Capitulo Veintinueve.

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Appartenente.
Margot Smith.

La tarde se hizo eterna apenas Damien se fue. Había dormido toda la tarde, mientras que él posiblemente esté conviviendo con alguien que es algo que yo no hago desde hace mucho, solo con Damien y algunas veces con Alexander.

Inhaló profundo apenas abro los ojos, la luz dorada de la tarde me da en el rostro, la noche estaba por llegar, me siento en la cama sin darme cuenta que mi cabello estaba alborotado, mi bata estaba desacomodada, una copa de mi sostén había salido por aquella parte en la que se ata en el pecho. La acomodo apenas me doy cuenta y me estiró hasta que los brazos me truenan, bajo de nuevo y mi postura vuelve a ser tan mierda como la de siempre.

Recordé que Damien estaba afuera de la casa, por lo tanto, también recordé lo mucho que lo odiaba y la rabia me invadió al sentirme tan estúpida por el hecho de esperarlo llegar y que abra la puerta y yo salir afuera como un perro.

Me levanto de la cama y me arrastró hasta la esquina de la cama hasta tocar el suelo, segundos después estoy caminando hacia la puerta del baño, estando ahí, abro la puerta y la cierro a mis espaldas antes de ver la cantidad de ropa que Damien había traído, aún seguía sin comprender su adicción al color blanco en mi ropa, toda mi ropa es de ese color, incluso mis bragas.

Todo tiene encaje, todo parece ser hecho para una muñeca de porcelana.

Camino y en lo que pasó por la habitación tocó cada uno de esos vestidos, algunos de seda, algunos de tul, distintos tipos de tela en cada vestido. Abrí los cajones, había cinco hileras de tres cajones en cada espacio, en total eran diez en la habitación, había en cada hilera bragas, calcetas, sostenes, los demás estaban llenos de adornos, por ejemplo bandas para el pelo, ligas de tela, etc..

La que estaba al frente, tenía un montón de pijamas blancas, todas de seda, otras de tela lanuda, otra de seda pero con short bastante corto y camiseta de tirantes con algo de encaje en la parte del pecho.

Algo negro resaltó en todo allá abajo, fue así que intrigada la saqué y logré ver de lo que se trataba: un baby doll.
Lo solté tan rápido como lo tome, cayó al cajón y lo oculte en lo más profundo del mismo, cerré el cajón y acomode mi cabello.

-Estas loco si crees que usaré esto -dije en risas nerviosas mientras me recargaba en mi cadera.

Solté un suspiro gordo, después, el baño me dejó ver cómo la luz pasaba por debajo de una cortina que dividía el baño del vestidor, recordé que en el baño había un gigante ventanal que daba la vista hacia todo el paisaje, fue así que corrí hasta ahí y cuando llegué mis ojos se sintieron ensimismados con la presencia de aquel gigante bosque, el brillo del sol resaltaba entre las nubes que comenzaron a brillar de color amarillo, el cielo se vio más azul que nunca, desearía que ese paisaje nunca cambiará..

Inhale profundo y me abracé.

Pronto estaría respirando el aire libre, tal vez con mi padre, tal vez sola, o tal vez nunca lo haga..
Suspiré pesado y aquel abrazo se volvió más reconfortante.

Abrí la ducha, dejé caer la bata y dejé mi cuerpo al desnudo antes de meterme al agua, estaba fría, pero necesitaba pensar entre las burbujas con olor a cereza. Me até un moño antes de entrar, me sentía está vez tan tranquila, solo me enfocaba en ver el paisaje, como si no tuviera problemas en los cuales pensar, como si nada de esto estuviera pasando, como si todo esto no tuviese sentido.

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