Capitulo Cinco.

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Margot Smith:

El silencio en casa me daba a indicar lo sola que podía ser la vida, oh, no podía creer que mi vida había terminado en esto, ¿Estaré sola toda mi vida?

No habrá anda más que penumbras en una vida tan solitaria. A veces quisiera solo...

El timbre suena y me hace dar un brinco. La casa en silencio es tan fuerte.

Es como si miles de almas gritaran en consuelo, ellas son hirientes, ellas son dolores y desgracias.

—¿Hola?

La puerta se abrió y dejo ver a mi padre. El hombre entro a casa con las botas llenas de lodo.

Apenas eran las diez y ya había ido a otra escena...

Me sorprende que esté aquí.

—¿Pasó algo?

—No, es solo que fui a un lugar a buscar alguna pista que fiscalía no recogió, y me dí cuenta que sí, en efecto, el hueso que faltaba en el cuerpo estaba ahí, era un maldito fémur de la pierna izquierda.

La rabia se escuchó con ganas.

—¿Qué tal tu día? ¿Saliste con Davien?

Davien no era el punto aquí.

—Sí, fue un día aburrido.

Papá asintió y miró el reloj.

—Llegaste tarde.

—Me trajo hace unos minutos —mentí.

Papá asiente de nuevo, el silencio recorre. Siempre me he dado cuenta que la distancia que ambos tenemos es solo infinita, solo tenemos un arma, conocimiento de nuestras vidas y hasta ahí.

Más no hemos hablado de mamá desde que su cuerpo fue encontrado.

Sabemos que ha sido un trauma muy fuerte para los dos.

—Papá, hay algo de lo que quiero hablarte.

Papá me ve y asiente.

Inhalo profundo y aprieto las muñecas de mis manos.

—¿Podemos hablar de...

El teléfono me interrumpe.

—Disculpa amor..

Papá contesta, su suspiro me hace entender que ha encontrado algo nuevo, y es un caso que se asigna cuando escuche al otro oficial. Papá suspira pesado cuando indica una dirección que es cercana a casa.

—Entiendo, voy para allá.

Papá se levanta del sillón y camina hacia la puerta, de él solo quedan sus botas marcadas en el suelo como máxima presencia, camina y se detiene, me ve, y suspira pesado.

—Lo siento amor, hablaremos de esto más tarde, ¿Sí?

Sus pasos caminaron y bajaron el escalón de la entrada, sus pies se marcaron ahí con fuerza y abrió la puerta.

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