta y veo como alguien pasa, me detengo y espero a que abran, pero no sucede. Solo pasa de largo y escucho como gritan al fondo.

Davien...

Me levanto y caigo al suelo por el dolor en mi pierna, no podía mantenerla, el suelo es frío y eso me obliga a apoyarme de la cama y levantarme del suelo, camino tomándome de la cama y me sujetó de uno de los barandillas que habia, ya que la cama estaba rodeada de tul con formas perfectamente limpias acomodadas dando la forma como que caen en la atmósfera, había arriba tela blanca con detalles de flores tejidos, era una exquisitez.

Quién sea que me tiene aquí...

Camino y voy cojeando hasta la puerta, en la cual sujetó la manija y comienzo a moverla, para mí desgracia tiene llave.

Levanto la mirada hacia el techo, no hay luces, no hay nada.

Solo un clóset, un tocador, muchos cuadros, y un balcón. Mi única salida era ese balcón.

Camino hacia este, y caigo de nuevo en el intento, tenía tanta rabia por qué esto iba a llevarme a morir...

"Será buena para el nuevo prostíbulo que abrirá por aquí Demian."

—No, no —digo en jadeos y me levanto del suelo.

Comienzo a caminar arrastrándome, es ahí que veo como los árboles crecen, el viento es más frío, las macetas afuera se mueven con rudeza, y apenas estoy afuera, me sorprende el frío que hace.

No estoy cerca de casa..

Puedo deducirlo por qué el ruido es bastante nulo. Las aves vuelan con libertad y para mí mala suerte aún no se qué horas son, pero las aves vuelan con libertad cerca de la terraza lo que me indica que..

Estoy tan lejos de casa para que papá se preocupe..

Posiblemente no se de cuenta que estoy desaparecida hasta que encuentren de nuevo a trece mujeres en un canal.

Trece mujeres muertas y una de ellas es su hija...

Ahora seré yo.

Me aprieto del barandal y me acerco, a pesar de tener miedo a las alturas.

Me acerco a la borda y veo que si me aviento de aquí voy a morir.

Lo haré seguro.

—No, no..

Me alejo y me quedo quieta mirando hacia el horizonte, para mí suerte había unas sillas ahí, así que tome asiento y trate de reaccionar o planear algo.

Si se suponía que estaba secuestrada, ¿Por qué me tienen aquí?

Según los libros que había leído me meterían a un sótano, me violarían, golpearían y matarían después.

Pero parece ser que este no es el caso.

Pero Davien no esta aquí.

Davien posiblemente si estén golpeándolo...

O...

¿Y si ya está muerto?

Un escalofrío me recorre el cuerpo. ¿Qué habrá sido de Davien?

La preocupación me recorre el cuerpo...

¿Dónde estará?

Miró hacia el bosque que hay debajo, está seguro que este hombre donde sea que esté, está en peligro o a punto de morir, miró hacia la puerta y después miró al frente.

Primero, no podía correr mucho por mi herida de bala, así que huir por la puerta principal no será una opción.

Aunque podría romperla con algo, ya sea...

¿Que tenía este pervertido en su habitación?

Me levanto y camino hacia el clóset, cuando lo abro me doy cuenta que solo hay un montón de gabardinas, camisetas de tela fina y manga larga, pantalones y unos zapatos pulidos debajo.

Había solo una cosa de cada una.

—Maldita sea..

Muerdo mi labio y veo que arriba hay tres cajones, es ahí que miró que es bastante alto, no alto a 1.80 metros del suelo, si no que alto a 2 metros del suelo.

Miró el banco del tocador, es ahí que lo traigo y subo, estando ahí arriba abro el cajón y me doy cuenta que hay solo polvo en todos.

Me bajo y busco debajo de la cama, el colchón, los cajones del tocador que también tenían solo polvo, entro al baño y solo hay un espejo, una barra, una bañera y un clóset igual.

Cierro el baño y me detengo. Había hecho demasiada fuerza con la pierna.

Es así que camino hacia la cama y me siento, no había nada.

Ni siquiera un broche para forzar la puerta en penumbras.

De hecho yo tenía en mi cabello pero me lo han dejado suelto, tampoco podía usar algo para bajar por el balcón por qué las sábanas literalmente eran cortas a diferencia de la altura sobre el suelo que está la habitación.

No podía simplemente pegarlas y bajas como lo hizo alguna princesa de Disney.

Inhaló profundo y camino hacia la terraza. No había nada por hacer, maldita sea.

Miró hacia el lado contrario, solo hay bosque.

Me levanto y miró hacia abajo, solo hay una piscina, césped, hay un piso como de aquellos negros opacos y de ahí en más no se ve nada.

Solo que la piscina es de cristal, deja ver al bosque con perfección y el silencio acompañado.

También está apagada la piscina.

¿Acaso aquí no hay luz?

¿Dónde estoy?

Es así que escucho como la puerta suena, las llaves pegan con la madera y el sonido de la manija abriéndose me hacen ver la piscina como una opción.

Si me aviento, ¿Sobreviviré?

No tenía tiempo, nada de tiempo...

Necesitaba encontrar a Davien, necesito encontrarlo.

Es así que me levanto de la silla, miró a mi alrededor y después a la puerta, sea quien sea no me verá más.

Y es así, que me subo sobre el cristal del balcón, solo pediré algo.

Dios protegeme.

—¿Estás despierta?

Era una mujer, una mujer de algunos 40 años..

— ¡Oh! —logro decir antes de dar una mal pisada y caer en la gravedad.

Solo un grito llena la casa y después, un ruido sordo hace silencio.

Appartenente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora