Capitulo Diecinueve.

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Damien Kutnetzoba:

Cuando le he dicho a Margot, "Vamos a la cama" no era para hacer eso.

La tire bruscamente sobre la cama mostrando mi irá, ya que en serio está vez me estaba haciendo enojar, cualquier cosa que hiciera ella aún estaba en contra de comer alguna mierda que le dé, y solo está siendo caprichosa.

Hago mi cabello hacia atrás mientras ella solloza, sigue llorando y me molesta que lo haga seguido.

—Silencio, Margot.

Estaba sollozando, lloraba como si el mundo terminara para sus ojos.
Estaba desesperando. Pero no quería matarla aún.

—Margot, por un carajo —susurre antes de limpiar mis ojos con el dedo inicial y el dedo pulgar.

La chica se detiene y se recorre hacia la pared, toma una almohada y me la avienta al rostro, llora y sigue aún asustada, me avienta de nuevo con una almohada, hasta que completa las cuatro.

Cierro los ojos en cansancio, si que era agotador seguir pensando que está chica tenía remedio.

—¡Déjeme por favor! ¡Por favor le pido piedad señor! ¡No me mate ni me tenga aquí un minuto más! ¡Necesito ver a mi padre!

—¡No puedes huir Margot! —mi grito salió en histeria.

Esta vez si estaba enojado.

—Y guarda silencio por primera vez en tu maldita vida, ¿Quieres?

Ella asiente.

—No voy a matarte —le digo—. Pero le estás obligando a querer hacerlo.

—Hagalo, se lo pido señor.

—¿Sabes lo que estás pidiendo?

Ella pasa saliva antes de lamer sus labios, sus pestañas empañados en lágrimas, sus ojos rojos de los alrededores la hacían ver brillante.

De un movimiento inesperado, la veo ver el arma que siempre llevaba a las caderas de mi pantalón, es así que la veo levantarse sobre sus rodillas, sus manos tocan las sábanas y comienza a arrastrarse sobre la cama sobre sus cuatro patas.

La veo llegar a mi, toma mi mano y la pone en el arma, es así que saca el arma y yo tomando la misma de la empuñadura, hace que se la ponga en la frente.

—Solo un disparo basta —susurra—. Mi novio ha muerto, me ha dicho que no saldré de aquí a menos que esté muerta, así que quiero pedirle por favor, haga..

Disparo, ella suelta un grito agudo que inunda toda la casa.

Le tomo del cabello y la obligó a verme, es así que está abre los labios.

—Te dije que te pusieras el labial cada vez que viniera a la habitación —le digo lleno de rabia antes de levantarle la cabeza y obligarla a ponerse sobre sus rodillas—¿Quieres morir? ¿Segura?

La chica estaba llorando de nuevo, inhalaba y se ahogaba.
La suelto, ella cae sobre la cama pareciendo querer hiperventilar.

—Que pequeño ser incomprendido eres Margot —susurro antes de subir a la cama, me siento a su lado y hago su cabello hacia atrás, ya que parecía estar mojado aún—. Mi pequeña Margot, no saldrás de aquí. Nunca, vivirás conmigo, después parirás hijos para mí y después morirás al lado del hombre más poderoso de Rusia. Tenlo por seguro, viviremos felices.

Ella aún sollozaba.

Me daba rabia el hecho de que lloraba por cualquier cosa, el susto que se ha llevado cuando dispare y la ha obligado a tirarse sobre la cama a llorar, la veo y suelto risita.

Este era un juego que mi padre usaba conmigo, tomaba su pistola, la ponía en mi frente y disparaba, la sorpresa era que la pistola nunca tenía balas.

Para su suerte está si tenía.

Pero tranquilos, Margot está bien.

Dentro de lo que cabe.

—Te he dicho, que no me decepciones, por qué cuando lo hagas no dudaré en matarte, Margot.

La chica está sentada, quitó el cabello de su rostro y paso mi mano por su mejilla, su cabello queda detrás de su oreja y sus ojos llenos de lágrimas me hacen querer follarla aquí.

—Si que eres linda cuando lloras, debería de hacerlo más seguido —susurro—. Te dejaré tranquila hoy, pero en cuanto quieras hacer algo, en serio vas a morir, con esta misma pistola, te atravesaré la cabeza, ¿Entendido?

Su linda cabeza comenzó a asentir repetidas veces.

—Bien.

Su rostro estaba rojo por el llanto.

—Nos vemos al rato, vendré a verte. No quiero que hagas algo estúpido, si no voy a encerrarte.

Ella asiente repetidas veces.

Tomo su barbilla con mi dedo índice y pulgar y me doy un beso en la nariz, después bajo y tomo sus labios.

Le miró el rostro y pego mi frente a la suya.

—Nos vemos luego —le digo antes de verla a los ojos.

Brillantes novas quedan cortas.

Le doy un último beso fugaz y me levanto de la cama para ir hacia la puerta, es ahí que veo rastros de sangre, veo a mi alrededor y no hay nadie, incluso abrí las puertas de los lados, el estudio, el cuarto hospitalario, más aún así no habia nada.

Inhaló profundo y pongo seguro a la puerta.

Apenas era temprano.

—Alexander —llamo a la radio, es así que contesta.

—¿Qué quieres?

—Busca por la casa, hay rastros de sangre.

—¿Rastros de sangre? ¿Francisco regresó?

—No lo sé, llámalo.

—Bien, voy a col...

Ya había colgado yo.

Sea quien sea, morirá al igual que lo hará está noche Davien.

Inhaló profundo y hago mi cabello hacia atrás. Debía de ser una broma.

Mataré a ese idiota apenas caiga la noche.

Appartenente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora